Читать книгу Derecho Tributario Peruano – Vol. I - Francisco Ruiz de Castilla - Страница 10

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1. INTRODUCCIÓN

Actualmente, el tributo es el ingreso más importante que tiene el Estado contemporáneo en Europa y América. Debido a que el tema tributario se ubica dentro del campo general de la actividad financiera del Estado, nuestro estudio comienza con el análisis del fenómeno de las finanzas públicas.

2. FINANZAS PÚBLICAS

Las finanzas públicas constituyen un hecho que tiene como base fundamental los ingresos y egresos del Estado. Dentro de los principales ingresos se encuentra el tributo y el préstamo, mientras que del lado de los egresos están el gasto que consiste, por ejemplo, en el pago de sueldos al personal que trabaja para el Estado (médicos de los hospitales, policía, jueces, etc.) y la inversión que se traduce en la construcción de hospitales, locales escolares, etc.

3. FILOSOFÍA Y CIENCIA

Las finanzas públicas constituyen un objeto de estudio que es abordado tanto por la filosofía —puntualmente bajo la rama de la moral— como por las ciencias sociales.

Ahora bien, en el campo de las ciencias sociales vamos a concentrarnos en las disciplinas de la Economía y el Derecho poniendo especial atención en las relaciones que han existido entre ambas ramas del saber en la Edad Moderna y la Edad Contemporánea. Sobre el particular se puede advertir el desarrollo de tres tendencias.

3.1. Monopolio de los estudios económicos

En el siglo XVII empezó el largo proceso de consolidación del Estado moderno gracias a la revolución inglesa de 1688 que terminó con la victoria del Parlamento y consagró una monarquía constitucional con Guillermo de Orange a la cabeza.

De modo paralelo se inició la necesaria organización de las finanzas públicas, aunque todavía en niveles bastante básicos. Barco señala que entre los siglos XVII y XVIII temas como el Estado, presupuesto, impuestos y gestión administrativa empezaron a ser objeto de estudio científico especialmente por los miembros de la escuela alemana cameralista (mercantilista), tales como Gottlob von Justi, Karl von Stein, Adolph Wagner, Albert Schäffle y Von Sonnenfiels.

En el estadio inicial del proceso de conocimiento, la ciencia de la economía realizó —de modo exclusivo y excluyente— el estudio de las finanzas públicas; incluidos sus aspectos normativos.

3.2. Estudios especializados de Economía y Derecho

Gonzáles y Lejeune señalan que desde fines del siglo XIX las instituciones financieras comenzaron a ser estudiadas a partir de un punto de vista económico en los tratados de economía política (sección de hacienda pública) y desde una perspectiva jurídica en los tratados de Derecho Administrativo (sección de Derecho Tributario).

La ciencia del Derecho logró identificar entonces cierta sustantividad propia en el interior del fenómeno financiero público de tal modo que empezó a reclamar la independización de su estudio.

A partir de este punto la ciencia económica empezó a concentrarse en los aspectos estrictamente financieros del Estado dejando de lado el estudio de las consideraciones jurídicas sobre el particular. Además, en el interior del campo de la economía se fueron gestando estudios especializados en materia de finanzas públicas, iniciándose de esta manera una nueva área del conocimiento que se denominó política fiscal.

De modo paralelo, en gran parte de los trabajos de investigación del Derecho Administrativo, así como en los posteriores esfuerzos científicos del Derecho Financiero, se comenzaron a estudiar los aspectos jurídicos de las finanzas públicas; sin mayores referencias a la ciencia económica.

Por ejemplo, uno de los estudios pioneros del Derecho Financiero es la obra de Ranelletti, titulada precisamente “Derecho de la Hacienda Pública” cuyo capítulo primero está dedicado al estudio de la potestad financiera del Estado. Los capítulos posteriores de esta obra se concentran en otros temas jurídicos tales como los principios jurídicos del ingreso y gasto público, bienes de dominio fiscal y otros.

3.3. Estudios concurrentes de Economía y Derecho

En las ciencias sociales contemporáneas va ganando terreno la posición a favor de una mayor interrelación de los conocimientos que pertenecen a las distintas disciplinas científicas que venimos examinando. Esta mayor interrelación puede consistir en la integración de conocimientos o también se puede llevar a cabo mediante la complementación de conocimientos.

