Читать книгу Sobre delitos y penas: comentarios penales y criminológicos - Gabriel Ignacio Anitua - Страница 22
UNA MIRADA AL SISTEMA CARCELARIO MEXICANO (20)
ОглавлениеEl libro en comentario resulta de trascendental importancia para el marco geográfico donde fue publicado. Pero también tiene utilidad, como modelo, para los futuros estudios a realizar en otras latitudes.
En efecto, es previsible que los trabajos críticos sobre los sistemas carcelarios continúen realizándose con base en la tradición foucaultiana o bien en la marxista. Esto no supone ningún inconveniente, aunque ese marco teórico necesariamente ha de completarse con referencias –y, sobre todo, aplicándolo– a la concreta materialidad histórico-sociológica que se analiza. Ello debe hacerse, al estudiar una institución como la prisión, teniendo en cuenta el contexto de su origen en el siglo XIX. Como ejemplos anteriores de este tipo de contextualización, puede citarse el excelente trabajo de tesis doctoral del historiador Justo Serna Alonso (Presos y pobres en la España del XIX. La determinación social de la marginación, Barcelona, PPU, 1988) y, asimismo, el gran trabajo de tesis de Pedro Oliver Olmo (Cárcel y sociedad represora. La criminalización del desorden en Navarra –siglos XVI a XIX–, Vitoria, Universidad del País Vasco, 2001). Claro que estos trabajos fueron realizados sobre el caso español y desconozco si se ha hecho algo similar en la Argentina. También es de destacar que no son penalistas los autores mencionados, sino que se desempeñan en el campo de las ciencias históricas.
También es historiador de formación el autor del presente libro, el mexicano Martín Gabriel Barrón Cruz. Esta formación se advierte en la minuciosidad con que trabaja sobre las fuentes primarias y secundarias de información. Asimismo, se advierte ello en la humildad con la que realiza su “mirada” sobre determinados aspectos del sistema carcelario. No quiere decir ello que nuestro autor no tenga importantes tesis de fondo, sino que las mismas no serán un impedimento para hacerse preguntas que vayan más allá, o en contra, de las mismas. Esas preguntas sencillas, pero con una gran carga de profundidad, no serán respondidas directamente por el autor, sino que serán el punto de partida para exhibir una importante cantidad de materiales con los que el lector podrá sacar sus propias conclusiones.
El libro se divide en dos grandes partes, una dónde analiza el desarrollo de los presidios en la época colonial, y otra que se centra en el caso concreto del penal de Belén –en la ciudad de México– durante un período fundamental de la historia mexicana. La perspectiva histórica, aunque no lo diga el autor expresamente, se inscribe dentro de las “genealogías” entendidas como “historias del presente”. La búsqueda de momentos fundacionales, o de ruptura, permiten detenernos con preocupación sobre las continuidades que todavía se destacan. Así, la permanente crisis del supuesto ideal resocializador del sistema penitenciario es destacada con la cita hecha en las primeras páginas del libro a Manuel de Lardizábal (el más destacado penalista ilustrado en lengua castellana, nacido en la ciudad mexicana de Tlaxcala): “la experiencia acredita todos los días que todos o los más que van a presidios o arsenales vuelven peores, y algunos enteramente incorregibles”.
Que la cárcel no beneficia ni a sus sacrificados “clientes” ni a la sociedad en su conjunto, y que en todo caso es funcional a los grupos que ejercen el control dentro y fuera de la prisión –y a la misma idea de control, y a la de poder–, parece una afirmación obvia. Pero justamente por ello es importante ver que esa funcionalidad existía ya en las instituciones de encierro utilizadas por la Corona española en el México colonial, ejemplificadas especialmente en el libro con los presidios, arsenales y hospitales utilizados por los tribunales de la Inquisición, así como por los tribunales civiles, en especial los de la “Acordada” de 1719 (que seguiría teniendo influencia en el México independiente).
La segunda parte se proyecta sobre un presidio concreto: la cárcel de Belén. Esta institución se crea en 1863, cuando se intenta aplicar un proyecto político liberal en México, y será clausurada en 1933. El autor la estudia, empero, hasta la fecha de 1910 cuando la Revolución mexicana derroca a la dictadura de Porfirio Díaz que había aplicado los principios “científicos” del positivismo a todos sus actos de gobierno (y también a los represivos). En los intersticios de los archivos, estadísticas, historias clínicas, fotografías, proyectos de reforma, disposiciones administrativas y demás fuentes primarias, el autor descubre la realidad del proyecto penitenciario positivista en México y, desde el presente, nos permite averiguar los orígenes de los principios que aún continúan estando vigentes en el penitenciarismo oficial.
20- Una mirada al sistema carcelario mexicano, Martín Gabriel Barrón Cruz Inacipe, México DF, 2002. Comentario publicado en Revista Panóptico, Barcelona, editorial Virus, nº 6, 2004, pp. 187 a 188.