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* Agradecimientos

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Este libro es el resultado de un largo proceso de investigación que inició hace quince años. Mi interés por la escena del arte y la tecnología nació en paralelo a mi formación de grado y se fue profundizando a medida que desarrollé la tesis de doctorado, defendida en la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) en julio de 2018. Durante todo este tiempo han sido muchas las personas e instituciones que me acompañaron, no solo motivando las distintas etapas de la investigación, sino también manifestando el entusiasmo por la oportunidad de que la tesis deviniera en libro.

En primer lugar, agradezco a las directoras de mi tesis doctoral, Claudia Kozak y Mariela Yeregui, quienes con generosidad, confianza y dedicación me orientaron en el desarrollo de las ideas que fui elaborando a lo largo de los años.

Quiero expresar mi gratitud hacia el Centro Cultural de España en Buenos Aires y a la Universidad Nacional de Tres de Febrero por haber valorado mi trabajo y haber hecho posible su publicación. Asimismo agradezco al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) por otorgarme la beca doctoral para realizar mi investigación; al Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, el lugar de trabajo donde radiqué mi pesquisa durante la beca CONICET; al Doctorado en Teoría Comparada de las Artes de la UNTREF y a los profesores de los seminarios que enriquecieron mis estudios sobre arte latinoamericano, estética contemporánea, medios de comunicación, filosofía de la tecnología y metodología de la investigación: Mario Carlón, Ezequiel De Rosso, Cristina Rossi y Ariel Schettini; a la Carrera de Artes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, cuyas materias me permitieron emprender los primeros pasos en los campos de la teoría y la historia del arte; y al Instituto de Investigación en Arte y Cultura Dr. Norberto Griffa (UNTREF), donde actualmente llevo a cabo mi investigación posdoctoral.

Doy las gracias también a Flavia Costa, Mario Carlón y Gabriela Siracusano, quienes integraron el jurado de mi tesis. Sus lecturas atentas y rigurosas ampliaron los horizontes de las ideas que se desarrollan en estas páginas. A Rodrigo Alonso por la generosidad y disponibilidad para compartir fuentes documentales, recuerdos y reflexiones sobre las artes tecnológicas en Argentina; a Graciela Taquini por las charlas sobre el arte, el trabajo y la vida, y por su mirada siempre visionaria que me permitió ir afianzando mis hipótesis; y a Raúl Antelo por la conversación acerca de literatura, filosofía y arte contemporáneo que mantuvimos en la Universidad Nacional de La Plata.

Han sido fundamentales los aportes de Anahí Cáceres, Emiliano Causa, Alejandrina D’Elía, Eduardo Imasaka, Jorge La Ferla, Tomás Oulton, Mariano Sardón, Carlos Trilnick, Marina Zerbarini y Jorge Zuzulich, quienes se tomaron el tiempo para conversar conmigo sobre la historia del arte y la tecnología en Argentina, y aportaron valiosos materiales para la investigación, como catálogos que no se encontraban disponibles en archivos, gacetillas de prensa, textos curatoriales e imágenes de obras. Agradezco también al Espacio Fundación Telefónica por haberme dado la oportunidad de ser parte de un gran equipo de trabajo que fue testigo de la conformación de la escena de las artes tecnológicas en nuestro país.

Deseo manifestar mi agradecimiento a Marcela Andino, Silvana Spadaccini y Marcelo Marzoni, con quienes tantas veces cruzamos pensamientos sobre las relaciones escurridizas entre el arte y la tecnología, y sobre el estado de situación de la cultura en Argentina; a Claudia Valente, por las clases que damos en conjunto, por su intensidad y compañerismo; al equipo chileno de PRISMA, por las charlas siempre inspiradoras sobre arte, ciencia y tecnología; a Ignacio Szmulewicz por haber expresado la importancia de que una investigación académica sea transformada en ensayo; a la Universidad de Chile; a la Escuela de Arte de la Universidad Católica; y al Área de Nuevos Medios del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile por abrirme las puertas para compartir los avances de este trabajo del otro lado de la Cordillera.

A la universidad pública por construir espacios de reflexión, colaboración y producción contra viento y marea. A las autoridades y a los estudiantes de las casas de estudio donde me desempeño como docente, en cuyos ámbitos han surgido preguntas, comentarios e iniciativas que me motivaron a profundizar la investigación: la Licenciatura en Artes Electrónicas, la Maestría en Tecnología y Estética de las Artes Electrónicas, y la Especialización en Arte Sonoro, en la UNTREF, y la Maestría en Diseño Interactivo en la UBA.

Mi sincero agradecimiento a todos los artistas, familiares de los artistas e instituciones que facilitaron las imágenes de las obras que se incluyen en este libro: Archivo Antonio Berni, Archivo Marta Minujín, Diego Alberti, Mateo Amaral, Ianina Canalis, Emiliano Causa, Jorge Crowe, Guadalupe Chávez, Azul De Monte, Fundación Kosice, Sergio Jonatan Guelerman, Juan Pablo Ferlat, Estanislao Florido, María José Herrera, Magdalena Molinari, Gabriela Munguía, Leo Nuñez, Gustavo Romano, Matías Romero Costas, Mariano Sardón, Leo Solaas, Alejandro y Marcela Vidal, Mariela Yeregui y Leonello Zambón.

Finalmente, quiero dar las gracias a todos los amigos que me acompañaron durante este proceso, preguntándome cómo iba la investigación y compartiendo la motivación de hacer posible la publicación del libro. A Federico por el amor y la contención, por decirme que hay que hablar con voz propia, por los infinitos intercambios de ideas inconexas, intuiciones y lecturas; a mis padres Irene y Ezequiel por el apoyo incondicional. A Chloé por estar siempre al lado. A Martín por el buen humor tan descontracturante como necesario. A todo el resto de la familia.

En busca del eslabón perdido

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