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SONIA SANOJA, UN ÁNGEL QUE SE ARRASTRA

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Una artista extraordinaria de la danza contemporánea. Más para la contemplación que para el deslumbramiento. Más para el éxtasis que para el delirio. De una sobriedad, de un rigor, donde la pureza no excluía la pasión. Su cuerpo era un poema matemático en movimiento. Se ajustaba filosóficamente a la poesía del ritmo interior. Sonia danzaba como quien ha inventado el reino del movimiento, su reino. Su danza me evocaba ritos religiosos bajo las estrellas, tal su pureza, su religiosidad. No se parecía a nadie, ni a nada de lo que antes vi moverse en un escenario. Era la inventora de un lenguaje nuevo para comunicar su alma al mundo. De la cabeza a los pies era un ángel terrestre. La tierra era el cielo de su vuelo. Se arrastraba como un ángel cuyas alas son su cuerpo. Fiel a la gravedad, fiel a la belleza del barro que es, del barro que pisa para emprender el vuelo hacia sí misma. Sonia no presume en sus danzas de ser un ángel, su vuelo es terrestre, y por eso se arrastra, para recordarnos, para revelarnos que somos carne que gira en la órbita del espíritu, que la danza es un lenguaje de salvación, que el movimiento no es huida, ni evasión, sino identificación de ser.

Sola con su cuerpo, la artista venezolana realizó una danza sin música (con música de silencio), que quitaba la respiración, el tiempo se detuvo, la eternidad se hizo movimiento puro, finalidad sin fin. Esta danza nos arrastró a un éxtasis en que la más alta manifestación del espíritu era un cuerpo que se arrastraba en el polvo; un cuerpo en busca de su alma, siendo alma.

“Sobre una tierra sola –dice Sonia– necesito inventar un sortilegio para salir de mí misma, necesito inventar un sortilegio para acercarme al mundo, y me entrego íntegra al ritmo vertiginoso”.

Mercedes Pardo, con sus decorados discretos y muy funcionales, defendía los movimientos de la bailarina, le abría el sésamo de espacios infinitos para que ella, entre sombras y luces mágicas, realizara el milagro de su arte. Puro, inolvidable, bello, místico, glorificador el arte de Sonia Sanoja. Que la bendiga esta tierra que tanto ama, y en la que tanto se arrastra.

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