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1 Hamlet
ОглавлениеEl destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.
El tiempo no vuelve atrás, por lo tanto, planta tu jardín y adorna tu alma en vez de esperar a que alguien te traiga flores.
WILLIAM SHAKESPEARE
Érase una vez un joven príncipe danés, llamado Hamlet, que recibe la visita del fantasma de su padre, muerto poco tiempo atrás, el cual le emplaza a una nueva cita la noche siguiente. Acompañado por su amigo Horacio, acude a la reunión en la que el fantasma le revela algo esencial. El fantasma del padre de Hamlet le dice que mientras dormía fue asesinado por su propio hermano, que le administró un veneno derramándolo en su oreja. Murió, por tanto, en pecado y con ello está condenado, al menos, al purgatorio. El príncipe queda conmocionado por esta revelación. Su tío se ha casado con su madre apenas un mes después de enviudar y ha ocupado el trono. A partir de entonces, la vida de Hamlet se desarrolla dentro de esta mentira, de este secreto criminal.
Afrontar esta verdad de una manera directa y abierta solo augura el fracaso, la neutralización y, con seguridad, la destrucción de Hamlet, un príncipe joven que aún depende de su madre y, en este momento, también de su tío. Su plan va a ser conseguir que la verdad salga a la luz. Para ello finge que ha enloquecido, aunque las frases que nacen de su aparente locura resultan demasiado inteligentes e incisivas, y no parecen provenir de una mente enajenada.
Hamlet va envolviéndolo todo en una trama surrealista y compleja, en la que su propio destino es puesto en riesgo. Su enamoramiento de Ofelia debe servir de elemento de confusión y de trampa para capturar a los villanos. Y sabemos que Hamlet abandona ese gran deseo de su vida, el amor, la búsqueda del emparejamiento, debido a que hay una tarea que es absolutamente prioritaria: restituir la justicia y permitir la salvación de su padre.
En la escena en que Hamlet va a la habitación de su madre para instarla con palabras muy duras a que le revele el secreto que ha mantenido hasta entonces, el joven, que ya siente muchas amenazas sobre sí, observa que algo se mueve tras las cortinas y, cegado por la furia, hunde su espada en el intruso, que, inesperadamente, resulta ser Polonio, el padre de Ofelia. A partir de ese momento, en la obra se irán sucediendo una serie de muertes, un destino ineluctable.
En sus reflexiones sobre la vida y la muerte, Hamlet nos transmite su pesimismo sobre el ser humano, la imposibilidad de escapar del destino, ni siquiera con la muerte, porque ¿quién podría asegurarnos que con la muerte haríamos desaparecer realmente nuestra conciencia? Este es el sentido del majestuoso monólogo: «Ser o no ser». En otro momento, nos muestra la vida humana como una obra de teatro: cada ser humano es un personaje que desarrolla toda una historia, ríe, llora, se enamora… Después, al cerrarse el telón, desaparece y ya no queda nada.
Hamlet descarta la opción del suicidio, aunque finalmente también él morirá. Y su legado habrá sido descubrir la verdad e impedir que el reino continúe sustentado en la mentira de una pareja de reyes bastarda, asesina y mentirosa. Su misión es restituir a su padre al lugar que le corresponde, de legítimo rey, aunque sea después de su muerte, aunque ello conlleve también la propia desaparición del príncipe. Porque este trastrocamiento del verdadero lugar que se ocupa en la familia, este crimen secreto, este casamiento emponzoñado tiene un precio sumamente alto, no solo en la generación en la que ha tenido lugar, sino en la siguiente. Así, Hamlet no podrá madurar, nunca podrá ser rey aun siendo el heredero. Nunca podrá tener una pareja y crear una nueva familia. Y Ofelia ya se le adelanta en la muerte.
Esta obra inconmensurable, inagotable, de la que únicamente he querido aportar un breve resumen, nos está revelando una serie de verdades profundas sobre el ser humano:
• Toda persona, en su tiempo de vida, desarrolla una historia de la que es protagonista, lo quiera o no.
• Esta historia de vida tiene un desarrollo dinámico, es decir, va construyéndose a lo largo de las etapas del ciclo vital.
• Las heridas o traumas que tienen lugar en una generación pasan a las siguientes generaciones.
• El propio proyecto de vida está totalmente condicionado por los legados recibidos de nuestros padres y de nuestra familia de origen.
Si un hijo, como es el caso de Hamlet, se encuentra en un lugar perverso que le hace atravesar su evolución hacia la vida adulta en una secuencia alterada, está abocado a poner orden en la generación anterior, para lo que se requiere conciencia y valentía. De cualquier modo, en el caso de Hamlet, su unión con su padre a través de la comunicación profunda e interior con su fantasma lo sitúa en un lugar que no es el de hijo, sino casi el de padre de su padre. Esta inversión de roles, este orden trastocado, compromete el guion existencial del hijo.
