Читать книгу Sexo sentido - Florencia Salort - Страница 15
Cómo estimularte
ОглавлениеComo ya les conté, la masturbación es un acto absolutamente instintivo, más allá de que cuando crecemos lo hacemos conscientemente para darnos placer. Es un acto común, normal, saludable, educativo y no tiene efectos adversos de ningún tipo. También nos ayuda a saber qué nos gusta y a interpretar nuestros ritmos. Además, es un excelente recurso para mejorar nuestra sexualidad. Es nuestra aliada para transmitirles a nuestras parejas sexuales los modos, las formas, los ritmos, los tiempos y las zonas que más nos gustan que nos estimulen.
Es muy importante que sepan que, según una encuesta que realicé en mi cuenta de Instagram, el 30 % de 1980 mujeres nunca se masturbó. Lamentablemente, poco se habla de la masturbación femenina, de sus beneficios y de su importancia. Decididamente, no se educa ni se transmite.
Hay mujeres que no la practican porque no saben cómo hacerlo o por creencias que las avergüenzan y las limitan. Alguien les dijo que eso está mal, que es de loca, de histérica, de insatisfecha, de desesperada. Lo primero que tenemos que hacer es desterrar el mito de que está mal y que solo lo hacen “las otras”. Si todas entendiéramos que forma parte de lo natural, de lo seguro, de nuestra intimidad, ¡cuánto más fácil sería! Solo se trata de conocernos, estimularnos, permitirnos y otorgarnos el tiempo necesario para explorarnos.
Cada mujer, a través de su propia exploración, descubrirá de qué forma le gusta estimular su clítoris. Algunas lo hacen con golpecitos, otras apoyan el dedo mayor o el índice y lo mueven en forma de círculos o hacia los lados rápidamente, o variando la velocidad… Cada cual tiene su propio ritmo. Están las que prefieren humedecer el clítoris antes de tocarlo, ya que esto permite un movimiento más fluido, y las que eligen que el clítoris esté seco para poder fijar el dedo de manera más firme. Cada una debe encontrar su propia forma. Hay quienes cierran sus ojos y se dejan invadir por pensamientos o fantasías, y a otras les alcanza con concentrarse en su sentir para llegar al orgasmo. También, están las que lo hacen mientras escuchan una música que las erotiza o en el momento de ver una película que las excita.
Necesitamos crear y reservar un tiempo para emprender el camino de acariciarnos y autoexplorarnos. Para conectarnos, necesitamos erotizar nuestra mente, crear un ambiente íntimo, buscar estímulos que nos gusten y nos exciten, como velas, música, pensamientos, aromas, películas, fantasías, juguetes sexuales, literatura erótica, etc. Aun así, si el orgasmo no se logra con las primeras experiencias, o siempre que deseamos, esto no debería frustrarnos.
Lo importante es que aprendamos que conocernos es bueno, sano, enriquecedor y placentero. Nos educa sexualmente. ¿Qué significa esto? Quiere decir que autoexplorarnos nos va a ayudar a disfrutar al máximo de nuestro cuerpo.
Tu piel, mamas, abdomen, muslos, cola, vulva, vagina y clítoris, como todo tu cuerpo, te pertenecen y están allí para que goces de ellos y los compartas con quien quieras.
¿Sabían que la masturbación nos otorga beneficios extra a nuestra mente y a nuestro cuerpo, además de darnos placer? La posibilidad de tocarnos nos proporciona sentimientos que producen un aumento de autoestima. Nos acaricia, nos reconforta. Es darnos un tiempo para encontrarnos con nuestra intimidad. Eso vale mucho para la mente. Son nuestros espacios privados, tan necesarios. Merecemos mimarnos. Estos momentos son decididamente sanos. El cerebro genera endorfinas, oxitocina, dopamina y serotonina, que son los neurotransmisores que nos otorgan mucho bienestar corporal y mental, nos relajan, nos bajan el estrés y aumentan el sistema inmune. Por otro lado, a nivel físico la masturbación y el orgasmo generan un aumento en nuestra circulación sanguínea, oxigenando nuestros tejidos. Mejora el funcionamiento de nuestros órganos (corazón, pulmón, hígado, etc.), y nos proporciona un masaje pelviano que ayuda a mejorar enfermedades como la endometriosis, la fibromialgia, las contracturas pelvianas, el vaginismo, el dolor menstrual, etc.
Hoy las convoco para que nos animemos a sentirnos protagonistas de nuestro placer y, si lo deseamos, a mostrarlo y disfrutarlo junto a otro/a. Por todo esto, tanto en nuestra privacidad como cuando estamos con nuestra pareja sexual, el acto de autosatisfacernos y otorgarnos placer debería ser una situación habitual, divertida, presente, alabada, festejada y compartida. No estamos acostumbradas a hacerlo delante de alguien, ya que culturalmente “nunca fue un juego de mujeres”, un divertimento, como sí lo fue o es para el varón en su crecimiento y su libertad sexual.
Cuando hablo de compartir la masturbación, significa que la otra persona también forme parte de ese acto y participe porque es natural, lo elegimos y es otra fuente de goce. La masturbación no compite con la pareja, no reemplaza, no discrimina, solo es parte. Es placer compartido.