Читать книгу Nuestro maravilloso Dios - Fernando Zabala - Страница 23

Оглавление

18 de enero

¿Contento en toda situación?

“He aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación” (Filipenses 4:11, RVR 60).

Cuando el apóstol Pablo insistió, en su carta a los filipenses que estuvieran siempre alegres, se encontraba encarcelado en una prisión romana. No porque hubiera cometido algún crimen, sino por haber predicado el nombre de Jesucristo (ver Fil. 1:12-14). ¿Cómo puede alguien que está injustamente recluido en prisión hablar de regocijarse y, más extraño aún, decir a otros que también se regocijen?

El hecho no es solamente que Pablo está en prisión, sino que está en peligro de ser condenado a muerte en cualquier momento. ¿Y él habla de alegrarse? Lo más interesante es que en la Epístola a los Filipenses el apóstol menciona palabras tales como “gozo” y “regocijarse” unas 16 veces. ¿De dónde saca el apóstol ese buen ánimo en circunstancias tan desfavorables?

He aquí su respuesta: “He aprendido a contentarme”, escribe Pablo, “cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:11-13).

Lo que Pablo está diciendo aquí es que, independientemente de cuál fuera su situación, “no era él quien tenía que hacer frente a las circunstancias, sino Cristo, que vivía en él” (Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 183). Por eso habla de gozo, no de felicidad. Recordemos que la felicidad depende de circunstancias externas –dinero, fama, placeres–, que pueden desaparecer en un instante, mientras que el gozo que el apóstol experimentaba era producto del amor de Dios, que nadie le podía quitar.

¿Cómo logró el apóstol alcanzar este ideal? Dos palabras clave del texto anterior (Fil. 4:10-13) vienen en nuestro auxilio. Una es “aprender”. En medio de sus duras pruebas, Pablo aprendió a desarrollar la convicción de que bajo ninguna circunstancia Cristo lo dejaría solo. La otra palabra clave es “contentarse”. En el griego de entonces significaba “suficiencia propia”, pero Pablo aquí le da el sentido de “suficiencia en Cristo”. ¡Una gran diferencia!

Sea que al momento de leer estas líneas estés enfrentando duras pruebas, o que tu vida esté libre de luchas, recuerda que todo eso puede cambiar en un segundo. No así con el amor de Cristo. Eso nada ni nadie te lo puede quitar. Por lo tanto, cualquiera que sea tu situación, “regocíjate en el Señor”. ¡Todo lo puedes en Cristo que te da las fuerzas!

Padre celestial, cualquiera que sea mi situación hoy, quiero regocijarme en Jesús, mi Señor. Que en medio de mis pruebas yo pueda creer que todo lo puedo en Cristo, que me fortalece.

Nuestro maravilloso Dios

Подняться наверх