Читать книгу Inteligencia artificial y administración tributaria: eficiencia administrativa y defensa de los derechos de los contribuyentes - Fernando Serrano Antón - Страница 13

La inteligencia artificial vuelve a estar de moda. Desde que se acuñó el término en 1956, no han cesado de producirse avances en la misma.

El ordenamiento jurídico tiene que asimilar esta nueva “realidad”. Mientras se produce la necesaria adaptación, la utilización de los principios jurídicos ha de servir para su utilización y enjuiciamiento.

La introducción de términos procedentes del mundo científico-técnico relacionados con la IA exige su delimitación jurídica.

El ámbito de aplicación de la inteligencia artificial tiene tres dimensiones, que se corresponden con las líneas de investigación y desarrollo de la comunidad científica: Entender, razonar y aprender.

Los desarrollos realizados en el área de entendimiento (U Understanding) han sido muy importantes. Así, por ejemplo: la precisión en la transcripción de locuciones a texto, o la identificación de significados en textos gracias al progreso del análisis semántico en las capacidades de NLU.

En la parte del razonamiento (R Reasoning), se están desarrollando día a día nuevas capacidades, basadas en la minería de los datos disponibles en los sistemas de información de las organizaciones. Gracias a estas nuevas capacidades se pueden construir sistemas basados en casos pasados.

Si en los años setenta la IA tuvo su época dorada debido a los sistemas expertos, en la actualidad son los sistemas basados en casos pasados, los que están impulsando una nueva época dorada de la inteligencia artificial. Del mismo modo que utilizamos la memoria para resolver problemas, la IA utiliza los datos almacenados en los sistemas de información para ello. Ya no es necesario tener un conocimiento exhaustivo del dominio, sino que basta con disponer de casos pasados.

En cuanto al aprendizaje (L learning), la tendencia actual es recoger el resultado de las decisiones adoptadas en base a la inteligencia artificial para ajustar los modelos de entendimiento y razonamiento. Con ello se consigue mejorar de forma continua la precisión de estas dos actividades.

La Administración Tributaria ha sido pionera durante las últimas décadas en la aplicación de las nuevas tecnologías. La inteligencia artificial no es una excepción.

Cabe la posibilidad de ofrecer servicios de información y asistencia basados en soluciones de inteligencia artificial. Este es el caso de los asistentes virtuales para responder dudas. Otro caso de aplicación es la identificación de contenidos en las solicitudes, escritos y comunicaciones que se presentan por Registro de Entrada para agilizar su tramitación.

También se han realizado aplicaciones de la IA en la detección y predicción de fraude. Aquí se parte de la ventaja de que los Sistemas de Información de las Administraciones Tributarias disponen de casos pasados. Está recogida la actividad realizada y el resultado de la misma. Algunos casos, que se han desarrollado, son la predicción de facturas falsas o de la Insolvencia de deudores.

La inteligencia artificial abre la puerta para utilizar el conocimiento almacenado en los sistemas de información de las Administraciones Tributarios. Permite combinar conocimiento basado en las reglas que hayan podido establecer los expertos en determinada materia con el conocimiento basado en casos pasados.

Ello permite ampliar la aplicación de la IA a los supuestos de potestades discrecionales.

Sin embargo, esto suscita nuevos interrogantes relacionados con la razonabilidad y racionabilidad de sus resultados.

Finalmente, si bien los sistemas de IA pueden contribuir a los fines de interés general que tienen encomendadas las Administraciones Tributarias, han de velar por el respeto de los principios de justicia y motivación de la actuación administrativa. Para ello hay que reforzar los mecanismos que eviten todo tipo de sesgo y falta de interpretación de sus resultados.