Por una parte, la economía se empezó a fijar en el Derecho, como ha quedado demostrado en el moderno desarrollo del análisis económico del Derecho iniciado en 1960 por el economista inglés Coase gracias a su artículo titulado “The Problem of Social Cost”. Inclusive esta perspectiva del análisis económico ya cuenta con trabajos que vienen desarrollando los juristas, incluso respecto de temas tributarios. Ejemplo de ello son las obras de Carvalho tituladas “El Análisis Económico del Derecho Tributario” y “Teoría de la Decisión Tributaria”. Así, desde la perspectiva de la economía. se analizan las decisiones e incentivos que animan a las conductas de los operadores tributarios, autoridades legislativas y administrativas (Estado), empresas y personas naturales (contribuyentes). Aquí se aprecian esfuerzos que apuntan a la integración de conocimientos.

De otro lado, podemos decir que el Derecho procura una complementación de conocimientos cuando recurre a la economía. En muchas obras que están dedicadas al estudio del Derecho Financiero y Derecho Tributario las primeras páginas están dedicadas a las reflexiones que son propias de la ciencia económica en materia de finanzas públicas. Por ejemplo, podemos citar la obra titulada “Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario” de Villegas.

4. HISTORIA DE LAS FINANZAS PÚBLICAS

Dentro de la ciencia de las finanzas públicas es importante visualizar la evolución de los ingresos y gastos públicos con especial énfasis en el tributo por ser el tema central de nuestro estudio.

Existen dos grandes períodos que son reconocibles en la historia de esta ciencia. En primer lugar, se encuentra la época que abarca desde el origen de la humanidad hasta el siglo XIV de tal manera que se encuentran comprendidas la Edad Antigua y la Edad Media. En segundo lugar, tenemos la época que comprende desde el siglo XV en adelante, de tal modo que se encuentran incluidas la Edad Moderna y la Edad Contemporánea, en la medida que en el siglo XV se comienza a forjar el actual sistema económico capitalista (principal abastecedor de las finanzas públicas), mientras que en el siglo XVII se inicia la estructuración del actual Estado moderno (actor de las finanzas públicas).

4.1. Primera época

Con relación a las necesidades sociales, la historia europea señala que hasta comienzos del siglo XIV existió una organización económica caracterizada por el autoconsumo. Diferentes medios posibilitaron la satisfacción de las necesidades sociales tales como la actividad comunal en los casos de faenas de caza de grandes animales, cultivo de alimentos, etc. Además, cuando un pueblo sometió a otro por la guerra los vencidos tuvieron que entregar alimentos a los vencedores o debieron favorecer con su trabajo para la realización de obras públicas.

Con el tiempo las sociedades antiguas más evolucionadas inventaron la moneda que empezó a ser utilizada en el intercambio de productos. Acto seguido en Grecia y Roma aparecieron las primeras muestras del tributo tal como lo entendemos hoy cuando en épocas de paz los comerciantes o agentes económicos entregaban ciertas sumas de dinero a las autoridades para financiar determinadas actividades públicas.

4.2. Segunda época

Immanuel Wallerstein señala que el capitalismo, embrión de la actual economía de mercado, se inició a mediados del siglo XV. Las unidades empresariales industriales y comerciales comenzaron a ampliar su oferta de bienes y servicios que eran adquiridos por la población mediante el dinero. De ese modo la riqueza económica y monetaria se fue acumulando en el sector privado.

Por su parte Rubio Correa señala que a partir del siglo XVII el Estado comenzó a definir su nueva organización que consistió en los poderes legislativo, ejecutivo y judicial a la par que se inició el crecimiento de los equipos administrativos de apoyo.

En este contexto el gasto fiscal requería de liquidez, es decir que se necesitaba la disponibilidad de dinero para realizar los pagos de sueldos de los empleados públicos, pagos de precios para la adquisición de locales, mobiliario, útiles de escritorio, etc.

Por tanto, la necesidad de provisión de dinero se volvió fundamental para la marcha del Estado moderno y comenzó a tener dos fuentes básicas: la autoprovisión, que consistió en la emisión de dinero por parte del propio Estado y la provisión proveniente de terceros donde destacó una fuente de tipo coercitivo que vino a ser el ingreso tributario en la medida que el Estado impuso a los privados las entregas de ciertas sumas de dinero.

