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Introducción

Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.

— Juan 15.5

Durante los años anteriores a aquellos en los que escribí este libro, cuatro situaciones alimentaron mi preocupación acerca del liderazgo en la iglesia. Primero, mi propia travesía como líder. No recuerdo exactamente cuándo comenzó, pero durante mi adolescencia me hallaba liderando a un grupo de jóvenes en casa, completamente sin preparación y sin ninguna idea de lo que estaba haciendo. Ansiaba que las personas se hicieran cristianas y, como no había muchos adolescentes cristianos en la iglesia, comencé a asistir a ella, lo cual parecía algo sensato. Luego, un par de maestros de escuela, quienes eran también cristianos, comenzaron a orientarme; fui ordenado cuando tenía 24 años de edad. Amaba ser ministro en una iglesia local; cometí muchos errores y aprendí mucho. A los 30 años me uní a cpas1 como un evangelista y no pude estar más feliz. Durante los siguientes diez años experimentaría los altibajos del liderazgo, y las principales luchas se relacionaban con aquello que necesitaba atención dentro de mí mismo. Líderes en crecimiento es una reflexión personal sobre lo que salió mal y el trabajo misericordioso de Dios en mi vida.

Segundo, en mi rol como evangelista en dos organizaciones cristianas, cpas y Springboard,2 trabajé con diversas iglesias a lo largo del Reino Unido, y mi experiencia confirmó toda la investigación que había leído acerca del crecimiento de ellas. Una de las principales características para un crecimiento sano de las iglesias es el liderazgo. No es la única señal de una iglesia sana,3 pero es una indispensable. Los líderes le dan forma para bien o para mal. Y lamentablemente los resultados iniciales de la investigación de la Natural Church Development Network (Red de Desarrollo Natural de la Iglesia) indica que la característica del “fortalecimiento del liderazgo” se ubica habitualmente en los niveles más bajos en las iglesias inglesas.4 No significa que el liderazgo cristiano sea un fin en sí mismo, o que un buen liderazgo definitivamente logrará el crecimiento de la iglesia, pero sí es el factor clave en la propagación del evangelio.

Tercero, a medida que leía más ampliamente sobre liderazgo, iba descubriendo a varios autores que decían cosas similares a lo que yo pensaba. Dos ejemplos serán suficientes. Leighton Ford, desde una perspectiva global, dice que “el mundo está experimentando un gran cambio en el liderazgo” con una correspondiente necesidad de “un nuevo tipo de líderes”.5 Por su parte, Chris Edmondson, en el capítulo inicial de su Fit to Lead (Apto para liderar), le “toma la temperatura” a la iglesia y la sociedad británica, y concluye: “Se necesitará liderazgo fresco, con imaginación, y hará falta recursos”.6 Estas conclusiones encuentran eco en muchos de quienes están en el liderazgo hoy en día. Modelos de liderazgo, de iglesia y de evangelismo que funcionaron bien en el pasado, se hallan bajo cuestionamiento. Muchos están reconsiderando tales modelos con el fin de poder comprometerse con un mundo que cambia rápidamente, particularmente en contextos en los cuales los ministros ordenados tienen responsabilidades con hasta veinticinco iglesias.

En cuarto lugar, tuve el privilegio de trabajar junto con líderes más jóvenes. En 1998, asistí en los Estados Unidos a un programa de desarrollo de líderes llamado Arrow. Fue una gran experiencia. Es un programa de 18 meses orientado a líderes de entre 25 a 40 años de edad, que procura ayudarlos a ser dirigidos más por Jesús, conociéndolo y comprendiendo su voluntad; a liderar más como Él, dando la posibilidad de que su pueblo sea una comunidad reconciliadora; y a guiar más hacia Jesús, sirviendo a sus propósitos redentores en nuestra generación. Desde entonces, comenzamos un programa de Arrow en el Reino Unido. Completamos tres programas y descubrimos que muchos de los que asisten están luchando con problemas similares. ¿Cómo los líderes cristianos comprometidos sostienen su relación con Dios sin caer en el cinismo y la decepción? ¿Cómo manejan las demandas en su tiempo? ¿Cómo continúan creciendo como cristianos mientras alientan a otros a crecer? ¿Dónde encuentran recursos para ayudarlos a encontrarle sentido a un mundo y a una iglesia cambiantes?

