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Asfixia por inmersión

Suele ocurrir en el mar, en un río, en un lago o en una piscina, pero puede suceder al dormirse en la bañera (quizá tras tomar una cantidad considerable de alcohol). Cuando el agua entra de forma abundante en los pulmones, impide que penetre el aire y que se produzca el intercambio de gases (oxígeno y dióxido de carbono) necesario para la vida.

Qué debemos hacer

 Avisar a los servicios de emergencias.

 Si no hay peligros añadidos, hay que sacar al accidentado del agua cuanto antes para que pueda ser atendido debidamente.

 Si no respira y las condiciones del rescate lo permiten, debe iniciarse la respiración boca a boca (ver página 146), incluso en el agua.

 Si se encuentra boca abajo y se ha lanzado al agua desde cierta altura, conviene colocarse por debajo de él, cogerlo y —si es posible con ayuda de otras personas— darle la vuelta de modo que no se mueva ni la cabeza ni el cuello ni las piernas, por si sufriera una lesión medular. Si se puede, sacarlo del agua sobre una superficie grande y rígida.

 Una vez que el afectado se encuentra fuera del agua, se examina rápidamente el pulso y la respiración, y se inician las maniobras de reanimación pertinentes:

SituaciónActuación
No respiraRespiración boca a boca (ver página 146). Después de haber hecho 30 presiones torácicas (secuencia de 30:2), la reanimación comienza con cinco insuflaciones antes de pasar a la secuencia de dos insuflaciones.

 Debe verlo siempre un médico, aunque no haya dejado de respirar ni perdido la conciencia, porque el agua que ha penetrado en los pulmones puede dar lugar a otro tipo de problemas más adelante, especialmente si se trata de agua salada.

Qué no debemos hacer

 Intentar sacar el agua que ha entrado en las vías respiratorias y en los pulmones. Estas maniobras suelen ser ineficaces, y se corre el riesgo de provocar la salida de material del estómago, que puede ir hacia los pulmones y complicar todavía más las cosas.

 Abandonar la reanimación a pesar de que el accidentado parezca estar «frío». El ahogamiento provoca hipotermia, pero en muchos casos la persona se reanima. Precisamente, si su temperatura es muy baja, el intento de reanimación debe durar más de 30 minutos, aunque se trate de un niño. La propia hipotermia hace que el metabolismo se ralentice, es decir, que necesite menos sangre y menos oxígeno, por lo que la persona será, por así decirlo, más reanimable que a temperatura ambiente o en circunstancias de calor externo.

Guía práctica de primeros auxilios

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