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¿Qué comen las plantas?

Para alimentarse, las plantas necesitan:

•Luz

•Agua

•Dióxido de carbono

•14 minerales en proporciones diferentes

Los nutrientes o minerales que las plantas utilizan pueden dividirse en tres grupos, según la cantidad en que son necesarios:

1.Los macronutrientes. Las plantas consumen los nutrientes de este grupo en grandes cantidades. Son nitrógeno, fósforo y potasio

2.Los nutrientes secundarios (que consumen en cantidades medias): calcio, azufre y magnesio.

3.Los 8 microelementos o micronutrientes: hierro, manganeso, zinc, boro, molibdeno, cobre, cloro y cobalto. De estos la planta solo necesita cantidades mínimas.

Cuando a una planta le falta alguno de estos nutrientes, muestra síntomas de carencias y crece con problemas. Según el nutriente que falte, los problemas serán más o menos graves y afectarán en uno u otro momento de la vida de la planta. Por ejemplo, la falta de nitrógeno afecta al crecimiento, mientras que la carencia de fósforo impide un normal desarrollo de la floración.

Las carencias más comunes son de nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio y hierro. El resto de los elementos falta muy rara vez.

No siempre las carencias responden a una falta de nutrientes en la tierra, a menudo los nutrientes están pero las plantas no los pueden absorber por una o varias causas: el pH demasiado bajo o demasiado alto, el exceso de sales en la tierra, la falta de oxígeno en las raíces o el exceso de riego pueden interferir en la absorción de nutrientes y provocar que la planta muestre síntomas de carencias.

La gran mayoría de las deficiencias se pueden corregir lavando la tierra con varios litros de agua que vaya saliendo por los agujeros de drenaje de la maceta y, a continuación, abonando la planta con un fertilizante completo (NPK o 15+15+15: que contenga Nitrógeno, Fósforo y Potasio) con microelementos.

▮Los macronutrientes: el abono que vamos a tener que usar en mayor cantidad

Nitrógeno (N)

El nitrógeno es el elemento que en mayor abundancia necesita la planta. Se utiliza en el crecimiento de hojas y tallos y para las síntesis de clorofila. El nitrógeno es importante, sobre todo, durante la etapa de crecimiento de la planta. La deficiencia de este elemento es común especialmente en tierras donde llueve mucho o en macetas, donde la tierra se agota rápidamente.

La falta de nitrógeno se percibe primero en las hojas más viejas, que adquieren un color verde claro o amarillo cuando el nitrógeno que contienen es transportado a las hojas nuevas. Como este síntoma también podría producirse por otras causas, habrá que ver si el resto de la planta palidece o amarillea para estar seguros de que falta nitrógeno. Las plantas deficientes en nitrógeno suelen tener hojas pequeñas, crecer lentamente y ser poco frondosas.

Fósforo (P)

El fósforo se utiliza en la formación de flores y raíces y en la transferencia de la energía solar a compuestos químicos. Es necesario, principalmente, en las primeras etapas de crecimiento y en la floración.

Potasio (K)

El sistema respiratorio de la planta, el sistema enzimático y las síntesis de proteínas y clorofila necesitan potasio. Ayuda, además, a luchar contra las plagas y las enfermedades, y a mantener la presión interna de agua que sostiene la planta. Si la planta pierde está presión, se marchitará y los tallos serán débiles. La deficiencia en potasio es más común en las tierras con un pH ácido. La ceniza de madera es muy rica en potasio y se puede usar como fertilizante siempre que se añada a la tierra en pequeñas cantidades.

▮Nutrientes secundarios

Calcio (Ca)

El calcio es necesario para construir las paredes celulares y en el proceso de división celular. También contribuye a evitar la acumulación de elementos tóxicos y facilita la absorción de nutrientes equilibrando el pH de la tierra.

Azufre (S)

El azufre ayuda a regular el metabolismo vegetal y es un constituyente de vitaminas, aminoácidos y proteínas. No es habitual encontrar deficiencias de este mineral en las plantas.

