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La generalización del flujo tenso
ОглавлениеEl flujo tenso es la consecuencia directa del justo a tiempo practicado por los fabricantes de automóviles japoneses desde finales de la década de 1950 (Ohno, 1989). Se trataba de suprimir los saldos vivos y los stocks entre puestos de trabajo o entre talleres, o más aún entre subcontratistas. Si bien esta supresión aumenta la rotación del capital, sus beneficios se sitúan más allá de esta ventaja económica: sin stock o sin saldos vivos, los defectos inmediatamente se perciben y se eliminan; el cambio de producción puede ser muy rápido y corresponder instantáneamente a la demanda (gestión posterior) sin costo adicional de gestión de los componentes. Pero generalmente, el justo a tiempo conduce a cierta transparencia de la organización material y humana de la producción, la cual es utilizada por los directivos para suprimir todos los despilfarros de materias primas y, sobre todo, del tiempo de los asalariados. Uno de los esquemas de Taiichi Ohno (1989) ilustra perfectamente este proceso mostrando que el rendimiento de dos obreros ocupados de tiempo completo resulta mucho mejor que el de tres obreros ocupados por dos terceras partes de tiempo: el kaizen o mejoramiento permanente tiene como objetivo eliminar el despilfarro limitando al máximo la permeabilidad del tiempo de trabajo de los asalariados.
En virtud de estas cualidades, el principio del justo a tiempo se ha propagado a todas las industrias en unas cuantas décadas a través de todo el mundo. Ha hecho de la logística uno de los sectores más fuertes en expansión, hasta obstruir a tal punto las carreteras que fue necesario, en algunos países, reglamentar esta actividad, incluso reduciendo la aplicación del principio de justo a tiempo en la fabricación de algunos productos. La generalización del principio del cero stock va unida a una transformación del vocabulario con el advenimiento del concepto del flujo tenso, que refleja su aplicación en todas las actividades, inclusive en los servicios y en las administraciones. Por ejemplo, en los bancos y los seguros, los stocks de expedientes desaparecieron y el procesamiento de las solicitudes de los clientes tiene lugar casi en tiempo real; por otra parte, las Technologies de l’information et de la communication (tic) ayudan mucho en este proceso: las mutualidades están encargadas de procesar los informes médicos de la seguridad social en menos de una semana; los expedientes de siniestro o los de solicitud de préstamos personales deben ser liquidados en plazos aún más cortos y pueden, por consiguiente, acumularse entre dos oficinas. En los hospitales o las clínicas, el funcionamiento en flujo tenso resulta, donde los medios son suficientes, en un tiempo mínimo de espera entre la entrega de resultados de los exámenes que se realizan a un paciente, su interpretación y el diagnóstico por el interno de guardia. En las plataformas aeroportuarias donde se concentran los movimientos de los aviones en periodos horarios limitados para satisfacer las exigencias comerciales[1], los asalariados deben al mismo tiempo limpiar las cabinas, reabastecer el combustible y las bandejas de comida, garantizar la seguridad de los aviones, manejar los flujos de los equipajes y los de los pasajeros entre los aviones: aquí, el asunto de los stocks ¡no es incluso plausible!
Actualmente, todos tienen en la mente el funcionamiento de los supermercados donde los stocks se reducen al mínimo y con frecuencia sólo corresponden al volumen de los camiones que transportan los productos frescos del matadero, de la fábrica o de los campos hacia las grandes zonas de venta. La restauración rápida se ha vuelto el lugar emblemático de la producción en flujo tenso: los stocks de hamburguesas o de papas fritas se han reducido a algunas unidades y sólo permanecen unos cuantos minutos, incluso algunos segundos, en la estantería entre la cocina y la caja para pagar. Aquí, como en los supermercados, el observador puede interesarse en el flujo tenso de las materias consumidas, pero también puede ver el funcionamiento de las filas de espera de los clientes. Estas parecen estar suficientemente bien organizadas –con un cálculo optimizado de la mano de obra mínima necesaria según la hora, el día de la semana, e incluso también el clima– para que sean los clientes quienes hagan presión sobre los asalariados para acrecentar su ritmo de trabajo. En lugar del flujo tenso push de la industria o de las mercancías en el hipermercado, las filas de espera organizan un flujo tenso pull (Tiffon, 2013) que contribuye ampliamente a definir las condiciones del trabajo de los cajeros de los grandes establecimientos o de los equiperos de los fast foods. El mismo concepto del flujo tenso pull caracteriza el trabajo en los Centros de atención telefónica –disociando a los que suministran un alto valor agregado a partir de su alta tecnicidad–, ya que no se puede hacer esperar demasiado tiempo a los clientes en el teléfono; los asalariados, cuyo volumen se calcula con precisión como mencionamos anteriormente, deben procesar lo más rápidamente posible las preguntas. El objetivo es no constituir un stock de clientes descontentos ante la espera, manteniendo un número mínimo de estos interlocutores para mantener una presión sobre los asalariados… ¡y asegurándose de que jamás habrá teleoperadores desocupados!
Posteriormente, tendremos la oportunidad de mostrar que este principio del flujo tenso caracteriza también el trabajo de creación de bienes y servicios, es decir, el trabajo de los ingenieros, de los técnicos y de los cuadros que participan en los vastos colectivos laborales organizados en proyectos: aquí cada uno debe entregar el resultado de su trabajo en un plazo previsto a fin de no perjudicar a sus colegas de etapas posteriores. Programas informáticos específicos (groupware o collecticiels, en francés) manejan al mismo tiempo los flujos y los calendarios apremiantes de las devoluciones (entregables en el argot vernáculo) de estos cuellos blancos. Finalmente, para que el sistema sea eficaz en su conjunto, todos esos flujos de materias (en la industria, el comercio y servicios diversos) o de informaciones técnicas y específicas en los oficios (cálculos o diseños de ingenieros, información médica, valores monetarios, etcétera) deben circular permanentemente o ser accesibles en cualquier momento o en cualquier punto del territorio globalizado. Así pues, las tic son una condición necesaria para el funcionamiento en flujo tenso generalizado; pero requieren para ellas mismas las condiciones que proporcionan a los demás sectores. Es decir, todos los sistemas (globalizados) de producción, de archivo y de procesamiento de la información exigen la organización del flujo tenso; aquí el concepto de flujo tenso se entiende en el sentido de que no podría romperse –no hay, en esencia, stock en un sistema informacional que funcione en tiempo real–, salvo poniendo en peligro todo el edificio de producción y de intercambios.