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Posición epistemológica de la investigación

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Platón, en el libro V de La República, distinguía episteme (conocimiento) de doxa (opinión). Esta última era concebida como algo distinto del saber y con diferente potencia, mientras que la primera permitiría alcanzar sin engaño la verdad (“la esencia de las cosas”) y organizar el conocimiento caótico proveniente de los estímulos sensoriales para darle el logos u orden racional. Así pues, gracias a la epistemología como estudio del conocimiento científico, es posible complementar la doxa y el conocimiento cotidiano y común. Según Silva (2004), “La epistemología estudia los procesos según los cuales el ser humano obtiene el conocimiento de la verdad sobre ese mundo existente, así como el modo de evaluar la fiabilidad de dicho conocimiento” (p. 9).

Con los aportes de la epistemología el ser humano ha podido satisfacer sus intereses de construir, comprender, explicar y transformar la realidad a través de las ciencias. De acuerdo con González (2008), según la posición epistemológica que se aborde en una investigación, existirá una concepción particular de la realidad (ontológica) y se asumirá una manera de abordarla y crear conocimiento válido y validado, lo que a su vez determinará la teleología (fines), la axiología (valores), la metodología de investigación y el papel de la teoría en esta.

Dada la naturaleza simbólica e interpretativa de las categorías que se utilizaron en la investigación, el enfoque epistemológico más pertinente correspondió al hermenéutico cualitativo. Esta posición, que es posible considerar emergente y complementaria con otros enfoques, determinó las consideraciones metodológicas explicitadas en este apartado. Asimismo, sigue la línea del CNA (2006), el cual ratifica la naturaleza hermenéutica cuando expresa que “la evaluación de la calidad en el campo de la acreditación en Colombia implica un ejercicio complejo que, a pesar de apoyarse en indicadores cuantitativos y objetivos, no puede renunciar a su carácter cualitativo y hermenéutico” (p. 22). De esta manera se privilegia el conocimiento como interpretación o comprensión dentro de un contexto histórico e intersubjetivo.

Manteniendo esta posición epistemológica, la investigación logró expandir o ampliar los horizontes de comprensión de los indicadores de calidad sistémicos y cruciales que contribuyen al mejoramiento de los programas universitarios en administración. Como resultado, los horizontes del investigador se fusionaron con los de los autores examinados y con las perspectivas de los actores universitarios entrevistados.

Figura 2. Posición epistemológica hermenéutica


Fuente: elaboración propia.

Adicionalmente, se asumió que el conocimiento se crea por la comprensión provisional del sentido individual y colectivo, sistémico y dialéctico, que los actores de los programas académicos en forma intersubjetiva dan a su realidad y a su transformación. Es clave considerar que para ello se sirven de un lenguaje de indicadores que sintetiza los aspectos esenciales que dan significación a la calidad de su desempeño y, en consecuencia, a los procesos y a los resultados que obtienen a través del tiempo, bajo sus condiciones particulares en el contexto social, cultural, económico, histórico, tecnológico y político al cual pertenece cada programa académico, tal y como lo ilustra la figura 2.

Para la posición epistemológica y metodológica de esta investigación se adoptó un enfoque “perspectivista”, pues como bien lo plantea Gadamer, citado por Campos (1999): “ninguna interpretación podrá sobreponerse a otra en nombre de la verdad y, por tanto, una perspectiva no podrá ser nunca reflejo de una realidad objetiva” (pp. 8-9). Por esta razón se acudió al diálogo con múltiples perspectivas teóricas y con la experiencia de actores universitarios significativos, en busca de las perspectivas e interpretaciones más completas, éticas y creíbles de la realidad de los programas universitarios de administración. Asimismo, según Madison, citado por Schwandt (1994), en la hermenéutica ontológica12 el método es menos la aplicación de reglas y más la actividad de usar principios éticos para guiar la elaboración de interpretaciones en una situación concreta. En consecuencia, en esta investigación se asumió un compromiso ético y moral enmarcado por principios de honestidad, franqueza, integridad y transparencia.

Según Schwandt (1994), el círculo hermenéutico en la hermenéutica ontológica, de Heidegger, Gadamer y Taylor, es un requisito para la comprensión que da la conexión entre teoría y práctica. Siendo este el tipo de hermenéutica adoptado en esta investigación, los momentos del diseño partieron desde la realidad empírica de los programas de administración de empresas, la conceptualización de indicadores de calidad, la comprensión y jerarquización de los 183 indicadores del CNA y el entendimiento de los aportes de la acreditación de alta calidad en materia de indicadores, para luego comprender la praxis de egresados, directivos, profesores y pares evaluadores a través de sus perspectivas, hasta finalmente establecer las relaciones e interacciones de los indicadores relevantes que permitieron configurar un sistema para mejorar el aprendizaje de los estudiantes como mejor expresión de la calidad universitaria en un nuevo horizonte de comprensión.

Los momentos empíricos o prácticos y teóricos (abstractos) se realimentaron sucesivamente, lo que brindó mejores comprensiones debido a los datos que suministraron para el logro de los objetivos específicos y, en consecuencia, del objetivo general. En este sentido, la investigación consideró que tanto los datos empíricos como los abstractos tienen la misma importancia: los primeros se obtuvieron a través de entrevistas y de la vivencia personal y experiencial del autor como profesor y directivo universitario, mientras que los segundos, datos teóricos, corresponden a los obtenidos en la revisión de antecedentes y de literatura nacional e internacional.

El círculo hermenéutico también se puede entender en esta investigación como la trayectoria que permitió ir de la realidad del todo (el programa) a sus partes constituyentes (los procesos y los actores), y de estas a un nuevo todo constituido por una nueva configuración teórica de programa, representado en una propuesta de sistema de indicadores cruciales y prioritarios de calidad que constituye a su vez un nuevo horizonte de comprensión. Finalmente, el “círculo hermenéutico” de Gadamer, que en la perspectiva hermenéutica heideggeriana sería más bien una espiral, puede entenderse como un camino que va de lo previo, derivado de la tradición del investigador, a las revisiones y avances en comprensión, producto de los datos obtenidos en la literatura, para luego ir a los datos empíricos obtenidos en las entrevistas y trascender a una comprensión más completa de lo que constituiría una nueva teoría sustantiva13; en este caso, una teoría de indicadores cruciales y prioritarios de calidad para la evaluación y el mejoramiento de la calidad de programas en administración de empresas y, por extensión e isomorfismo, de otros similares en educación superior.

La figura 3 representa la aplicación del “círculo hermenéutico” que llevó a una propuesta de sistema de indicadores, donde ocurre la llamada “fusión de horizontes” de Gadamer desde las perspectivas de los actores universitarios entrevistados y los autores revisados y analizados en la literatura nacional e internacional.

Figura 3. El círculo hermenéutico en la investigación sobre indicadores


Fuente: elaboración propia.

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