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21 de enero

“El Salmo de Lutero”

“Estad quietos y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra” (Salmo 46:10).

“El salmo de Lutero”. Así llaman algunos eruditos al Salmo 46, porque en él se basó el gran reformador para escribir su conocido himno “Castillo fuerte”.

De John Wesley se dice que, antes de morir, durante toda la noche repitió el versículo siete del Salmo 46: “¡Jehová de los ejércitos está con nosotros! ¡Nuestro refugio es el Dios de Jacob!” Y, según el libro Profetas y reyes, muchos siglos antes los israelitas cantaron este salmo cuando, en tiempos de Josafat, Dios los guio en una contundente victoria sobre los moabitas y los amonitas (cap. 15).

¿Qué hay en el Salmo 46 para que a este hayan acudido los creyentes en busca de seguridad a lo largo de las edades? Si lo lees desde su inicio, notarás que la primera imagen que transmite es de turbulencia: la tierra se agita, las aguas se turban y tiemblan los collados. ¿Dónde encontrar seguridad en medio de tanta agitación? El Salmo responde: “Dios es nuestro amparo y fortaleza” (vers. 1), “nuestro refugio es el Dios de Jacob” (vers. 7, 11). Por lo tanto, hemos de “estar quietos” y conocer al Dios que es digno de ser exaltado entre las naciones (vers. 10). Pero ¿cómo “estar quietos”, cuando alrededor hay tanta conmoción?

El caso es que la expresión “estar quietos” no significa aquí “cruzarse de brazos”, sin hacer otra cosa. Más bien quiere decir “desistir”, “dejar tranquilo”, “entregarse”. Lo que este Salmo nos está diciendo en nuestro texto de hoy es que en medio del caos reinante en el mundo y de lo agitada que pueda estar nuestra vida, hemos de permitir que Dios sea nuestro refugio. ¡Dejemos que sea nuestro Dios!

¿Hay conmoción en tu vida ahora mismo? La buena noticia es que el Dios poderoso, refugio en tiempo de angustia, es también un Dios personal, que quiere que lo conozcamos como el Padre amante que él es.

Esta es, por lo tanto, mi propuesta para ti: ¿Qué tal si, comenzando hoy, te propones en la quietud del amanecer, cuando todas las demás voces están acalladas, oír la voz de Dios hablando a tu corazón?

Dios de Jacob, gracias porque eres no solo mi refugio en tiempo de angustia, sino también mi Consejero y Amigo en tiempos de paz. Comenzando hoy, resuelvo tener un encuentro personal contigo en la quietud del amanecer. Quiero conocer más y más del Dios que es exaltado entre las naciones.

Nuestro maravilloso Dios

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