Читать книгу Querencias - Irma Beatriz Meza - Страница 9

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De puro amigo

Me siento el baqueano del alba, pero no me desvelo si debo aguantar hasta medianoche.

Soy capaz de enamorarme porque escucho promesas de amor y juramentos vanos que encuentro en mi camino. Búsquenme como un Puerto para echar el ancla.

En mi alma, que no es de madera, no hay misterios sino un manantial cálido y un bálsamo que atenúa penas y comparte alegrías.

Soy yo, sí, señor, el primero en escuchar la buena nueva de boca de una futura madre que acude a contarla a su amiga, cual María a Isabel.

Recuerdo el color de la tarde en que tomé las propiedades de la yerba y fui acrecentando mis dones hasta transformarme en un compañero imprescindible.

Ante mi presencia ascienden y descienden las escalas musicales con melodías profundas, inquietas, estremecedoras, pasionales, fugaces o duraderas, acá, doy mi mirada compasiva y una dosis de mimos con mi cálido silencio.

Percibo el dolor del hambriento y presiento que el hambre está muy distante de otro sufrimiento. Yo, aunque me quedara ayunando hasta morir, igual seguiría intentando que, desde mi tumba, se eleve un brote de yerba mate para que con ella germine la esperanza.

Mientras fluya el agua, mientras fluya el habla, puedo ser escucha sin ser elocuente.

Sólo soy el mate, soy omnipresente.

Usted, sólo llame. Yo, diré: ¡Presente!

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