Читать книгу El huerto ecológico en macetas - Hortensia Lemaitre - Страница 14
ОглавлениеEl alimento de la planta
La tierra es el estómago de las plantas. Al contrario que los animales, ellas solo pueden absorber nutrientes una vez han sido descompuestos en sus partes más simples, por lo que la labor del sistema digestivo la realizan los microorganismos que viven en el suelo y se alimentan de los restos de materia orgánica. La vida microbiana necesita unas condiciones determinadas para desarrollarse.
El éxito del huerto en macetas depende en gran medida de la habilidad del horticultor para recrear las condiciones microbianas de la tierra dentro de un pequeño contenedor.
Las condiciones del suelo influyen hasta tal punto en la salud de la planta que son la principal causa de problemas en el cultivo en macetas. El sustrato debe cumplir varias condiciones para que las plantas crezcan sanas en él:
•Tiene que conservar bien la humedad, pero sin permanecer encharcado.
•Permitir el acceso del oxígeno a las raíces.
•Mantener un nivel de pH y sales en la tierra óptimo para la absorción de agua y nutrientes.
▮Cuándo renovar la tierra
Los sustratos para macetas tienen una vida limitada, ya que con el tiempo van perdiendo su estructura, se compactan y absorben menos, por lo que se secan cada vez más rápido. Siempre que se vaya regando periódicamente y se añada nuevo abono cada pocas semanas, el sustrato aguantará en buenas condiciones durante una temporada completa pero, pasado este tiempo, conviene renovarlo. En general, las mezclas con fibra de coco duran algo más que las basadas en turbas que tienden a perder su capacidad de absorción de agua con mayor rapidez. El sustrato desechado se puede aprovechar mezclándolo con tierra nueva o reutilizarlo para cultivar plantas ornamentales.
Las plantas más grandes y productivas como tomates, pimientos, berenjenas o calabacines, tienen un gran sistema de raíces y consumen muchos nutrientes, por lo que descomponen la estructura de la tierra a mayor velocidad. Después de un cultivo de alguna de estas hortalizas el sustrato suele perder la mayoría de sus propiedades y no conviene reutilizarlo. Como mucho, tras sacar la tierra, eliminar parte de las raíces y añadir algo de abono, se puede reutilizar el sustrato para cultivar alguna hortaliza con poca necesidad de nutrientes como zanahorias, cebollas o lechugas.
▮El sustrato ideal
Con un poco de práctica enseguida se aprende a valorar la calidad de la tierra simplemente por su textura. El sustrato ideal forma una bola cuando se compacta un puñado entre las manos, pero la bola se desmenuza enseguida en cuando se aprieta con un dedo.
La tierra que pongamos en las macetas debe ser fértil y estar libre de parásitos o semillas de malas hierbas. Lo mejor es utilizar tierra nueva de saco de la que venden en las tiendas de jardinería o preparar una mezcla de fibra de coco o turba con estiércol, compost o humus de lombriz. El sustrato que se vende en sacos suele venir abonado con los nutrientes necesarios para que las plantas vivan de 2 a 4 semanas. A partir de ese momento es conveniente mezclar algún abono de crecimiento (rico en nitrógeno) en el agua de riego al menos una vez por semana.
Los sustratos para macetas son muy esponjosos y absorben gran cantidad de agua, pero cuando se resecan en exceso tienden a contraerse, dejando un espacio de aire entre la tierra y la pared de la maceta. A través de esta ranura, las raíces quedan expuestas al aire y las altas temperaturas, que las deshidratan rápidamente. Al morirse las raíces, el crecimiento y el desarrollo de la planta se ven perjudicados. Para evitar que suceda hay que:
•Mantener la tierra húmeda y fresca (sombreando los tiestos si es necesario).
•Siempre que se vea un hueco entre la maceta y la tierra, hay que taparlo.
