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7. Los problemas ambientales

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Los problemas ambientales no se pueden analizar ni entender si no se estudian atendiendo a la perspectiva global de su dimensión, ya que estos surgen como consecuencia de la interacción de múltiples factores.

Nuestro actual modo de vida supone un gasto de recursos naturales y energéticos cada vez más creciente e insostenible. Las formas industriales de producción y consumo masivas que hacen posible este modo de vida, implican la destrucción del planeta a medio plazo.

El consumo actual, un consumo en constante expansión, somete a tensión al medio ambiente, con emisiones y derroches que contaminan la tierra y destruyen los ecosistemas, produciendo, como consecuencia, el agotamiento y degradación en aumento de los recursos naturales. Tal es así, que:

1 La quema de combustibles fósiles se ha casi quintuplicado desde 1950.

2 El consumo de agua dulce se ha casi duplicado desde 1960.

3 La captura marina se ha cuadruplicado.

4 El consumo de madera es ahora un 40% superior a lo que era hace 25 años.

Todo problema ambiental implica un proceso de degradación del medio ambiente. Existen problemas ambientales globales, que son los que afectan a todo el planeta, como el agujero de ozono o el efecto invernadero; otros problemas ambientales que se producen en grandes áreas geográficas, como las selvas tropicales o los desiertos; o problemas ambientales que suceden a escala local, como las inundaciones periódicas en los valles fluviales o los vertidos industriales en zonas donde hay gran concentración de fábricas.

Atendiendo a la perspectiva global, los problemas ambientales se caracterizan por:

1 Ser persistentes.

2 Estar en continuo aumento.

3 Ser, en la mayoría de los casos, de difícil reversibilidad.

4 Responder a múltiples factores, en ellos se entrelazan aspectos de diversa naturaleza: ecológicos, económicos, sociales, culturales, éticos, etc.

5 Tener consecuencias más allá del tiempo y el espacio donde se generan.

6 Ser parte de otro problema más complejo y, a la vez, suma de numerosos y pequeños problemas.

7 Tener soluciones complejas y múltiples, que a veces dependen de muchas pequeñas soluciones.

8 Las soluciones de tipo legal, correctivo, coercitivo, disuasorio, etc., no son eficaces por sí mismas.

9 Las soluciones de tipo tecnológico, en el mejor de los casos, solo atenúan los efectos, es decir, tratan el proceso en sus fases finales (medidas compensatorias, correctivas, pocas veces anticipatorias o preventivas).

Se dice, entonces, que hay un problema ambiental cuando alguno de los elementos que integran el sistema ambiental, o un conjunto de esos elementos, está deteriorado con respecto a la forma en que puede brindar sustento para la vida presente y/o futura, sobre todo para la vida de las personas y de los sistemas sociales, pero también para la vida en su entorno.


Nota

En 1987 apareció la definición de DESARROLLO SOSTENIBLE que establece que se deben satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades.

7.1. Principales problemas ambientales

Aumento del efecto invernadero

El efecto invernadero es un fenómeno natural de la atmósfera que consiste en que la energía solar que llega a la tierra, al tomar contacto con el suelo, se refleja solo en parte, siendo el resto absorbida.

El efecto de esta absorción es un calentamiento y se manifiesta por una irradiación de energía hacia la atmósfera. Sin embargo, al viajar hacia la atmósfera se encuentra con gases que actúan de freno, produciéndose la vuelta hacia la tierra y evitando que la energía se escape en su totalidad hacia el exterior, calentado más el suelo del planeta.

La actividad humana, con el uso de combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas natural) está variando este equilibrio natural, produciendo la emisión de gases de invernadero (las emisiones anuales de dióxido de carbono CO2 se cuadruplicaron en los últimos cincuenta años) que, junto con otros provenientes de otras actividades, provocan el recalentamiento mundial de la atmósfera, que está generando una ruptura de los equilibrios naturales.

Algunos de los efectos son: cambios climáticos, lo que supone una grave amenaza para las cosechas, inundaciones, aumento de la frecuencia de las tormentas y las sequías, aceleración de la extinción de especies, difusión de enfermedades contagiosas. La generación de energía y el transporte motorizado son las causas más importantes del efecto invernadero. En España, el promedio de cada persona son 8,2 toneladas de CO2 por año.

Agujero de la capa de ozono

El ozono es el gas encargado de la protección de la Tierra contra las radiaciones ultravioletas. La introducción de nuevos compuestos artificiales (como los clorofluorocarbonos o CFCs, presentes en los aerosoles y aparatos de refrigeración), así como de fertilizantes, reducen la concentración de ozono en la atmósfera, lo que hace que penetren más cantidad de rayos ultravioletas.

Esto provoca graves consecuencias para el desarrollo de la vida vegetal y animal, pudiendo producir mutaciones genéticas y cáncer de piel en las personas.

