Читать книгу El Hermafrodita dormido - Fernando González - Страница 11
III
ОглавлениеDespués de airarse y de arrepentirse, durante días salía al sol y entraba a las iglesias, pensando:
Cada día me consumo. No debo quejarme de estas experiencias, porque ellas me hacen doctor. El fin de la vida es llegar a la muerte con el cuerpo consumido por la jornada y el alma como luna llena que se asoma.
Le pregunté cómo oraba en los templos. Dijo que apaciguaba la mente, hacía el vacío interior y recibía energía y órdenes. Que el espíritu comienza a hablar sin voces apenas uno lo pide y está listo. Que a Jonás no le dieron ninguna orden con voces de sargento, sino que la conciencia le ordenó; la ballena es símbolo, lo mismo la tempestad. Cuando se ha oído la conciencia y no se obedece, se camina por las tinieblas. Que la conciencia le ordenaba quedarse en Colombia en 1931 y que se vino.
Apenas lo sacaron de Italia, entre dos policías secretos, llegó enfermo a París y luego a Marsella, en donde estuvo agonizando de peritonitis. De la agonía no recuerda sino que tenía ansia infinita de beber agua de Los Andes, de una fuente maravillosa que nace en “Las Palmas”, cerca de Medellín.
Luego se estuvo durante un año convaleciente y escribiendo constantemente: tengo una gana loca de ser bueno. Es decir, de comprender más cosas, de apropiárselas, de trascender más y más la apariencia.