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La biblioteca es un espacio

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La biblioteca es un espacio, un sitio que alberga diversos objetos. Podemos ubicarlo y acceder a él. Piensa en las bibliotecas que conoces. Te has desplazado hasta ellas, de un modo u otro, o has indicado a alguien más el camino que conduce hasta allí. Tú puedes decir, por ejemplo: “La biblioteca está ubicada frente al parque, a dos calles de la estación del tren. Se accede a ella por una puerta muy grande, tras subir unas escaleras”. O bien puedes decir: “La biblioteca está ubicada en el servidor de la universidad. Se accede a ella al escribir una cadena de caracteres en un navegador web”. Hemos de precisar, entonces: la biblioteca es un espacio físico o virtual. Pero un espacio, a fin de cuentas.

Ahora veamos la imagen. Recuerda: hablaré de ella como si la estuviéramos viendo. Lo que vemos es un espacio físico bien delimitado y un grupo de personas que han ingresado en él. Diríamos, incluso: “A ese espacio, ubicado a la sombra de un muro, se ingresa al colocar un pie sobre la manta azul”. Me inclino a creer que cualquier persona podría ubicarlo y acceder a él; solo requeriría unas indicaciones adecuadas y encontrar un sitio en dónde sentarse entre los libros y las demás personas que han llegado primero a la manta.

Ahora bien, no se trata de un espacio vacío. Consideremos la imagen nuevamente. En ella podemos ver una variedad de objetos, algunos sobre la manta, otros en las manos de los niños, y pertenecen a una misma clase. Son libros, objetos cuya forma característica exhibe aquí diversos tamaños y diversos colores. Este espacio (es decir, esta manta a la sombra de aquel muro) alberga libros y podemos verlo. Y podemos ver cómo las personas reunidas los han tomado para hacer uso de ellos: para leer o para recorrer sus páginas mirando los dibujos.

Podemos plantear una relación elemental entre el espacio, las personas y los objetos que vemos en la imagen: la manta es un espacio y quienes acceden a ella acceden, a su vez, a los objetos que alberga (libros de distintos tamaños y colores). Siguiendo a Svenonius (2000), esta clase de acceso puede ser llamada "acceso material”. Denota la obtención de un documento, un objeto que contiene información, —es decir, que contiene un mensaje (Martínez Comeche 1995) — y que le proporciona un soporte. Según esto, las personas acceden a información al acceder a documentos, como si se tratase de un paso previo (o condición) que es posible, únicamente, si esos objetos han sido colocados en un sitio ubicable y accesible que permita disponer de ellos. En suma otras palabras: para acceder a un libro es necesario acceder al espacio que lo alberga, como han hecho los niños que vemos en la imagen.

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