Lluvia ácida

Los óxidos de nitrógeno y azufre, emitidos por las industrias y automóviles a la atmósfera, reaccionan con el vapor de agua para formar ácido nítrico y ácido sulfúrico. Estos ácidos caen sobre la tierra en forma de lluvia, produciendo la acidificación de los suelos y aguas, pérdida de zonas de cultivo, muerte de bosques, etc.


Deforestación

La deforestación es la pérdida de bosques, lo que tiene graves consecuencias, como son la erosión del suelo debido a la falta de vegetación, la pérdida de terreno fértil, ya que se pierden los nutrientes del suelo, la pérdida de flora y fauna, interrupción del ciclo del agua o el aumento de los niveles de CO2 cuando se queman los bosques.

Una sexta parte de la superficie terrestre del mundo se ha degradado, como resultado de la ganadería intensiva y de malas prácticas de cultivo agrícola. Si sigue el actual ritmo de tala de árboles en el Amazonas, nuestro “pulmón verde” más importante del mundo desaparece en 40 años.

Erosión-desertificación del suelo

El proceso de deforestación está íntimamente ligado al de la erosión y desertificación, que supone una pérdida irreversible de la fertilidad del suelo.

Pero la infertilidad del suelo, que provoca su desertificación, también puede estar causada por el uso excesivo de fertilizantes y pesticidas en la agricultura, o por la acumulación de residuos de todo tipo.

Producción de residuos

Otro problema es el tipo de residuos que se producen y su acumulación. Hay un incremento en la cantidad de basuras y desechos, tanto domésticos como industriales (mención especial merecen los residuos nucleares y tóxicos por su peligrosidad y no descomposición durante mucho tiempo). En los países industriales, la generación per cápita de desechos se ha casi triplicado en los últimos 20 años.

Cada año, se producen 400 millones de toneladas de residuos tóxicos. El reducir la cantidad de residuos y evitar su acumulación son medidas necesarias, pero que no son llevadas a la práctica, ya que sigue dominando la opción más económica: los vertederos.

Productos químicos

Debido al gran número de sustancias de uso común y el desconocimiento sobre sus consecuencias ecológicas, para el ser humano el uso de los productos químicos representa un peligro y una amenaza muy importante para el medio ambiente y para la salud humana.

Agotamiento de los recursos naturales

Treinta y ocho países del mundo sufren una aguda escasez de agua dulce, 1.200 millones de personas no tienen acceso a agua potable, 2.400 millones están sin saneamiento. De los 4.000 millones de casos de diarrea cada año, 2.2 millones de personas mueren innecesariamente.

Enfermedades prevenibles relacionadas con el agua contaminada causan 5 millones de muertos al año. La agricultura intensiva utiliza el 80% del agua dulce disponible en el mundo, por ejemplo, para producir un kilo de carne de vacuno, se utilizan entre 100.000 y 200.000 litros de agua.

La calidad de las aguas se ve amenazada por las altas concentraciones de productos químicos (nitratos, plaguicidas, metales pesados, hidrocarburos clorados, fosfatos de los detergentes, etc.) de la agricultura, la industria y los usos domésticos, con el consiguiente riesgo para la salud humana.

Pérdida de biodiversidad y de espacios naturales

Las especies silvestres se están extinguiendo de 50 a 100 veces más rápido que su tasa natural de extinción, por la presión de las actividades humanas (agricultura intensiva, actividades de explotación de los bosques, pesca intensiva, urbanización, desarrollo de infraestructuras, contaminación).

Si estas especies se pierden, las consecuencias más inmediatas son la ruptura del equilibrio de los ecosistemas y del equilibrio planetario y, a más largo plazo, la pérdida de información genética. Así, por ejemplo, las existencias de peces se están reduciendo: cerca de la cuarta parte está actualmente agotada o en peligro de agotamiento, y otro 44% se está pescando hasta llegar a su límite biológico.

Las presiones sobre la biodiversidad y los espacios naturales proceden de una agricultura insostenible y la explotación de bosques cada vez a mayor escala, una fragmentación del paisaje, el vertido de productos químicos, la construcción de embalses y trasvases de agua, la caza o pesca industrial y el desplazamiento de especies, etc.

Medio ambiente urbano

La población urbana no cesa de crecer y las ciudades muestran importantes signos de tensión ambiental: mala calidad del aire (industria, generación de electricidad, transporte), exceso de ruido, atascos de tráfico, pérdida de zonas verdes, invasión de espacios protegidos, vertidos de agua no depurada y de residuos, insalubridad del agua potable, falta de servicios públicos adecuados, etc.


Recuerde

Los principales problemas ambientales son: el efecto invernadero, el aumento del agujero en la capa de ozono, la lluvia ácida, la deforestación, la desertificación del suelo, la producción de residuos, el mal uso de los productos químicos, el agotamiento de los recursos naturales, la pérdida de biodiversidad y el aumento desmesurado de la población.


Experto en gestión medioambiental

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