Читать книгу El asesino de las esferas y otros relatos - Guillermo J. Caamaño - Страница 18

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Bosque

—Papá, si los dragones no existen, ¿por qué este bosque se llama «del dragón»?

—Los dragones no existen, pero hay cientos de leyendas sobre caballeros y santos que mataban dragones para demostrar su valentía y proteger a los campesinos. Muchos lugares toman su nombre de esas historias. En el centro de este bosque se encuentra la entrada a una gruta donde se cuenta que habitaba un dragón que se alimentaba de quienes se aventuraban a entrar en él.

—¿Qué es esa cosa oscura que asoma por la cueva?

—Desde luego no es un dragón, debe ser una sombra proyectada por lo abrupto del borde de la entrada, que deja pasar algunos rayos de sol, formando siluetas extrañas que pueden parecer…

No pude terminar la frase, pues las cenizas carecen del don de la palabra.

El asesino de las esferas y otros relatos

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