Читать книгу Teoría de la retaguardia - Iván de la Nuez - Страница 7

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NOTICIA

Hace cuatro décadas, apareció Teoría de la vanguardia, un libro aclamado de inmediato. Su autor, Peter Bürger, lo enfiló hacia las dos tareas más importantes que, a su juicio, demandaba el arte: romper con la representación y disolver la frontera que lo separaba de la vida.

El fracaso en este doble cometido certificaba, siempre siguiendo a Bürger, la derrota de la vanguardia y quizá algo peor: su imposibilidad.

Cuarenta años después, esta Teoría de la retaguardia no es más que un pequeño tanteo en la marea de ese gran fiasco; aunque no pierde el tiempo ni llorándolo ni maquillándolo.

Sobre todo porque nuestra época no está marcada por la distancia entre el arte y la vida, sino por una tensión entre el arte y la supervivencia, que es la continuación de la vida por otros medios. (Eso sí, más precarios.)

En el malestar que brota de esa precariedad, este libro persigue el rastro de un arte que va dejando sus esquirlas en la política, la iconografía o la literatura, ámbitos desde los que regresa cada vez más maltrecho a su Ítaca de siempre: el museo.

En esos viajes de ida y vuelta, a menudo lo “contemporáneo” se convierte en un eufemismo para cobijarse en la inmortalidad. Un estribillo que lleva un siglo repitiéndose con el objetivo de no abordar el final.

En esa circunstancia, cabe preguntarse si el Arte Contemporáneo no se acaba nunca. O si es igual de mortal que todo aquello que invoca o pone bajo su lupa. Porque, si así fuera, entonces valdría la pena escribirle un final.

Teoría de la retaguardia

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