Como resultado de estas cuatro cuestiones, estoy convencido de la necesidad de proveer recursos a los líderes para lo que Chris Edmundson llama “liderazgo fresco, con imaginación” dentro de la iglesia. Líderes en crecimiento es una pequeña contribución a esta tarea.

¿Por qué líderes en crecimiento?

Hay dos aspectos principales en mi estrategia. La primera es que necesitamos hacer crecer más líderes. Debido a que la reflexión en teología y las restricciones financieras afectan el rol del líder ordenado en la iglesia, necesitaremos más personas que asuman las responsabilidades de liderazgo en las congregaciones locales. Por esta razón, el libro habla de líderes, en lugar de presbíteros o sacerdotes, reconociendo la diversidad de posiciones de liderazgo dentro de las iglesias locales y las organizaciones cristianas. También utilizo pronombres masculinos y femeninos indistintamente.

Parte de la motivación para hacer crecer más líderes es liberar al pueblo de Dios a que acepte el liderazgo en cada nivel. Unas de las frases comunes que escucho son: “No soy un líder, sólo me ocupo del grupo de niños”, “No soy un líder, sólo hago funcionar el grupo de jóvenes”, “No soy un líder, sólo coordino las reuniones caseras”. Cuando les hago ver que realmente están en una posición de líderes, normalmente les cuesta aceptar el término “líder”. ¿Por qué? Porque el modelo de liderazgo reflejado en la vida de la iglesia local es muy limitado, y no suficientemente bíblico. Necesitamos una iglesia en la que se ayude a la gente a tomar roles de liderazgo y a equiparla para llevarlos a cabo con confianza y destreza. Necesitamos una iglesia en la cual aquellos que están en el liderazgo no sientan, al entrar en el edificio de la iglesia el domingo, que deben dejar atrás todo lo vivido de lunes a sábado. Necesitamos una iglesia en la que ayudemos a crecer a más líderes de todas las edades: niños, jóvenes y adultos.

El segundo aspecto es una convicción de que para poder ayudar a los líderes a crecer, necesitamos más líderes en crecimiento. Éste es el enfoque principal del libro. Líderes en crecimiento se ocupa de ayudar en la tarea de hacer crecer a otros en el liderazgo.

El liderazgo cristiano puede ser duro,7 particularmente en este tiempo de cambios en la sociedad y la iglesia, cuando muchos líderes están inseguros de su rol y no se sienten suficientemente entrenados como para llevarlo a cabo. Informes como Affirmation and Accountability8 (Confirmación y responsabilidad) y Leaders Under Pressure9 (Líderes bajo presión) resaltan algunas de las presiones actuales que experimentan estos líderes de la iglesia:

» Tres de cada diez sintieron por un prolongado tiempo el deseo de abandonar el servicio cristiano.

» Tres de cada diez sienten que sus familias sufren por su trabajo.

» Cuatro de cada diez se sienten presionados por un sueldo inadecuado.

» Sólo dos de cada diez recibieron entrenamiento en manejo o formación de equipo.

» Siete de cada diez se sienten muy sobrecargados de trabajo.

» Doscientos líderes de iglesia faltan cada semana a las actividades de los domingos debido a enfermedades relacionadas con el estrés.

» Mil quinientos líderes cristianos abandonan su tarea después de un periodo de diez años.

Bajo estas presiones es fácil estancarse, optar por dejar la función o retraerse a lo que es familiar. Sé por experiencia lo fácil que es dejar de crecer como líder, y por esta razón he decidido ser bastante personal en este libro. Esto me expone de alguna manera al riesgo de sugerir que mi forma de enfrentarme a ciertas experiencias particulares es el único modo de hacerlo. Sé que éste no es el caso. Cada persona se estresa de diferentes maneras, y tiene diferentes dones, experiencias y pasiones. Cada lector de Líderes en crecimiento necesitará interpretarlo a través de su propia personalidad y experiencia. Hay momentos en el libro en los cuales me refiero a principios que atraviesan culturas, personalidades y épocas, y existen otros en los que simplemente comparto algo de mi propia historia. Cuando hago esto último, mi intención es ser ilustrativo, no determinante.

Resumen

El libro está dividido en seis partes, basado en el modelo para desarrollar líderes, que es la esencia del Programa de Liderazgo Arrow y de los cursos de Líderes en crecimiento.

