Читать книгу Toque de queda - Jesse Ball - Страница 13

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Lo llamaban municipio pero era una ciudad. Esto es típico de las ciudades muy grandes. Tenía distritos: distritos viejos, distritos nuevos, distritos pobres, distritos comerciales, distritos navales. Una vez había tenido una cárcel, pero ahora no era necesaria. El sistema era mucho más eficaz de ese modo. Los castigos eran mayores, o bien no se aplicaban. Un país común, lleno de ciudadanos comunes, con sus preocupaciones, dificultades, crueldades e injusticias, se había ido a dormir una noche y al despertar por la mañana había encontrado, en vez del viejo gobierno, un Estado invisible, con sus propias preocupaciones, dificultades, crueldades e injusticias. Todo se controlaba y se mantenía de forma estricta, a tal punto que era posible, dentro de ciertos límites, fingir que nada había cambiado.

¿Quién había derrocado al gobierno? ¿Por qué? Esos detalles no estaban claros, y tampoco estaba del todo claro que hubieran derrocado a nadie. Era como si hubieran bajado un telón y uno pudiera ver el telón pero no lo que había detrás. Uno recordaba que el mundo había sido distinto, y hasta hacía poco tiempo. ¿Pero en qué? Esta era la pregunta que carcomía a los que no podían evitar hacerse preguntas.

Toque de queda

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