En el caso específico de América Latina hay que advertir que a partir del siglo XIX para los nacientes Estados modernos el préstamo llegó a ser uno de los recursos más importantes para financiar el gasto público.

Esta figura se explica si consideramos que —por el lado de los países prestamistas, especialmente las grandes potencias mundiales (Inglaterra y posteriormente Estados Unidos)— se venía produciendo una importante acumulación de dinero que era necesario aprovechar de algún modo para que rinda nuevas ganancias. Una de las alternativas más atractivas para emplear este dinero fue el préstamo a favor de los Estados latinoamericanos constituyendo un flujo crediticio que tuvo una tendencia constantemente creciente y que muchas veces llegó a niveles exponenciales.

Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX la recesión económica que empezó a azotar a América Latina, acompañada de sucesivos déficits fiscales de los Estados de la región, limitó muy seriamente las posibilidades de pago de intereses, así como la amortización del capital prestado.

Desde luego los países acreedores suspendieron el otorgamiento de nuevos créditos, hecho que conllevó a un problema de tal magnitud que se llegó a precipitar una verdadera crisis internacional de las finanzas públicas seguida de un reordenamiento de estas en América Latina en donde el ingreso tributario pasó a constituir el principal recurso del Estado.

En el caso específico del Perú a partir de la década del noventa del siglo XX el ingreso tributario comenzó a ser el principal ingreso fiscal.

Mas allá de estos hechos históricos, en la teoría tiene cabida la siguiente pregunta: ¿Por qué es preferible el ingreso tributario y no el préstamo? Una de las principales razones es que, a diferencia del préstamo, el ingreso tributario no genera deudas futuras para el Estado y tampoco requiere el pago de intereses.

Es verdad que la ventaja inicial del préstamo consiste en que el Estado puede aplicar de inmediato el dinero prestado para solventar el gasto corriente como por ejemplo el pago de sueldos de los empleados públicos. Pero también es cierto que posteriormente el fisco tiene que obtener otros ingresos monetarios adicionales para devolver el préstamo y pagar intereses constituyendo un sacrificio para las arcas públicas en la medida que no se puede aplicar esta clase de ingresos suplementarios para financiar el gasto corriente.

En cambio, la captación del ingreso tributario permite al Estado su empleo inmediato para afrontar el gasto corriente sin sacrificios posteriores. Dentro de este orden de ideas el fisco no tiene necesidad de obtener recursos adicionales para devolver algún dinero o pagar intereses.

5. ESTUDIO ECONÓMICO DE LAS FINANZAS PÚBLICAS

A continuación, vamos a examinar la necesidad social que en última instancia viene a ser la causa del Estado, luego estudiaremos las finalidades y estructura del fisco y, por último, analizaremos las perspectivas acerca de los nuevos fenómenos que están siendo investigados por la ciencia de las finanzas públicas.

5.1. Demandas sociales

La experiencia histórica en Europa y América Latina demuestra que el mercado, elaborado a partir de la configuración de las demandas constituye la organización económica más eficiente que ha sido construida por la sociedad hasta nuestros días.

Desde el siglo XV se advirtió que en el incipiente mercado existió la demanda individual, que fue satisfecha por un bien privado. Así ocurrió por ejemplo con la demanda para protegerse del frío en cuyo caso las personas estuvieron dispuestas a pagar un precio para acceder a cierta ropa como el abrigo.

Además, existió otra clase de demanda que más bien fue requerida por la comunidad. Se trató de la demanda social que solo podía ser satisfecha por bienes públicos e implicó que las personas no estaban dispuestas a pagar un precio para acceder a esta clase de bienes.

Sevilla Segura precisa que los bienes públicos poseen varias características que los diferencian de los bienes privados. Por ejemplo, el bien público puede ser utilizado de modo simultáneo por varias personas. Además, el uso de un bien público por parte de cierto sujeto no impide que las demás personas también puedan acceder a su utilización de modo simultáneo.

Los economistas clásicos señalaron que entre los bienes públicos se encontraban la defensa, el orden interno, la administración de justicia (Poder Judicial), el establecimiento y aplicación de marcos normativos (Congreso de la República), la infraestructura pública, etc. que comprendieron las llamadas “demandas sociales de primera generación”.

