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DERIVACIONES DE LA VINCULACIÓN SOCIAL COMO COMPROMISO CON LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL

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Uno de los vectores que nos ofrece esta compilación de trabajos es la clara superación del enfoque de “proyección social y extensión universitaria como apéndices, aunque bien intencionados, a su función central de formación estudiantil y producción de conocimientos, y asumirla como verdadera exigencia de su misión social”. El compromiso social se trata precisamente de “su sentido social, la internacionalización solidaria, la posición de la universidad en la sociedad del conocimiento, la transferencia tecnológica y la cultura de la innovación” (Cecchi et al., 2009, pp. 32 y 34–35). Las referencias a la situación regional a que nos remiten nuestros autores tienen su referente primero en la profunda desigualdad y la injusticia que imperan en nuestro país.

Los textos aquí presentes tienen paralelismos con proyectos como el de la Universidad Construye País, (6) en Chile, que pretende una universidad socialmente responsable, con base en estos ejes articuladores: la preservación y creación del capital social del saber y del pensamiento a través de la reflexión y la investigación interdisciplinaria; la concepción de la universidad como una comunidad real de aprendizaje y transmisión de conocimientos; el fortalecimiento de los vínculos entre académicos, estudiantes y funcionarios, y la estimulación de la innovación curricular y los métodos de enseñanza y de aprendizaje; la formación de alta calidad centrada en valores y que los actores universitarios defiendan y difundan activamente, abordando su profesión como una posibilidad de servicio a los demás; pero lo más significativo es la propuesta de inclusión de un currículum transversal “que asuma con visión universal la realidad del país en toda su riqueza, y ofreciendo oportunidades a equipos de académicos de estudiantes para prestar servicios a personas y grupos que no pueden acceder a los beneficios del desarrollo”, bajo el lema de que la tarea de la universidad no es servir al capital privado sino el bien público (Cecchi et al., 2009, pp. 36–37).

Al respecto, es relevante que, en uno de los escritos de esta compilación, cuyo autor es Héctor Morales Gil de la Torre, se sistematice una década de ejercicios de vinculación social a través de las categorías de los bienes concretos, cuya producción implica siempre modalidades de acción colectiva y el análisis de la problemática de la propiedad de los bienes resultantes. En ese tenor se clasifican los actos y los impactos como aquellos bienes concretos que añaden valor, o los que mejoran las capacidades de los sujetos y las organizaciones, o bien los que previenen y anticipan riesgos.

Otra idea relevante para nuestra reflexión sobre el campo de vinculación social es que se incluya el concepto de “territorialidad”, que, por encima de lo geográfico, implica el conjunto de las relaciones políticas, sociales, culturales y económicas que permiten experiencias de intercambio, diálogo y aprendizaje colectivo y en el que confluyen los intereses de los diversos actores de la sociedad. Y así, siguiendo a Boaventura de Sousa Santos (2007), uno de los desafíos es restablecer la responsabilidad social de la universidad (pública, pero incluimos la privada) en lo nacional e internacional bajo lo que él llama pluriuniversidad solidaria en contraste con la universidad disciplinar y homogénea, es decir, un modelo alternativo regido por el “pluralismo teórico, la autonomía, la excelencia académica, la multi y transdisciplinariedad y el compromiso crítico”, y por eso mismo con un conocimiento “contextual, aplicado, heterogéneo y con tendencia a ser productivo en sistemas abiertos, menos perennes y desarrollado en organizaciones flexibles y con menos jerarquizaciones”, donde la sociedad “deja de ser una interpelación de la ciencia para ser ella sujeto de interpelación a la ciencia”. En consecuencia, la “responsabilidad social de la universidad debe ser asumida por la universidad aceptando ser permeable a las demandas sociales, especialmente aquellas originadas en grupos sociales que no tienen el poder para imponerlas” (Santos, 2007, pp. 7, 13 y 77).

Por esa razón, la universidad, al hacer uso de su libertad académica y autonomía puede garantizar una respuesta pertinente y creativa frente a los desafíos del compromiso social, a través de microespacios de compromiso social universitario para desplazar el compromiso social desde lo meramente discursivo hacia construcciones prácticas efectivas (Cecchi et al., 2009, pp. 38–39). Dos de nuestros académicos exploran profusamente la articulación de las funciones universitarias, con reflexiones a partir de la docencia o de la investigación: Francisco Urrutia–de–la–Torre y David Foust Rodríguez. Junto a esto se desentrañan los desafíos que implica la liga entre teoría, contexto y práctica; la cuestión de la incertidumbre y el principio de la ecología de la acción que marcan posibles lineamientos para la vinculación social del ITESO, como aportación de Guillermo Díaz Muñoz.

En relación con el tópico complejo de la territorialidad, en esta obra tenemos varios ejemplos de las intervenciones en territorios específicos marcados por la geografía o por las interacciones de sentido o sociopolíticas relacionadas con observatorios de los medios, con acciones en el campo de la transparencia y de la información conceptualizada como un bien público. Los autores son Guillermo Pérez Esparza (microempresa y empleo), Jesica Nalleli de la Torre Herrera (un ejercicio de cooperación y autonomía en una micro comunidad que ha posibilitado una incidencia multidisciplinaria), José Bautista Farías (la transparencia en un gobierno estatal) y Magdalena Sofía Paláu Cardona (una experiencia de democratización de la comunicación a través de la figura de un observatorio de medios y que además es un ejemplo de la integración de las funciones universitarias).

Y, finalmente, se abren horizontes para crear articulaciones internas y externas en la vinculación social, a partir de nodos de problemas, que Mario Edgar López Ramírez sustenta en un acabado esquema organizacional para dar respuesta a una situación y acción complejas.

Como corolario, la vinculación social del ITESO entendida como compromiso con la transformación social parte de una priorización de problemas por atender mediante la acción colectiva (previamente visualizados en las redes de problemas, siempre variables y en flujo cambiante), frente a los cuales se delimitan participativamente los bienes concretos que se quieren generar, mediante la planeación de situaciones de compromiso y servicio, en las que los saberes profesionales y los saberes construidos por la investigación dialogan con los contextos y los saberes sociales, y facilitan la acción colectiva, en un ciclo impregnado de las características interdisciplinarias, con operaciones rigurosas y vigiladas epistemológicamente de planteamiento de problemas, de aportación de referentes conceptuales y empíricos, de aproximaciones metodológicas, estudios de datos y discusión reflexiva de resultados.

Experiencias de vinculación universitaria

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