Читать книгу Toque de queda - Jesse Ball - Страница 11
ОглавлениеHubo un griterío y luego un disparo. La ventana estaba abierta de par en par, pues el tiempo era bastante bueno y delicado a fines del verano en la ciudad de C. Sí, la ventana estaba abierta de par en par, así que el disparo sonó con fuerza, como si hubiera estallado en la habitación, como si una de las dos personas que estaban en la habitación hubiera decidido disparar un arma contra el cuerpo de la otra.
Pero no era así. Y como no habían disparado a nadie en la habitación, el hombre, William Drysdale, veintinueve años, ex violinista, actualmente epitaforista, y su hija Molly, ocho años, estudiante, siguieron durmiendo.
Esas eran sus ocupaciones. Cada día, Drysdale asistía a entrevistas mientras Molly iba a una escuela donde repetidamente le pedían que repitiera cosas. No podía hacerlo, y no lo hacía.
La calle que se veía por la ventana era sombreada y agradable. Una anciana estaba sangrando, encorvada sobre un banco. Había dos hombres a quince metros de distancia, y uno empuñaba un arma. A tres metros del banco, un hombre yacía bajo las ruedas de un camión, que quizá le hubiera causado lesiones irreparables. El chofer estaba de rodillas y decía algo. Se puso de pie y les hizo señas a los dos hombres. El que empuñaba el arma la guardó. Llegó un camión más pequeño para llevarse los cuerpos. El hombre que tenía el arma, pero que ya no la mostraba, ordenaba a la gente que se fuera. La gente se iba.
Un minuto después del disparo, la calle estaba desierta. Esto sucedía a menudo. Les presentaré esta ciudad a ustedes como una ciudad de calles desiertas: desiertas solo cuando sucedía algo, desiertas por un momento y luego llenas de nuevo, pero aun así desiertas.
Presentaré esta ciudad y sus habitantes como una serie de objetos cuyas relaciones no se pueden describir con ninguna certeza. Aunque la violencia puede conectarlos, aunque la piedad, la compasión y la esperanza pueden enlazar unos con otros, aun así lo que está ocurriendo no se puede juzgar, y aquello que ha pasado ya está más allá de todo juicio, lo cual nos deja de nuevo, con vidas y pertenencias, lugares, yendo y viniendo de aquí para allá, desdichados, ignorantes, discordantes.