Magnesio (Mg)

El magnesio es necesario para la fabricación de clorofila, cuyo átomo central es de magnesio, y carbohidratos. Es una deficiencia frecuente en plantas en maceta que se corrige abonando con un fertilizante que lo contenga.

▮Micronutrientes: solo en pequeñas cantidades

Los micronutrientes o microelementos son minerales que las plantas necesitan en dosis muy pequeñas (hierro, manganeso, zinc, boro, molibdeno, cobre cloro y cobalto). Es conveniente abonar las plantas con un fertilizante que contenga microelementos para evitar carencias, pero hay que tener un cierto cuidado ya que a menudo el exceso de micronutrientes puede ocasionar graves problemas a las plantas.

▮Lo más frecuente: la carencia de hierro

La carencia de hierro es bastante común especialmente cuanto el pH del agua de riego o del sustrato es muy alto. Cuando falta hierro se detiene la formación de clorofila, las hojas más jóvenes se vuelven amarillas y los nervios permanecen verdes. Las deficiencias de hierro tienen, en muchas ocasiones, su causa en desequilibrios en el pH. Algunos cultivadores entierran unos clavos en la maceta o los introducen en la regadera para que, al oxidarse, aporten hierro a la planta.

LAS HORTALIZAS Y SU NECESIDAD DE NUTRIENTES
NECESIDAD DE NUTRIENTESHORTALIZA
AltaAcelga, alcachofa, berenjena, brócoli, calabacín, calabaza, col, coliflor, espinaca, fresa, girasol, maíz, melón, patata, pepino, pimiento, sandía, tomate
MediaEscarola, lechuga, nabo, puerro, remolacha, zanahoria
BajaAjo, cebolla, chirivía, rábano
Fabrican sus
propios nutrientesGuisante, haba, judía

Los abonos

Las tiendas especializadas en jardinería ofrecen una amplia gama de abonos y fertilizantes, sólidos o líquidos, orgánicos o de síntesis química, de liberación lenta, para cultivo hidropónico, etc. Aunque con cualquiera de ellos se puede cultivar, el producto final no siempre será igual. Es necesario entender cómo viven las plantas en la naturaleza para comprender la diferencia existente entre los distintos tipos de abonos, especialmente entre los químicos y los orgánicos.

En la naturaleza, las plantas se alimentan de los desechos de los millones de microorganismos (hongos, bacterias, etc.) que viven en cada centímetro cúbico de tierra. Estos microorganismos son los encargados de descomponer lentamente la materia orgánica e ir liberando, como desechos, nutrientes en forma iónica que las plantas absorben. Las plantas, a su vez, cuando mueren, sirven de alimento a la vida microbiana. De este modo el ecosistema se mantiene vivo.

▮Abonos químicos y fertilidad

Los agricultores “químicos” creen que los abonos de síntesis crean fertilidad porque aportan grandes cantidades de elementos minerales en forma directamente asimilable por la planta y las raíces los pueden absorber inmediatamente. Sin embargo, el uso continuado de abonos químicos acaba con la vida microbiana de la tierra y esta vida constituye su auténtica fertilidad. Una vez muertos los microorganismos, las plantas dependen exclusivamente de los abonos químicos y cada vez necesitan dosis mayores para poder vivir. Además, la mayoría de los fertilizantes químicos solo aportan dos o tres elementos minerales (típicamente nitrógeno, fósforo y potasio) cuando las plantas en realidad utilizan muchos más, aunque en menores dosis. A consecuencia de este desequilibrio las plantas crecen débiles y enfermas, lo que las hace más propensas a sufrir ataques de insectos y enfermedades. Para combatir esta debilidad se usan gran cantidad de insecticidas y fungicidas que además de destruir los insectos dañinos también acaban con gran cantidad de otras especies que son realmente beneficiosas ya que ayudan a mantener baja la población de insectos potencialmente perjudiciales para las plantas. El desequilibrio existente bajo tierra se traslada así a la superficie, donde empiezan a proliferar las plagas devastadoras.