» Primera parte: El liderazgo hoy. Ésta explora el contexto para los líderes hoy en día. El capítulo 1 investiga cómo definimos líderes y liderazgo, con una mirada especial a las características del liderazgo cristiano. El capítulo 2 considera algunos desafíos específicos para los líderes de hoy, e identifica un modelo para desarrollar líderes que provee un marco para el resto del libro.

» Segunda parte: Los líderes en crecimiento saben que fueron elegidos. Esta parte considera el punto de partida de cualquier líder cristiano: la disciplina. Si no sabemos que fuimos elegidos y que somos hijos de un Dios amoroso, lideraremos desde un lugar inseguro, torciendo constantemente el privilegio de una posición de líder para satisfacer nuestras propias necesidades. En este capítulo considero los ciclos de aflicción y gracia, y cómo la vida de Jesús inspira en nosotros la seguridad de saber quiénes somos en Él.

» Tercera parte: Los líderes en crecimiento disciernen el llamado de Dios. Se enfoca en saber qué desea Dios para nuestras vidas. El capítulo 4 introduce el concepto de estar viviendo en la “línea roja”, en la cual constantemente nos esforzamos demasiado, dañando nuestras relaciones, nuestra salud y nuestra eficacia. El capítulo 5 considera cómo afecta el llamado de Dios. No presenta simplemente el panorama general de lo que quiere que hagamos con nuestras vidas, sino también nuestras decisiones diarias, ayudándonos de este modo a salir del estilo de vida de la “línea roja”.

» Cuarta parte: Los líderes en crecimiento desarrollan un carácter como el de Cristo. Aquí se reflexiona sobre el lugar del carácter en la vida del líder. El capítulo 6 reconoce que aquello que somos comunica con la misma claridad que aquello que hacemos. Muchos de los problemas en el liderazgo no vienen de una falta de capacidad o conocimiento en un área en particular, sino de los problemas esenciales de carácter que afectan la manera en que nos relacionamos con las personas. El capítulo 7 pregunta cómo podemos crecer más como Cristo. ¿Cuánto cambio podemos esperar de este lado del cielo? ¿Qué herramientas pueden ayudarnos para evitar el estancamiento y la desilusión?

» Quinta parte: Los líderes en crecimiento cultivan su capacidad. Considera cuatro áreas esenciales de capacidad en el liderazgo: los líderes se lideran a sí mismos y a los que están más cerca de ellos (capítulo 8), encarnan los valores del reino (capítulo 9), perciben, expresan e implementan la visión de Dios (capítulo 10) y desarrollan personas (capítulo 11). Los capítulos 8 y 9 están principalmente enfocados introspectivamente. Liderarnos a nosotros mismos es el desafío más duro que enfrentamos la mayoría de nosotros. Muchos líderes hablan de la boca para afuera de ciertos valores, pero no los viven; los líderes efectivos encarnan sus valores. Sin esto, el líder no tiene integridad, que es una cualidad fundamental de un liderazgo sano. Los capítulos 10 y 11 se enfocan principalmente hacia afuera. Si tenemos que liderar, debemos saber hacia dónde vamos y asegurarnos de llegar allí. ¿Cómo distinguimos el camino de Dios para seguir con un grupo de personas de manera que los lideremos correctamente? Finalmente, el rol del líder no es simplemente tener éxito en una tarea, sino también en que las personas se desarrollen. Tomando a Jesús como nuestro ejemplo, reconocemos la orientación como un proceso en la vida del líder.

» Sexta parte: Los líderes en crecimiento lideran en comunidad. Aquí se considera el contexto para el liderazgo cristiano, la comunidad del pueblo de Dios. Reflexionando en la naturaleza de Dios y de su iglesia, analizamos la naturaleza corporativa del liderazgo y miramos el lugar del equipo como un reflejo de esta comunidad.