De otro lado a partir de la primera mitad del siglo XX también se reconoció otra demanda social: la necesidad que los sectores que poseían menos ingresos debían tener la posibilidad de acceder especialmente a los servicios de salud y educación. Este es el caso de las llamadas “demandas de segunda generación”.

5.2. Estado

Las finalidades del Estado, así como su propia estructura son determinantes para el diseño de la composición y cuantificación de las finanzas públicas.

5.2.1. Finalidades

Para la ideología liberal europea el Estado es un instrumento cuyas finalidades consisten precisamente en la satisfacción de las demandas sociales de primera y segunda generación.

De hecho, desde la aparición del Estado moderno en el siglo XVII, siempre se entendió que su finalidad primigenia consistía en lograr el suministro de bienes públicos que podían ser capaces de satisfacer las demandas de primera generación.

Posteriormente, a partir de la primera mitad del silgo XX —bajo el influjo del pensamiento del Estado de bienestar— se empezó a considerar que el Estado también debía generar y aplicar políticas sociales principalmente en materia de salud y educación que vienen a ser las demandas de segunda generación.

5.2.2. Estructura

En la organización del aparato estatal se han venido generando tres áreas diferenciables. Primero, fruto de las revoluciones en Inglaterra, Francia y Estados Unidos ocurridas entre los siglos XVII y XVIII, así como también gracias al pensamiento liberal, se gestaron los clásicos órganos de gobierno que tuvieron competencias especializadas en materia legislativa, ejecutiva y judicial. En la medida que el Estado no debía intervenir en la economía y la sociedad entonces el Estado tuvo un tamaño relativamente reducido de tal manera que las finanzas públicas terminaron por poseer una dimensión limitada.

Después a partir de la primera mitad del siglo XX, como consecuencia de la opción ideológica a favor del Estado intervencionista en la economía y sociedad liderada por Keynes, comenzó el desarrollo de los órganos fiscales que se caracterizaron por gozar de autonomía respecto de los poderes clásicos de tal modo que se produjo un crecimiento del tamaño del Estado y del consiguiente flujo de las finanzas públicas.

También a partir de la primera mitad del siglo XX se apreció un crecimiento de las llamadas “empresas públicas”, igualmente concebidas bajo la mentalidad del Estado interventor en la economía, en las que el Estado debía tener capacidad de decisión o participación en el capital social. Aquí también se pudo apreciar otra área en donde se incrementó el tamaño del Estado de tal manera que creció el volumen del flujo relativo al ingreso y gasto estatal. Mientras que, a veces, estas empresas produjeron utilidades que permitieron el incremento de los ingresos fiscales, en otras oportunidades estas organizaciones empresariales generaron pérdidas significativas que tuvieron que ser cubiertas con fondos del propio Estado.

En los dos primeros casos (entidades de gobierno y entidades autónomas) se trató de organizaciones e instituciones que se financiaban con el presupuesto público y no negociaban en el mercado de bienes y servicios. En cambio, en el tercer caso (empresas públicas) se pudo advertir la existencia de unidades mercantiles que por lo menos en principio no debían ser financiadas por el presupuesto público y habitualmente negociaban en el mercado su producción de bienes y servicios.

Finalmente, a contracorriente, ha ocurrido que en las últimas décadas del siglo XX se han ido debilitando de modo relativo las bases ideológicas que sustentaban al Estado de bienestar que suponía un Estado intervencionista. Entonces empezó el surgimiento del pensamiento neoliberal defendido por Friedman, Von Hayek, Buchanan y Nozick, entre otros, que proclamaron la necesidad de una reducción del radio de acción del Estado.

Es en este contexto que durante el gobierno conservador inglés de Thatcher se inauguró el proceso de privatización del sector público y hoy en día el tema de las “fallas del Estado” viene cobrando mayor relevancia especialmente a partir de las investigaciones de Buchanan.

Además, se viene postulando la participación del sector privado en ciertas áreas que antes estaban reservadas para el Estado como por ejemplo en materia de infraestructura (carreteras, etc.) y por otra parte tiene mayor aceptación la existencia de servicios sociales de asistencia a cargo de las llamadas organizaciones no gubernamentales que son asociaciones civiles de Derecho Privado que normalmente reciben financiamiento que proviene de la cooperación económica internacional.

