Читать книгу Perfiles del profesional de la información en la sociedad del conocimiento - Johann Pirela Morillo - Страница 11

1.2 Diversas concepciones de la tecnología

Оглавление

Una vez se ha visto ya que el concepto de tecnología en un contexto de las sociedades de la información y del conocimiento alude no solo a un carácter instrumental y técnico, sino también a un matiz cognitivo y de desarrollo, se consideran entonces algunas de las acepciones que el Diccionario de la lengua española (Real Academia Española [RAE]) da de este término, las cuales están relacionadas con los conocimientos propios de un oficio mecánico o arte industrial y con el lenguaje perteneciente a una ciencia o arte (RAE, 2016). En esencia, si se considera la etimología del término, bien podría decirse que la tecnología es el discurso acerca de un arte (Laboratorio de Inteligencia Colectiva [LINC], 2007).

En palabras de Rodríguez (1998), el concepto de tecnología es polisémico y con múltiples interpretaciones; de allí que se considere el conocimiento tecnológico como un conjunto de atributos reflexivos que fundamentan las actividades, lo cual les proporciona una base argumentativa que permite su explicación. Siguiendo la idea de este autor, el conocimiento tecnológico demanda una relación indisoluble entre la teoría y la práctica, así como el acopio permanente de información que permite nuevas formas, nuevas técnicas y nuevos resultados.

Algunas de las características del conocimiento tecnológico son, en consecuencia, la interdisciplinariedad, la transformación constante y el carácter reflexivo, en dos sentidos: por una parte, la causalidad y la verdad de una producción; por la otra, las posibles y distintas alternativas para obtener esa producción (la transformación tecnológica). El conocimiento tecnológico es creatividad, lo que no impide buscar nuevos espacios aun sin antecedentes previos.

Peña (2008) sostiene que cuando se habla de tecnología, es necesario considerar el concepto de técnica. En principio hay que señalar que la técnica existe en contextos cambiantes que determinan su comportamiento, y se refiere a creaciones tangibles e intangibles —bien sea de tipo social u organizacional— que permiten solucionar problemas específicos o facilitar la ejecución de alguna labor que, por lo general, amerita esfuerzo. En esta línea, para la autora la tecnología es posible definirla como la producción de objetos y procesos útiles al ser humano, y también como la aplicación del conocimiento científico y común para resolver problemas humanos complejos. Por ende, está vinculada con el saber hacer y la utilidad. Dada esta definición, se entiende entonces que la técnica siempre ha acompañado al hombre desde su existencia, cada vez que ha buscado o ideado formas de hacerle frente a las dificultades que le plantea su relación con el entorno, o sencillamente porque desea mejorar su situación en cualquier ámbito (Morles, 2001).

La tecnología se entiende entonces como el estudio o reflexión sobre la técnica, de modo que es posible concebirla como la ciencia o los productos de la técnica. Esta definición es una inferencia elemental fundamentada en la etimología de la palabra tecnología, la cual es de origen griego, proviene de los vocablos techno, que significa “saber útil”, y logos que es “el estudio de”. Otros autores señalan que la tecnología es un cuerpo de conocimientos que es compatible con la ciencia coetánea y controlable por el método científico, y se emplea para controlar, transformar y crear cosas o procesos naturales o sociales. La filosofía de la tecnología incorpora aspectos gnoseológicos, ontológicos, axiológicos y éticos.

De acuerdo con la perspectiva de González, López y Luján (2004), en el análisis sobre las concepciones de la tecnología han prevalecido dos posiciones, una que la considera según un carácter intelectualista y otra que la analiza desde una perspectiva artefactual. La concepción intelectualista de la tecnología la entiende como ciencia aplicada, es decir, como conocimiento práctico que se deriva de la ciencia y del conocimiento teórico. Las teorías científicas son previas a cualquier tecnología, de manera que no existe tecnología sin teoría, pero pueden existir teorías sin contar con tecnologías.

La concepción artefactual de la tecnología, por su parte, asume la tecnología a partir de un carácter instrumental. En este sentido, las tecnologías son simples artefactos o herramientas construidas para una variedad de tareas. Dentro de esta perspectiva se considera que la tecnología es independiente de cualquier sistema político y social, de modo que esta concepción también plantea que cualquier tecnología puede transferirse de un país a otro sin más dificultad que la concerniente a los financiamientos. No cabe duda de que esta concepción de la tecnología es por demás reduccionista, lo cual impide un análisis crítico al desconocer los intereses sociales, políticos y económicos de aquellos que las diseñan, desarrollan, controlan y financian.

Hoy en día se está manejando un concepto de tecnología que tiende a dar un mayor realce a los procesos que conducen a la generación de resultados, es decir, a la práctica tecnológica. Este planteamiento se ubica en la perspectiva de los estudios de ciencia, tecnología y sociedad (CTS), enfoque que reconoce la interacción efectiva que debe observarse entre la ciencia, la tecnología y el desarrollo social; por ello se identifica con acciones educativas para fortalecer capacidades científicas y tecnológicas y también como una disciplina desde cuyos cuerpos conceptuales y metodológicos se genere la base empírica para la formulación de políticas públicas para desarrollar la ciencia y la tecnología.

En este contexto, González, López y Luján (2004) introdujeron el concepto de socio-sistema, cuyos dispositivos de organización y estructuración son las tecnologías, concebidas como los procesos que generan productos derivados de la reflexión. Esta concepción de tecnología es la que quizás más se aproxima a la idea que se pretende fundamentar de tecnología cooperativa, concebida como un proceso pensado generado y validado a partir de la reflexión y la acción colectiva, orientada hacia la creación de comunidades articuladas sinérgicamente por valores comunes, las cuales proyectan y construyen visiones prospectivas, que se concretan en el presente.

Otra fuente que se considera importante revisar es la del Reglamento Parcial de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación referido a los Aportes e Inversión. Aunque no se define el concepto de tecnología, sí define en el artículo 2, aparte 4, el término transferencia de tecnología (TT), idea fundamental ligada al concepto analizado en estas líneas. Sobre TT se dice que es:

Proceso e interrelación que se establece entre un sujeto, persona o empresa que posee la tecnología o los conocimientos para producir, utilizar o manejar un bien, negocio, producto o servicio y que traslada, intercambia, entrega, vende o negocia a otra persona, sujeto o empresa, dichos conocimientos, procedimientos o formas de hacer, para su captación, aplicación, producción y aprovechamiento por el entorno social y económico del país, procurando la apropiación del conocimiento por parte de la colectividad. (Decreto 4891 de 2006)

La noción de TT muestra que la tecnología es posible promoverla, a un mismo tiempo, como saber y como hacer, y también puede ser transferida y apropiada por un colectivo en pro de su máximo aprovechamiento social y económico. Se puede ubicar la tecnología en un ciclo que incluye desde la generación y transferencia hasta la apropiación para impulsar cambios y transformaciones en diversos contextos situacionales.

Pirela et al. (2008), al fundamentar la creación del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnologías del Conocimiento (Cidtec), señalan que tanto la ciencia como la tecnología y la innovación componen un arco (al modo de ver de Nicolescu) cuyo eje de impulso y dirección lo conforma el conocimiento en todas sus manifestaciones (de lo cotidiano, científico, cultural, etcétera). El conocimiento representa la primera posibilidad de transformación social y científica; implica un estado de conjunción consciente con el comprender, el ser y el aprehender. La ausencia de tal conciencia impediría cualquier opción transformadora y renovadora de la realidad.

Perfiles del profesional de la información en la sociedad del conocimiento

Подняться наверх