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Prólogo a la segunda edición

Escribí la primera edición de este libro a finales de la década de 1990 porque mis alumnos de medicina me insistían en que publicara mis lecciones. Dudé durante una larga temporada porque mi experiencia era escasa. Me decían que podía servir como guía para estudiantes, médicos interesados y docentes no historiadores que quisieran incorporar la historia a sus clases de medicina. Por mi parte, tenía la esperanza de que un libro como este pudiera hacer accesible la medicina a alumnos de otros campos, tales como la historia, la filosofía y la sociología —aunque la estructura temática resulte inusual para las carreras de letras—. Sin embargo, cuando me puse a la tarea de transformar mis presentaciones orales, dictadas en la comodidad del ámbito privado, en letra pública, me topé con mi propia falta de erudición (como era de prever) y me vi intimidada por el gran número de trampas (precisamente aquellas que detallo en el capítulo 16) en las que me arriesgaba a caer. Sin poderme proteger tras arbóreas notas a pie de página y el aparato académico de rigor, empecé a sentirme desnuda en territorio enemigo: cada frase se convertía en un campo de minas; cada palabra que elegía era una pequeña bomba de relojería a punto de explotar en cualquier momento.

Las reseñas fueron amables y mi «escandalosa» historia disfrutó de un éxito mayor del que había imaginado. Algunos lectores me escribieron para sugerirme ampliar algunos aspectos o corregir errores. Aunque el libro iba dirigido descaradamente a un público lector canadiense, me sorprendió descubrir (y supongo que a mi editor también) que encontraba lectores, figuraba en planes de estudios, se reeditaba y traducía en el resto de Norteamérica, Europa y Asia.

Esta nueva edición presenta un texto actualizado para incluir las novedades ocurridas en la última década tanto en el campo de la medicina como en el de la historia; asimismo, pretende dirigirse a un público más amplio. Se han revisado todos los capítulos; los ejemplos se han ampliado y se han añadido nuevas secciones sobre múltiples temas, como, por ejemplo, genética, hospitales, bioética, industria farmacéutica, biotecnología, medicina nazi, terapias alternativas, así como un capítulo íntegramente nuevo sobre salud pública e internacional. A los ejemplos canadienses se añaden ahora muchos más procedentes de otros países, en especial de Gran Bretaña y Estados Unidos, pero también de otras latitudes.

Alrededor de 2006 se me planteó otro reto: a algunos estudiantes no les gustaba el libro porque eso era precisamente lo que era, un libro. La metodología pedagógica basada en clases presenciales y lecturas se considera hoy «tradicional». Los depósitos de las bibliotecas son hoy espacios vacíos y cavernosos, y los anaqueles están siendo sustituidos por terminales informáticos. Docentes y médicos —entre los que me cuento— desarrollan sus investigaciones merced a la gratificación instantánea que procura ese milagro que es Google, la información llega en concisos disparos y los períodos de atención son cada vez más breves.

Los expertos en internet pueden estar tranquilos: hay planes para una edición electrónica. De hecho, las «Sugerencias de lecturas complementarias» ya están colgadas en la red. Entretanto, como la historiadora que soy, con alegría os pido que prestéis atención a esta admirable y venerable tecnología que es la impresión sobre papel. Variopintos, duraderos, portátiles y muy agradables de sostener, tocar y oler, los libros pueden acompañarte en excursiones en canoa o en la bañera, sin electricidad ni temor a morir electrocutado. Y al final, a diferencia de lo que ocurre con el flujo desechable de las páginas web, los libros son testimonios de un determinado momento en el tiempo y en el espacio, convirtiéndose en fuentes históricas por sí mismos. Tal vez sea cierto que los libros son una especie en peligro de extinción, pero durante casi seiscientos años han transmitido tanto saber médico que parece razonable emplear unas páginas encuadernadas para vehicular el pasado de la medicina.

Historia escandalosamente breve de la medicina

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