Así mismo cada vez tiene más fuerza la figura de la asociación público-privada en cuya virtud el Estado y el sector privado cofinancian determinados proyectos de inversión que benefician a la sociedad.

Como se aprecia desde esta perspectiva neoliberal se postula la necesidad de una relativa disminución del tamaño del Estado y de la actividad financiera pública.

Pero lo cierto es que el crecimiento de la población y de las nuevas demandas sociales siempre llevan al inevitable aumento de la estructura del Estado y del consiguiente flujo de las finanzas públicas.

5.3. Perspectivas

Siempre van apareciendo nuevos fenómenos que constituyen retos para el análisis económico de las finanzas públicas. Uno de ellos es la globalización de la economía. En primer lugar, el neoliberalismo señala que es necesario un sector público pequeño que no perjudique la competitividad internacional de la economía. Sin embargo, aún no existen suficientes estudios que avalen esta propuesta. Este tipo de propuesta ciertamente tiende a la reducción del nivel de las finanzas públicas en términos absolutos. En segundo lugar, el actual desenvolvimiento de las empresas multinacionales y las dificultades técnicas para gravar con impuestos a los nuevos modelos de negocios que obedecen al proceso de digitalización de la economía constituyen fenómenos que vienen reduciendo de modo muy considerable los ingresos de los Estados.

También es importante el proceso de descentralización que tiene que ver con la distribución del poder político y financiero al interior del Estado sobre todo en países como el Perú que en el año 2021 cumple 200 años de vida republicana. Este proceso de descentralización, llevado a cabo en nuestro país desde el año 2003 todavía acusa muchas limitaciones debido, entre otras razones, a la debilidad institucional del Estado (que, a su vez, ha facilitado el problema de la corrupción) sobre todo a nivel de los Gobiernos Regionales y Gobiernos Locales generándose importantes dificultades en la gestión de los ingresos y gastos públicos.

Un tema muy novedoso que recién ha aparecido en el año 2020 viene a ser la pandemia originada por el virus denominado COVID-19. Como consecuencia del peligro de contagio, se ha paralizado o disminuido el desarrollo de muchas actividades económicas produciéndose una importante caída de los ingresos para las empresas y también para los consumidores. Consecuentemente los ingresos tributarios del Estado vienen disminuyendo de modo significativo. Por otra parte, los gastos del Estado en materia de salud, educación, etc. están creciendo de manera considerable generándose importantes déficits fiscales.

5.3.1. América Latina

En el caso específico de América Latina, especialmente el Perú, la ciencia económica viene prestando mucha atención al problema de la eficiencia en el gasto público. Así va ganando cada vez mayor terreno la preocupación acerca de la efectividad del impacto social del gasto. Más allá de si un órgano estatal cumple o no con sus objetivos formales, lo verdaderamente importante consiste en determinar si esta repartición pública logra una efectiva mejora en la calidad de vida de las personas.

Guzmán Napurí señala que uno de los mecanismos para medir la calidad del gasto en los términos que acabamos de expresar consiste en el denominado “presupuesto por resultados”. Al respecto en el Perú se vienen realizando interesantes esfuerzos de reflexión e implementación.

5.4. Análisis oficial

A nivel nacional el análisis oficial de las finanzas públicas se encuentra en el Marco Macroeconómico Multianual que es elaborado periódicamente por el Ministerio de Economía y Finanzas. Parte de este marco tiene que ver con las reflexiones acerca de las orientaciones de la política fiscal en general y la evolución de los ingresos tributarios en especial.

Por otro lado, el Fondo Monetario Internacional ha elaborado un Código de Transparencia Fiscal con el objetivo de sistematizar la presentación y estudio de las finanzas públicas de cada Estado que incluye informes fiscales, desempeño del Estado, pronósticos y presupuestos fiscales, análisis y gestión del riesgo fiscal, entre otros.

6. INGRESOS DEL ESTADO

A continuación, veremos los distintos ingresos del Estado y además repasaremos una de las clasificaciones de los ingresos fiscales.

