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Forma, composición y estructura

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En uno y otro de los grupos temáticos de las Sátiras (y especialmente en el de las de costumbres, como es lógico por su mayor número y su mayor cercanía a lo cotidiano), nos encontramos con una variedad de formas, que van desde la más tradicional del que cabe llamar sermo currens , la meditación en voz alta, pasando por el diálogo —en algunos casos diálogo puro, sin marco narrativo, como en II 1 ; 3; 4; 5; 7 y 8 30 —, hasta el mero relato anecdótico, como en I 5, I 7 y I 9. Esas formas pueden aparecer variadas y combinadas entre sí y con otros elementos, e incluso en una misma composición (narración o discurso moral en boca de un tercero, con o sin diálogo, y con o sin reminiscencias personales; aparte de la parodia, como I 7, II 4 y 5 etc. 31 ).

Ya a propósito de la Sátira I 1 comenta P. FEDELI (246) que avanza según «un procedere.... desultorio 32 », un discurso —digamos— irregular y quebrado, como parece propio de un auténtico sermo ; de ahí que esa clase de discurso sea perceptible en bastantes otras de las Sátiras . Eso no ha disuadido a los estudiosos de intentar detectar principios constructivos dentro de cada sátira y dentro del conjunto de los libros, y a veces con resultados plausibles, que, como puede suponerse, no ha lugar a recoger aquí con el detalle deseable.

Desde luego, y en cuanto a la composición de los libros, es evidente, al menos, que Horacio organizó a propósito el primero de manera que lo encabezara una sátira dedicada a Mecenas, que no fue la primera que escribió. A él también va dirigida la que abre la segunda mitad del libro, la 6. a , lo que ha llevado a concluir que el poeta le dio una organización bipartita como la que poco antes Virgilio había dado a sus Bucólicas . Sin embargo, HKINZE que suscribe esas ideas sostiene que con tal estructura se entrecruza otra tripartita y más compleja que abarca a los contenidos: la primera tríada de sátiras trata de cuestiones morales; la segunda, del propio poeta (la 4. a en cuanto escritor, la 5. a en cuanto amigo de sus amigos, la 6. a en cuanto que persona que se había ganado un lugar prominente en la sociedad); la tercera tríada cuenta «historias divertidas», y la Sátira 10, «para el autorretrato del poeta, la más importante», sería el epílogo del libro 33 . En cuanto al libro II , HEINZE reitera la opinión de F. Boll de que se estructura en dos series simétricas: la Sátira 1 (la consulta con Trebacio) se correspondería con la 5 (consulta con Tiresias), la 2 (la del campesino Ofelo) con la 6 (la del Horacio campesino, del que Ofelo sería un alter ego ); la 3 y la 7, por su parte, estarían unidas por su tratamiento de paradojas estoicas y, en fin, la 4 y la 8 conciernen a la vigente moda de los placeres de la mesa 34 .

A estas propuestas de estructuración les han surgido con el tiempo varias y variadas alternativas. Así RUDD (1966: 160 s.) se muestra más escéptico: tras admitir que, al igual que las Bucólicas , las Sátiras dejan ver un cierto arrangement , y que I 1-3 están estrechamente ligadas por forma y contenido, al igual que las literarias, la 4 y la 10, «aparte de ellas apenas hay un mode lo discernible». En cambio, la situación parece cambiar en el libro II , en el que, no sin ciertas reservas, Rudd da por bueno el antiguo esquema simétrico propuesto por Boll. Con todo, concluye que: «El diseño en sí mismo... no tiene ningún significado simbólico; no otorga ningún significado añadido a ningún poema individual; y en la medida que yo puedo averiguar, no implica secreto matemático alguno».

Hay que mencionar también la propuesta de K. BÜCHNER (1970) 35 , que en cuanto al libro I se pronuncia por la organización bipartita en la que los dos bloques estarían temáticamente ligados. En cuanto al libro II , destaca ante todo que en él predomina la forma dramática o dialógica, y admite, más o menos, las simetrías temáticas propuestas por Boll y Heinze. Las conclusiones que sobre la composición del libro I habían alcanzado esos los autores han sido confirmadas y matizadas mediante un análisis propio y más elaborado por C. RAMBAUX 36 . Para él, el libro tiene una «estructura piramidal» que trata de hacer eco a las Bucólicas , aunque en él no quepa observar correspondencias numéricas como las que Maury detectó en aquéllas. Lo que parece que se puede observar una composition d’ensemble que, en resumen, respondería a un orden simétrico o concéntrico en el que, por sus contenidos (repudio de determinados vicios), las Sátiras 1, 2 y 3 se corresponderían, respectivamente, con las 7, 8 y 9. La 5 vendría a hacer de «pointe de la piramyde», la «imagen de la vida feliz», escoltada por la 4 y la 6, que comparten la actitud de rechazo a los detractores y la evocación de la figura del padre. En un más resumen todavía , 1, 2, 3 y 7, 8, 9 presentarían «los escollos a evitar»; 4 y 6 «el camino a seguir»; 5 el resultado, y 10 la «conclusión literaria del libro».