▮ Abonos orgánicos

Los abonos orgánicos son la forma más respetuosa con el entorno, ecológica y segura de alimentar las plantas. No atacan el medio ambiente y las plantas los toleran muy bien. Utilizando abonos orgánicos es más difícil dañar o matar la planta por exceso de fertilizante que cuando se usan abonos químicos.

Hay dos tipos generales de abonos orgánicos: los sólidos y los líquidos.

•Los abonos sólidos se mezclan con la tierra antes de plantar o bien se esparcen sobre la superficie si las plantas ya están sembradas. Los líquidos se disuelven en agua y se aplican con el riego. Los abonos que más ayudan a mejorar la fertilidad del suelo son los sólidos ya que suelen contener gran cantidad de materia orgánica que estimula la vida microbiana. De entre todos ellos, los estiércoles y el compost son de los mejores.

•Los abonos orgánicos líquidos son prácticos, pues se aplican en el momento que hacen falta, y tan cómodos de usar como los abonos químicos pero mucho más ecológicos.

Algunos abonos, como el estiércol o el compost, acondicionan la tierra a la vez que la fertilizan. En realidad, cualquier materia orgánica que se añada a la tierra se descompone y aporta elementos nutritivos al suelo. Pero existen algunas más apropiadas que otras:

Compost: es materia orgánica descompuesta. Enriquece y acondiciona el suelo. Se puede hacer compost con casi cualquier cosa. Lo habitual es hacer un montón con desechos vegetales y dejarlo durante unos meses hasta que se completa la descomposición.


Compostador en módulos


Compostador cilíndrico


Compostador casero hecho con un bidón

Estiércol: es un estupendo fertilizante que ayuda a acondicionar el suelo y aporta casi todo lo que la planta necesita. Si está maduro se puede usar en grandes cantidad sin miedo a quemar las plantas.

Humus de lombriz: es uno de los mejores abonos. Aunque pueden usarse grandes cantidades sin peligro para la planta los mejores resultados se obtiene con no más de un treinta por ciento de la mezcla.

Guano: Son deyecciones (cacas) de aves marinas. Aunque su composición es muy variable, suele contener bastante fósforo. Es de acción rápida y muy apropiado para abonar foliarmente, es decir, pulverizar las hojas de la planta. Se comercializa en forma sólida para mezclar con la tierra, o bien líquido para mezclar con el agua de riego o pulverizar.

Harina de sangre: Es sangre de animales que se recoge en los mataderos, se seca y se convierte en polvo. Tiene un alto contenido en nitrógeno y actúa rápidamente.

Polvo de huesos: Es un abono recomendable para una correcta floración debido a su alto contenido en fósforo. Libera el fósforo lentamente por lo que debe usarse bastante cantidad. Se mezcla con la tierra al prepararla.

Pelos y plumas: Constituyen un abono de acción lenta rico en nitrógeno.

Fosfato natural blando: beneficioso para las hojas y con un alto contenido en fósforo y potasio. De acción lenta.

Orina: Es una de las mejores formas de aportar nitrógeno a la planta. Hay que mezclar 1 taza de orina con 4 litros de agua y regar con esta mezcla.

Cáscaras de huevo: Son muy ricas en carbonato cálcico (casi el 93%) y contienen un 1% de nitrógeno, 0,5% de ácido fosfórico y microelementos. Son una gran fuente de calcio especialmente útil en tierras ácidas. Conviene secarlas bien en el horno o sobre un radiador antes de triturarlas. Cuando se usan como abono conviene molerlas lo más finamente posible para que se descompongan con mayor rapidez. Otra interesante propiedad de las cascaras de huevo es que repelen a los caracoles. Si se forma una barrera de cascaras troceadas (en pedazos pequeños, no en polvo) alrededor del tallo de una planta los caracoles no la atravesarán y se irán a otro lado.

