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Biblioteca de primeros auxilios

Ahogo (disnea)

El afectado no puede respirar o no consigue hacerlo de la manera adecuada, y la piel y las mucosas van tomando una coloración azulada. Puede deberse a atragantamiento (ver página 31), a inmersión en el agua (ver página 37), a ansiedad o a ciertas enfermedades graves, como el asma.

Qué debemos hacer

 Comprobar que no se ha atragantado (ver página 31). Los adultos suelen llevarse las manos a la garganta, pero para cerciorarse se pueden examinar las vías respiratorias (a través de la boca) e intentar detectar el trozo de comida u objeto. Si esta es la causa, valorar la necesidad de realizar la maniobra de Heimlich (ver página 32).

 Si no es un atragantamiento, avisar sin perder tiempo a emergencias si el afectado tiene coloración azulada de la piel y las mucosas; si al toser aparece sangre abundante, está confuso o pierde la conciencia.

 Desabrocharle cualquier prenda que le pueda apretar.

 Colocarlo en posición sentada o semiacostada (según se encuentre más cómodo), con los hombros echados hacia atrás (para abrir el tórax) y las manos apoyadas en algún lugar (una mesa).

 Hablarle suave y lentamente para que recobre la calma.

 Si deja de respirar, iniciar las maniobras de reanimación cardiorrespiratoria (ver página 142).

Qué debemos hacer si es asmático

 Buscar en sus bolsillos o en su bolso el inhalador y ayudarle a aplicárselo correctamente. Es posible que los nervios le impidan hacerlo bien, por eso conviene darle instrucciones: primero hay que destapar el aerosol, pedirle que saque el aire de los pulmones; introducir el inhalador en la boca y apretar el dosificador; en ese momento debe hacer una inspiración profunda y mantener la inspiración unos 5 segundos. Repetir el proceso una vez más.

 Cuando existe la certeza de que se trata de una crisis asmática pero no se dispone de inhalador, se le puede dar una ducha caliente para que, al inhalar el vapor, la musculatura se relaje y le sea más fácil respirar.

Qué no debemos hacer

 Tumbar al enfermo. Es mejor mantenerlo sentado con las piernas hacia abajo.

 Darle algo de comer o de beber.

Para poder realizar una asistencia completa y más acertada o para informar adecuadamente a los servicios médicos cuando le asistan, es interesante averiguar si la dolencia que provoca el ahogo es de tipo respiratorio o tiene un origen cardíaco. Para ello puede ayudarnos la siguiente información:

¿Fallan los pulmones o el corazón?
SíntomasOrigen
El ahogo no empeora al tumbarse y se acompaña de signos respiratorios (tos, sibilancias o pitidos en el pecho, a veces fiebre, expectoración, dolor torácico lateral al respirar).Enfermedad pulmonar (asma, embolia pulmonar, derrame pleural, EPOC-enfermedad pulmonar obstructiva crónica, neumonía, neumotórax, tuberculosis pulmonar)
Empeora en posición tumbada y puede haber dolor opresivo en el pecho, tos con expectoración rosada (en el edema agudo de pulmón). A veces, también hay sibilancias y respiración alargada y se trataría entonces de una descompensación grave.Enfermedad cardíaca (edema agudo de pulmón, insuficiencia cardíaca, taponamiento pericárdico)
Guía práctica de primeros auxilios

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