Por esos mismos años, el filólogo sudafricano C. A. VAN ROOY , en una amplia serie de artículos 37 (en su conjunto una sólida monografía), estudió minuciosamente los criterios de «arrangement and structure» que, a su entender, Horacio aplicó en el libro 1 de sus Sátiras . Para VAN ROOY (1971: 87). «el más fundamental principio en la estructura del libro consiste en el agrupamiento de pares conjuntos»; es decir, formados por 1-2, 3-4, 5-6 (núcleo del libro), 7-8 y 9-10. Esas parejas, que ya habrían sido «compuestas y editadas» como tales (1970b: 50), y pese a visibles diferencias de contenido, estarían conectadas por semejanzas de sus estructuras internas, que VAN ROOY analiza en cada caso en «secciones» y con criterios bastante realistas. Por lo demás, suscribe la idea, ya antigua, de que Horacio haya imitado en este libro, aunque a la debida distancia, el de las Bucólicas virgilianas, aparecido no mucho antes; en primer lugar, en el número de los poemas, pero también en otros mecanismos de organización (VAN ROOY , 1973).

Tampoco han faltado en el análisis de las Sátiras los ensayos «numerológicos» que con tanto afán se aplicaron al de otras obras de la poesía clásica 38 . En este caso hay que citar, al menos, los de W. HERING 39 , «para [el que] la unidad de las sátiras horacianas descansa sobre las proporciones de sus partes, sobre simetrías que sólo es posible comprobar por su correlación, por la dialéctica de contenido y forma y por medio de precisas relaciones numéricas» 40 . Sólo hemos tenido la oportunidad de examinar personalmente el análisis de la Sátira II I que Hering hace en el segundo de sus trabajos citados (HERING , 1982: 206 ss.), y nos parece que es muy meritorio, cuando menos, por la minuciosidad con que estudia la «Gedankenfürung» del poema, diseccionando cuidadosamente los bloques de sentido en que se estructura. Tales bloques o «secciones» tienen dimensiones variables, pero, a fin de cuentas, al menos según Hering, parecen dar como resultado un esquema armónico y simétrico, incluso con correspondencias muy alejadas entre sí dentro del texto; algo que razonablemente sólo cabe suponer que se debe a un cierto esquema constructivo que, por lo demás, el autor observa también en poetas como Virgilio y Propercio. Concretamente, los 86 versos de la Sátira II 1 se estructurarían en dos grandes bloques de 43 versos. En la primera mitad habría cuatro bloques temática y cuantitativamente simétricos (de 9, 11, 11 y 9 versos) y tres en la segunda (de 16, 11 y 16). Una observación interesante que hace Hering es la de que Horacio suele aprovechar como punto de transición entre secciones la cesura del hexámetro, lo que, aparte de ser un mecanismo de cohesión del texto, abona su idea de que hasta los elementos formales más externos contribuyen al diseño trazado por el poeta.

Los análisis como éste pueden provocar en el lector una doble impresión: por una parte, la de que sus autores han examinado a fondo los textos a los que se enfrentan; por otra, la de que el propio alto grado de resolución con que lo hacen a veces produce —o contraproduce — la duda de que sus deducciones respondan realmente a esquemas constructivos subyacentes en ellos y susceptibles de una fructífera generalización.

En fin, la estudiosa norteamericana H. DETTMER (1983) 41 , cuyos esfuerzos por identificar estructuras constructivas en los libros de las Odas 42 ya hemos ponderado en su momento, se ha ocupado también de las de las Sátiras . Dettmer estima que «el anillo entrelazado» —es decir, la Ringkomposition cuyos términos se entrecruzan con las de otras— es «el principal esquema unificador» que encontramos en la disposición de uno y otro libro. Naturalmente, Dettmer valora debidamente los precedentes que desde Boll en adelante había habido en ese terreno, y los desarrolla y, en lo posible, los unifica, hasta concluir que las Sátiras están construidas conforme a un «principio de consistencia» en el que los temas se tratan de manera simétrica y equilibrada. En el libro I —no, al parecer, en el II— ese principio se correspondería además con unas ciertas proporciones en el número de versos dedicados al tratamiento de cada uno, pormenores en los que no ha lugar a entrar aquí. En fin, son bastantes otras las propuestas que a este respecto se han hecho, entre ellas las de Port, Reincke, Ludwig y otros 43 .

Sátiras. Epístolas. Arte poética.

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