Читать книгу Cartas que no llegan a su destinatario - Gabriela Cantú Westendarp - Страница 12
VII
ОглавлениеMi abuela materna murió un lunes. Tenía noventa y siete años.
No lloré. Nunca se construyó un vínculo amoroso entre nosotras.
Vi su cadáver en el asilo, nunca estuvo tan tranquila,
una linda viejecita dormida.
Acompañamos a mi madre a la funeraria a decidir minucias como:
la maquillista, el féretro, el sacerdote, la esquela.
Ya para terminar los trámites papá mandó llamar a su mujer para
[que regrese a casa.