A medida que lea el libro, irá notando que cada parte varía en longitud. Eso no refleja el nivel de importancia de ninguna de las partes, ya que cada una se construye sobre la anterior, con áreas de superposición y peculiaridad. Cada capítulo comienza con un escenario o poema, y termina con algunas preguntas o ejercicios para la reflexión personal. Las preguntas dentro de los capítulos y la sección de recursos al final del libro proveen material adicional para el comentario y la reflexión. Usted podría utilizar las preguntas para conversar con alguien más. La dificultad al responder las preguntas estando solos es que muchos somos excesivamente negativos o ingenuamente optimistas acerca de nosotros mismos; pocos somos buenos en la reflexión objetiva. A los líderes les resulta difícil encontrar un mentor; por lo tanto, aquí hay una manera simple de establecer una relación informal de tipo mentoreo. Invite a un colega o amigo a leer el libro, y entonces encuéntrense después de leer cada capítulo para conversar acerca del contenido, utilizando las preguntas como un punto de comienzo de la conversación.

Comentario personal

Será estimulante cualquier libro que considere el liderazgo de Jesús como un modelo para aquellos que lideran a su pueblo. Quiero enfatizar desde el comienzo que solamente puedo manejar este desafío si entiendo claramente que el llamado de Dios a mi vida como líder está dentro del contexto de numerosas verdades teológicas.

Primero, mi bautismo. El bautismo es la ordenación del pueblo de Dios para una vida de servicio a Jesús. En este sacramento se me confirma que soy un hijo de Dios, y que mi vida en Cristo depende de la gracia. Si tengo un llamado para liderar, será como un hijo de Dios comprometido a servir a Jesús, dependiendo totalmente de su maravillosa gracia.

Segundo, la cruz, pone en claro que el pecado y las fallas pueden ser perdonados. Cometí muchas equivocaciones como líder y lucho con muchos problemas en mí mismo, pero en la cruz conozco al que ama, perdona y ofrece un nuevo comienzo. La cruz también nos recuerda el lugar del sufrimiento en la vida cristiana. El apóstol Pablo, reflexionando en su fe, escribió que anhelaba experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a Él en su muerte. Así espero alcanzar la resurrección de entre los muertos (Fil 3.10–11). Cristo sufrió; nosotros estamos llamados a participar de sus sufrimientos.

Tercero, la resurrección y la venida del Espíritu. No estoy solo. Jesús está presente conmigo a través de su Espíritu, provocando su transformación en mi vida. El proceso de cambio no depende sólo de mí, sino de mi disposición de estar abierto a lo que Dios quiere hacer en mi vida. La buena noticia es que durante mucho tiempo Él estuvo tomando personas ineptas y mediocres y usándolas en el liderazgo. Es muy hábil en esto.

Cuarto, el regreso de Cristo. Ésta es la esperanza que tengo como líder: que un día todo estará bien, que la tragedia y el sufrimiento de esta vida no son el fin. Porque el Cordero que está en el trono los pastoreará y los guiará a fuentes de agua viva; y Dios les enjugará toda lágrima de sus ojos (Ap 7.17). Dios es el Soberano de su mundo; Él regresará. ¡Aleluya! Hasta entonces busco ser fiel a su llamado de Dios a mi vida lo mejor que puedo.

Estas cuatro cosas me impulsan a continuar. Si me alejo demasiado de cualquiera de ellas me desplomo ante la enormidad de la tarea y la debilidad de mi carácter. Gracias a Dios que puedo depender de Él, y gracias a Dios que no me ha dejado solo en esta carrera.

Corramos juntos la carrera

Se cuenta una historia sobre un evento en los Juegos Paralímpicos. Era tarde en el día, y la carrera de 400 metros estaba a punto de comenzar. Sólo dos jóvenes estaban alineados en la grilla de partida, ya que los otros competidores habían abandonado. Un insensible reportero de la revista Time hizo un comentario en la radio, en el cual describió la escena como “patética”. El revólver dio la señal de partida. Los dos hombres, los dos con parálisis cerebral, pasaron la línea tambaleando. Uno de los entrenadores corría al lado de la pista, persuadiendo a su atleta. “Vamos, Joey, tú puedes ganar”. En la primera curva Joey tenía una ventaja de 25 metros. Un coro sutil vino desde el público: “Joey, Joey, Joey”. Llegando a la última curva, la ventaja de Joey se había estirado hasta 40 metros. El otro competidor estaba exhausto y desanimado. Veinticinco metros antes del final, Joey de repente se detuvo. Se dio vuelta hacia su entrenador y sonrió, agradeció al público, y entonces regresó a donde estaba el otro joven y le dijo: “Vamos, hermano”. Joey le tendió la mano hasta que el hombre estuvo a su lado, y entonces corrieron sobre la línea juntos. El público enloqueció. Se escuchó al reportero exclamar: “¡Hazme más como Joey!”. Se escuchó al entrenador tartamudear con la cara llena de lágrimas: “Bravo, Joey, eres un verdadero ganador”.