Algas marinas: Las algas contienen gran cantidad de nutrientes y se han venido usando tradicionalmente como fertilizante en muchas zonas costeras. Habitualmente las algas se recogían en la marea baja y se extendían por los campos. Las algas contienen todos los nutrientes primarios, secundarios y microelementos necesarios para el crecimiento vegetal además de agentes quelatantes como los ácidos algínicos, fúlvicos y manitol. También vitaminas, reguladores del crecimiento, cerca de 5000 enzimas y compuestos biocidas que controlan algunas enfermedades y plagas de las plantas. Refuerzan el sistema inmunitario de las plantas y potencian el vigor y la capacidad de nutrición. A la vez que estimulan a las plantas mejoran la fertilidad y la vida del suelo ayudando en la descomposición de productos tóxicos. Se aplican en forma de polvos solubles, extractos y harina. Hay muchas especies de algas que se usan como bioestimulantes vegetales: Ascophyllum nudosum, Ecklonia maxima, Durvillaea potatorum, Laminaria, Sargassum.

Hoy en día se venden en las tiendas de cultivo numerosos suplementos para las plantas basados en extractos de algas. Son buenos pero bastante caros. Los cultivadores que no tienen la costa cerca no tienen más remedio que pagarlos, pero aquellos que viven cerca del mar pueden obtener un gran abono gratis. No hay más que ir a recoger algas y esparcirlas por el huerto o elaborar un extracto con ellas. Antes de recoger las algas conviene informarse de si está permitido hacerlo y si hay alguna especie que, por estar en peligro de extinción, no se puede coger.

Posos de café: Los posos de café son un abono NPK en sí mismos y se pueden usar sin combinar con otros materiales. Contienen un 2 % de nitrógeno, 0,3% de ácido fosfórico y algo menos del 1% de potasio. Además contienen minerales, microelementos, azúcares, carbohidratos, vitaminas y algo de cafeína. Los posos de café tienen un pH ácido y si se usan en grandes cantidades pueden bajar el pH de la tierra. En ciertas especies de plantas amantes del suelo ácido, como las hortensias, esto puede ser una ventaja, pero no a todas las especies les gusta la acidez. En aquellos lugares donde el agua sea alcalina y el cultivador no corrija el pH, los posos de café pueden realizar esta función. Se aplican esparciéndolos, bien desmenuzados, sobre la tierra y alrededor de las plantas. Si los posos no se van a utilizar inmediatamente, conviene secarlos para que no se enmohezcan. Se pueden secar colocándolos en un recipiente sobre un radiador o en el horno a baja temperatura.


RECUERDA

Al regar las plantas, sobre todo en macetas, los nutrientes son “lavados” de la tierra y arrastrados con el agua que sale por los agujeros de drenaje del tiesto. Para evitar que la planta se quede sin alimento es mejor añadir periódicamente pequeñas cantidades de abono que ponerlo todo de una vez.

CÓMO ELABORAR UN EXTRACTO CASERO DE ALGAS

Hoy en día se venden en las tiendas de jardinería suplementos para las plantas basados en extractos de algas. Son buenos pero bastante caros. Los cultivadores que viven lejos de la costa no tienen más remedio que pagar por ellos, pero quien vive cerca del mar puede obtener un gran abono gratis. No tiene más que recoger algas y esparcirlas por el huerto o elaborar un extracto con ellas. Antes de recolectar las algas conviene informarse de si está permitido hacerlo y si hay alguna especie que, por estar en peligro de extinción, no se puede coger.

Para hacer un extracto de algas se meten en un bidón, se rellena este con agua y se cubre con una malla o similar para que no entren insectos. Las algas se irán descomponiendo poco a poco y liberarán los nutrientes en el agua. Uno o dos meses después, el extracto está listo. Solo hay que filtrarlo para eliminar los restos sólidos y disolverlo en agua antes de fumigarlo sobre las plantas. La emulsión de pescado y el purín de algas tienen un cierto olor a mar o a pescado que desaparece uno o dos días después de pulverizarlo sobre las plantas.

El huerto ecológico en macetas

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