•Hay que evitar que la capa superior de tierra se compacte y forme una costra rastrillándola periódicamente. La tierra suelta reduce la evaporación y ayuda a mantener las raíces frescas y oxigenadas.
Materiales para sustratos
Turba
La turba se forma en zonas húmedas o pantanosas por descomposición parcial de la materia orgánica en un medio ácido y anaeróbico. Es un sustrato muy adecuado para el cultivo de plantas por su gran aireación y esponjosidad, aunque deben completarse con fertilizantes por su bajo contenido en nutrientes. Su peor inconveniente es lo difícil que resulta volverlas a mojar si se secan completamente. Las turbas rubias son más fibrosas, están menos descompuestas y presentan una mayor aireación, mientras que las turbas negras se encuentran en un estado más avanzado de descomposición, absorben mayor cantidad de agua y tienen más nutrientes.
POR EL BIEN DEL PLANETA, PASA DE LA TURBA
La turba se extrae de depósitos con miles de años de antigüedad que se renuevan tan lentamente que, en la práctica, es casi como si no lo hicieran. Las turberas son grandes almacenes de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, por lo que su protección ayuda a reducir el calentamiento global del planeta. La explotación de las turberas daña el ecosistema, mientras que la fibra de coco es un recurso renovable que se produce en países en vías de desarrollo. Pasando de la turba y apostando por la fibra de coco, ayudamos al planeta y a las economías de países como India, Sri Lanka, Malaysia, Tailandia, Indonesia o Brasil.
Mantillo vegetal
Su composición varía mucho y no siempre da buen resultado, pues puede contener sustancias fitotóxicas como acículas de pino, ser poco nutritivo o tener un pH muy bajo.
Compost
El compost es materia orgánica descompuesta por la acción de numerosos organismos en un proceso llamado compostaje. Sus principales propiedades son:
•Buena retención de agua.
•Correcta aireación.
•Gran contenido en nutrientes.
Si está bien hecho aporta mucha fertilidad y estimula el crecimiento de las hortalizas y los microorganismos beneficiosos del suelo. El material de partida con el que se elabora el compost influye mucho en la calidad final. Hay que evitar el compost de lodos de depuradora o el que algunos municipios elaboran con la basura orgánica que recogen. A menudo contienen contaminantes o metales pesados que no son aconsejables para el cultivo de plantas comestibles. El mejor compost es el elaborado en casa con la basura orgánica propia, ya que se conoce perfectamente su composición.
Fibra de coco
La fibra de coco se elaborara con la cáscara exterior de este fruto, un producto de desecho de la industria cocotera. Es ecológica, renovable y una buena fuente de recursos para muchos países en vías de desarrollo. Es muy porosa y ligera, por lo que las raíces reciben una excelente aireación. Es un gran sustrato para el cultivo de hortalizas.
Perlita
Se produce a partir de rocas vítreas que se calientan rápidamente para lograr su expansión. Son unas pequeñas piedras blancas muy ligeras y porosas. Se mezclan con el sustrato para aumentar su aireación y capacidad de drenaje. No absorbe agua, pero la retiene en su superficie. Cuando está seca, la perlita desprende un polvo que no se debe respirar. Conviene trabajar con mascarilla o mojar la perlita abundantemente antes de manipularla. No aporta nutrientes.
Vermiculita
Se produce a partir de unas rocas ricas en mica que se calientan para lograr su expansión. Es de color amarillo dorado, muy ligera y un buen aditivo para el sustrato, ya que tiene una gran capacidad de absorción de agua. No se debe añadir más de un 5% en volumen para evitar el encharcamiento del sustrato. Mezclando un 2% de vermiculita con la turba se evita el clásico problema de que la turba se reseque demasiado y luego no se pueda mojar bien. Aporta magnesio y potasio.
Arlita
Son bolitas de arcilla expandida al calor. Contienen microporos que ayudan a oxigenar las raíces. Tienen gran capacidad de drenaje y ayudan a evitar que la tierra se apelmace. No aporta nutrientes.