Algunas personas realmente hacen suyo un guion obstaculizador de sus padres o antepasados, y ello conlleva neurosis o psicosis. En muchos casos, la persona puede desarrollar su guion existencial de una manera parcial y se pregunta, incapaz de darse una auténtica respuesta, por qué no ha logrado cumplir tal o cual deseo, por qué su vida es profundamente incompleta e insatisfactoria.
Cuando el orden de las relaciones familiares queda tan sumamente trastocado como en el caso de Hamlet, cuando hay una situación traumática de gran calibre que permanece en secreto (en este caso, un asesinato), ello tiene que hacerse consciente y ha de ser reconstruido de alguna manera en toda persona que aspire a llevar una vida saludable. El joven príncipe se ve obligado a iniciar un proceso implacable en el que todo va a destruirse, como espejo de la brutal reacción desencadenada por tal infamia, sobre la que no se puede edificar un proyecto de vida personal; tampoco puede seguir adelante un reino con semejante ponzoña. Todos van a morir. Hamlet también, porque su guion existencial está truncado. Queda Horacio, su amigo del alma, que puede contar la verdadera historia y hacer que el reino, limpio y purificado con el fuego de la verdad, renazca.
Muchas personas no mueren como Hamlet, pero viven como muertos en vida. Uno de los grandes objetivos del Psicodrama Simbólico que desarrolla este libro es desvelar el guion interno que bloquea o desvirtúa la energía para desarrollar de una manera original, fluida y satisfactoria el proyecto de vida deseado.
Los grandes literatos, ya lo decía Freud, nos ofrecen una sabiduría inmensa sobre la naturaleza humana. Y Shakespeare es el gran sabio de todos los tiempos. El arte permite una catarsis y una reconstrucción, una aportación única y original para salvarnos de guiones que nos mantenían prisioneros. La sabiduría contenida en Hamlet me ha permitido mostrar una de las tres grandes coordenadas del Psicodrama Simbólico que se desarrolla en este libro: el guion existencial. Ahora voy a detenerme en otros aspectos relevantes de esta obra que conectan con otra de las grandes coordenadas: el psicodrama. El ejemplo que nos da Hamlet al hacer que la verdad salga a la luz a través de la representación teatral de una historia semejante es un hallazgo maravilloso. Podríamos decir que hallamos aquí un poderoso precursor del psicodrama, como también lo son determinados rituales primitivos y la tragedia griega.
En lugar de declarar abiertamente a su madre y a su tío que conoce la verdad, Hamlet opta por crear una situación propicia. Se le ocurre una idea genial: contratar a unos cómicos y pedirles que representen, en una celebración palaciega, justamente la historia que ha tenido lugar y que se mantiene en secreto. En un clima lúdico, se reproduce la escena del asesinato del padre. El efecto de esta representación es absolutamente decisivo, pues su tío y su madre se desequilibran al verlo ante sus ojos. Esta representación permite que se haga patente la verdad que el joven quiere desvelar, y produce en los implicados un intenso malestar y un enorme desasosiego. Su tío reacciona con violencia y quiere deshacerse de él: alejar a Hamlet del palacio, enviarle a Inglaterra y ordenar que le maten en cuanto desembarque. Su madre cae en una suerte de depresión.
La representación de los cómicos en Hamlet se sitúa en el espacio del como si y posee ese carácter lúdico que tiene el teatro. Atreverse a transitar por territorios enormemente peligrosos y dolorosos es más fácil mediante esta vía de tono festivo. En la obra, la escena representada es claramente un trasunto de lo ocurrido en realidad, lo que nos lleva a mencionar la evidente conexión entre la genial aportación shakespeariana y esa extraordinaria creación que fue el psicodrama de J. L. Moreno.
El psicodrama posibilita la toma de conciencia, una toma de conciencia mucho más poderosa. A partir de todo lo que he aprendido de este gran creador y de los psicodramatistas que han sido mis maestros, he creado una modalidad de psicodrama que se realiza fundamentalmente a través de tramas y motivos metafóricos y se denomina Psicodrama Simbólico. En él, la invitación es a sumergirse en relatos de un significado universal porque están llenos de la sabiduría de las imágenes arquetípicas. Y, de este modo, elijo como base los cuentos maravillosos o de hadas, porque en ellos la carga arquetípica es inmensa y de gran calidad. Y así, con esta aportación del universo simbólico dentro del psicodrama, inspirada en las enseñanzas de Carl Gustav Jung y Marie-Louise von Franz sobre los arquetipos, el inconsciente colectivo y la dimensión simbólica, se completa la tercera coordenada de este modelo.
En suma, a través del Psicodrama Simbólico podemos afirmar que la persona puede viajar no solo a su pasado, sino también a su futuro, porque este a menudo es rescatado y transformado. Este viaje se realiza a través del aquí y ahora del psicodrama, de manera que el tiempo se reunifica. Podemos decir que la persona recobra el tiempo, el tiempo perdido en el pasado y el que estaba potencialmente perdido en el futuro. La persona recobra su tiempo de vida.