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Оглавление3 de enero
El guion
“Si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
De verdad, ¿quién recuerda los discursos de graduación? Esta pregunta vino a mi mente cuando leí un artículo en el que la autora, Jill Morikone, relataba la experiencia que vivió mientras escuchaba, precisamente, un discurso de graduación del octavo grado (“What’s in Your Dash?”, Adventist Review, 10 de marzo de 2011).
Cuenta Jill que todo comenzó cuando el orador habló de lápidas de cementerio, y de las inscripciones que usualmente la gente graba en ellas. “Esto no es usual”, pensó ella. “Este orador debería hablar de abrigar sueños, de tener aspiraciones, de apuntar bien alto...”
Seguidamente, el orador concentró toda su atención en el guion de la lápida, ese signo de puntuación que separa la fecha de nacimiento y el del fallecimiento de la persona que ha muerto. Fue entonces cuando Jill captó el mensaje del orador: el guion, esa rayita aparentemente insignificante, representa todo cuanto ocurre entre el momento de nuestro nacimiento y el fin de nuestra vida. Lo que el orador quería lograr era que los jovencitos graduandos se preguntaran: “¿Cómo usaré mi tiempo? ¿Viviré de modo que al final se pueda decir que mi vida valió la pena?”
Cuenta Jill que el orador continuó su discurso por largo rato, pero ella no pudo seguir escuchándolo. No podía evitar preguntarse: “¿De qué hablará el guion en mi lápida cuando yo muera? ¿De qué está hablando ahora mismo: de egoísmo o dadivosidad, de rencores o perdón, de vicios o victoria?”
Mientras yo leía el artículo, me sucedió algo similar a lo que ocurrió con Jill mientras ella escuchaba el discurso. Mi mente se desconectó del artículo, y se concentró en mi persona: ¿De qué habla el guion de mi vida? ¿Qué dice en cuanto a la clase de esposo, de padre, de amigo, de cristiano que soy?
Y el guion de tu vida: ¿de qué habla? He aquí una buena noticia para comenzar este nuevo día –y también el nuevo año–: no importa lo que tu vida haya sido hasta este momento, el poder de Dios la puede cambiar. Si al mirar hacia atrás solo ves caídas y fracasos, recuerda que Dios tiene poder para hacer nuevas todas las cosas.
Una nueva página se escribirá hoy en tu vida. ¡Escríbela de modo que glorifique a Dios!
Gracias, Señor Jesús, porque tú puedes hacer nuevas todas las cosas. Cambia, Señor, mi corazón, de modo que hoy y siempre yo viva para glorificar tu santo nombre.