6.1. Universo

Los ingresos del Estado pueden ser vistos a través de cuatro tipos. En primer lugar, se encuentran los ingresos patrimoniales. Provienen de la propia esfera donde se ubican los activos del Estado y se encuentran compuestos por los beneficios que proceden de las empresas públicas y de la explotación de los recursos naturales del dominio del Estado, tal como sucede con las regalías mineras, por ejemplo.

En segundo lugar, se ubican las transferencias externas o internas. Las transferencias externas tienen que ver con los flujos que provienen de sujetos distintos del propio Estado. Consisten en los casos de ayuda del exterior por parte de otros Estados cuando suceden desastres naturales. También quedan incluidas las donaciones que efectúan las personas naturales y empresas del propio país que ha sufrido esta clase de desastres. Las transferencias internas se refieren a los flujos que circulan entre los distintos niveles de gobierno dentro de un mismo Estado. En el caso específico del Perú existe un centralismo fiscal en la medida que el Gobierno Nacional concentra la mayor parte del ingreso fiscal especialmente en materia de impuestos. Una porción significativa de este ingreso tributario es objeto de distribución por parte del Gobierno Nacional a favor de los Gobiernos Regionales y Gobiernos Locales.

En tercer lugar, se puede advertir la presencia de los ingresos coactivos. Aquí se encuentran especialmente los ingresos tributarios en la medida que por propia decisión del Estado las personas y empresas tienen que cumplir con el pago de cuotas de dinero, generalmente de modo periódico, para incrementar las arcas del fisco. Actualmente los ingresos tributarios constituyen la principal fuente de financiamiento para el Estado.

En cuarto lugar, existen los ingresos de capital. Se trata de los ingresos por la venta de los activos del Estado o por la obtención de recursos gracias a ciertas operaciones de endeudamiento.

6.2. Clasificación

Una de las clasificaciones de los ingresos del Estado apunta a la distinción entre ingresos originarios e ingresos derivados. Los ingresos originarios tienen como punto de partida la riqueza económica que se encuentra dentro de la esfera patrimonial del Estado. Por ejemplo, los recursos naturales son objeto de cierta explotación o aprovechamiento por parte de los particulares que puede generar ingresos para el Estado tal como puede ocurrir con el pago de regalías mineras por parte de los privados a favor del Estado.

Por otra parte, los ingresos derivados tienen como punto de partida más bien la riqueza económica que es producida por el sector privado. Una parte de esta riqueza deriva hacia el Estado. Así sucede con los ingresos tributarios, por ejemplo. En efecto el sector privado genera su propia riqueza. Luego una parte de esta riqueza se transfiere al Estado mediante el pago de impuestos, contribuciones y tasas.

7. EGRESOS DEL ESTADO

El Estado posee cuatro tipos de egresos. En primer lugar, se encuentran los gastos no financieros. Estos gastos se dividen en gastos corrientes y gastos de capital. Mientras que los gastos corrientes comprenden los pagos de remuneraciones de los trabajadores del Estado, además del pago de precios por adquisiciones de bienes (útiles de escritorio, etc.) y servicios (consultoría, investigaciones, etc.); en cambio los gastos de capital tienen que ver con el financiamiento de proyectos de inversión y estudios, reposición de equipos y adquisición de títulos y valores. Por su impacto en la sociedad el gasto no financiero es el más importante de todos.

En segundo lugar, se ubica el pago de la deuda interna y el pago de la deuda externa.

En tercer lugar, aparecen los pagos de las obligaciones previsionales. En este grupo se advierte la presencia de los pagos de pensiones a los trabajadores del sector público, el pago de bonificación por escolaridad y los pagos de gratificaciones que se llevan a cabo en julo y diciembre de cada año.

En cuarto lugar, se encuentra la reserva de contingencia que consiste en gasto que por su naturaleza y coyuntura no pueden ser previstos en los presupuestos de apertura del año. Sirve para financiar a entidades que acaban de iniciar sus operaciones o para incrementar las remuneraciones y pensiones, entre otros.

8. PRINCIPIOS DE LA POLÍTICA FISCAL

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico – OCDE recomienda la adopción de ciertos principios de política fiscal que por lo demás fueron la base de la Conferencia Ministerial de Ottawa de 1998 y que a partir de este momento se denomina “Condiciones Marco de Ottawa”.