Como líder estoy solo, a mitad de camino de la carrera, por lo tanto Líderes en crecimiento mira hacia aquellos que se encuentran más adelante en la carrera, quienes me alentarán no sólo a seguir, sino también a desarrollarme y prosperar en el liderazgo cristiano. Este libro lo he escrito mirando a los lados, a mis colegas y compañeros, queriendo compartir con ellos tanto los momentos altos y emocionantes como los bajos y dolorosos, al igual que la resistencia día a día en el liderazgo cristiano. Lo he escrito mirando hacia atrás a aquellos que se encuentran rezagados en la pista, procurando correr la carrera delante de ellos, tendiendo una mano para ayudarlos a correr con ímpetu, imaginación y frescura. Lo he escrito mirando al público que llena el estadio celestial y nos vitorea a todos en el camino; a aquellos que completaron sus carreras y recibieron sus coronas.

Sobre todas las cosas, he escrito Líderes en crecimiento mirando hacia arriba a Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe (Heb 12.2), al único que puede guardarlos para que no caigan, y establecerlos sin tacha y con gran alegría ante su gloriosa presencia (Jud 24). Mi deseo es que este libro pueda ayudar a cada lector a mantenerse creciendo como líder, a ser liderado más por Jesús, a liderar más como Jesús y a liderar a otros hacia Jesús.

Para reflexionar

Padre,

me pongo en tus manos.

Haz de mí lo que quieras.

Sea lo que sea que hagas de mí, te lo agradezco.

Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo,

con tal que tu voluntad se cumpla en mí

y en todas tus criaturas.

No deseo nada más, Padre.

Te confío mi vida,

te la doy con todo el amor de que soy capaz.

Porque te amo y necesito darme a ti,

ponerme en tus manos,

sin limitación, sin medida,

con una confianza infinita,

porque tú eres mi Padre.

Charles De Foucauld

1 cpas es una agencia de misión evangélica anglicana que trabaja con iglesias, principalmente en el Reino Unido y la república de Irlanda. Sus herramientas, capacitación y recursos permiten a las iglesias ayudar a toda persona a escuchar y descubrir la buena noticia de Jesucristo. Para conocer más acerca del ministerio de cpas, por favor visite www.cpas.org.uk

2 Church Pastoral Aid Society es una agencia de misión local; Springboard es la iniciativa para evangelización del arzobispado de Canterbury y York.

3 Las otras marcas enumeradas en Growing Healthy Churches, una publicación de Springboard disponible en www.springboard.uk.net, son: 1) una fe vigorizante, 2) un foco orientado hacia fuera, 3) descubrir lo que Dios quiere, 4) enfrentar el costo del crecimiento y del cambio, 5) tener un laicado participativo, 6) ser una comunidad que ama, 7) ver la fe como un viaje de toda la vida, 8) practicar lo que predica, 9) hacer algunas cosas bien. Para más información, vea Christian Schwarz, Natural Church Development, Resources, 1996.

4 ncd Newssheet 18.

5 Leighton Ford, Transforming Leadership, ivp, 1991, p. 14.

6 Chris Edmundson, Fit to Lead, dlt, p. 14.

7 Ver Kent y Bárbara Hughes, Liberating Ministry from the Success Syndrome, Tyndale, 1992, capítulo 17, para un excelente análisis de las presiones sobre los ministros.

8 Carl Lee y Sarah Horsman, Affirmation and Accountability, The Society of Mary and Martha, 2002.

9 Colin Buckland y John Earwicker, Leaders Under Pressure, en nombre de Evangelical Alliance (Alianza Evangélica), Care for Pastors Network (red de cuidado de pastores), Care for the Family (cuidado para la familia), Claybury Trust (fundación Claybury), cwr e InterHealth. Ver también Ivonne Warren, The Cracked Pot, Kevin Mayhew, 2002. Ver también Deamnds in ministry put church leaders under pressure, en www.eauk.org/church/stories, y su investigación en “Life in the Church” en www.eauk.org/snapshot.

Líderes en crecimiento

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