Estos principios, especialmente en materia tributaria, son los siguientes: a) neutralidad: el Estado a través de los tributos debe influir lo menos posible en las decisiones de los agentes económicos que concurren en el mercado formando parte de la oferta o demanda de productos, b) eficiencia: los costos de cumplimiento del sistema tributario deben ser los más reducidos posibles tanto para la Administración Tributaria como para los administrados, c) certeza y simplicidad: las reglas fiscales deben ser claras y fáciles de aplicar especialmente para los administrados, d) efectividad y equidad: los sistemas tributarios han de generar la cuantía idónea de impuestos en tiempo y forma, debiendo reducir al máximo las posibilidades de evasión y fraude fiscal, e) flexibilidad: los sistemas tributarios deben seguir el ritmo del desarrollo tecnológico y comercial.

9. EFECTOS DE LA POLÍTICA FISCAL

Se denomina política fiscal a las decisiones que toma el Estado en materia de finanzas públicas. También se denomina política fiscal a los conocimientos económicos que tienen que ver con las finanzas públicas.

Existen investigaciones que demuestran que las decisiones con relación a los ingresos y gastos públicos, además de producir efectos en el flujo de las finanzas públicas, también generan importantes impactos en la economía.

Muchas veces las decisiones de política fiscal producen consecuencias positivas en la economía, tal como sucede con la implementación de políticas contracíclicas en cuya virtud —cuando existen épocas donde se reduce el crecimiento de la economía— el Estado procede con un agresivo incremento del gasto y la inversión para evitar la caída del empleo, consumo, etc. Así viene ocurriendo en nuestro país con motivo de la pandemia que empezó en los primeros meses del año 2020, toda vez que, ante la recesión económica, el Estado ha tomado la decisión de incrementar el gasto público.

En cambio, si existen épocas de crecimiento de la economía, el Estado procede con la disminución del gasto y la inversión para que exista una mayor eficiencia en la asignación de los recursos de la economía, es decir para que se maximice el aprovechamiento del dinero por parte del sector privado.

Por otra parte, otras veces las decisiones de política fiscal producen consecuencias negativas en la economía. Así sucede cuando el Estado relaja su disciplina fiscal de tal manera que se genera una crisis financiera y económica tal como ocurrió en la primera década del siglo XXI en ciertos países de Europa como España y Grecia. En estos casos el inadecuado manejo de las finanzas públicas generó despidos masivos de trabajadores del sector público, de tal manera que se produjo una importante caída de la demanda que por cierto conllevó a una severa contracción de la oferta.

Por último, conviene hacer referencia a uno de los temas más importantes y delicados de la política fiscal. En toda decisión que adopta el Estado en materia tributaria “alguien gana y alguien pierde”. Cuando el Estado crea un tributo o aumenta la cuantía de este ciertamente se produce cierto incremento del ingreso fiscal y la posibilidad de satisfacción de las demandas sociales con mayor cobertura y calidad. Por otra parte, las personas que son contribuyentes verán reducidos en el corto plazo sus ingresos en el sentido que ocurre una disminución de sus posibilidades de gasto, ahorro e inversión.

Es muy difícil lograr un razonable equilibrio entre la satisfacción de las necesidades sociales por parte del Estado, y de otro lado la satisfacción de las necesidades de cada persona. Se debe procurar el mayor consenso entre sociedad y Estado, dentro y fuera del Parlamento, para lograr el mayor grado de aceptación de una determinada medida tributaria (legitimidad). Aquí es muy importante reflexionar sobre un tema puntual: las posibilidades y limitaciones que tiene todo proceso para la toma de decisiones por parte de las autoridades fiscales.

9.1. Objetivos del tributo

En el siglo XIX se insistió mucho acerca de la finalidad financiera del tributo. A partir del siglo XX se empezó a sostener que el tributo, además de perseguir el financiamiento de la actividad estatal, también es útil para lograr determinados impactos en la economía y sociedad tal como acabamos de apreciar.

PREGUNTAS

1. ¿Cuáles son las tendencias de la política fiscal contemporánea en Europa?

2. ¿Cuáles son las tendencias de la política fiscal contemporánea en el Perú?

3. ¿Cuál son los alcances de la política fiscal en torno al problema de la corrupción en el Perú?

4. ¿En qué términos se viene debatiendo actualmente la necesidad de la eficiencia del gasto público?

Derecho Tributario Peruano – Vol. I

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