Читать книгу Perfiles del profesional de la información en la sociedad del conocimiento - Johann Pirela Morillo - Страница 9

Sobre las sociedades de la información y el conocimiento y la construcción del concepto de tecnología curricular cooperativa para la definición de perfiles de los profesionales de la información

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La demarcación de los conceptos sociedad de la información, sociedad de la comunicación y sociedad del conocimiento es de suma importancia porque frecuentemente aparecen en la literatura especializada como sinónimos, y en realidad existen diferencias importantes asociadas con el alcance de los conceptos de información, comunicación y conocimiento. Antes de caracterizar algunos rasgos estructurales que permiten hablar de una posible transición de la sociedad de la información —tal como fue definida por expertos durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta— a una sociedad del conocimiento, la comunicación y el aprendizaje, es importante partir de la premisa de que la información no es lo más importante si no lo que hacen con ella los actores en interacción dialógica (Galindo, 1998).

En una primera aproximación es posible definir la sociedad de la información como aquella en la que se reconoce la convergencia entre la microelectrónica, la informática y las telecomunicaciones, y se asumen como prioritarias y estratégicas para el desarrollo, las actividades de procesamiento, almacenaje, distribución y venta de información. Según Pineda (1996), este concepto comenzó a utilizarse desde los sesenta en Estados Unidos, pero fue ampliado y diversificado en función de los enfoques de otros autores como Bell (1973), Galbraith (1967), Toraine (1971), quienes prefirieron utilizar el concepto de sociedades postindustriales; Jones (1963) y Baudrillard (1970), que utilizaron la expresión sociedades de consumo; Plassard-Scardigli (1984), con su concepto de sociedades digitales, y, finalmente, Nora Minc (1978) y Masuda (1980)1 quienes hablaron de sociedades informatizadas.

A pesar de que se trata de conceptos diversos, en el fondo lo que se planteó con la definición de sociedad de información fue el producto de un estado del desarrollo de la humanidad, que evolucionó a partir del uso de materias primas extraídas de la naturaleza hasta la centralidad que el sector servicios e información adquirieron en la sociedad y la importancia estratégica de los flujos de datos globales y locales, como punto de partida para impulsar el desarrollo. Aún se sigue empleando este concepto para caracterizar la complejidad y dinamismo de la sociedad del nuevo milenio. Sin embargo, y partiendo del objetivo de esta tesis, existen importantes diferencias entre una sociedad que se centra en la información y una en la comunicación y el conocimiento, y más aún en el aprendizaje. La principal idea que fundamenta la diferencia entre la sociedad de la información y la de la comunicación se basa en el planteamiento de Pasquali (2003), según el cual la información no es el elemento que hace y construye la sociedad, sino corresponde, más bien, a la posibilidad de generar espacios para el encuentro, la interacción y el diálogo.

Los seres humanos se realizan realmente en cuanto tales en la medida en que se reconocen como parte de un grupo social, del cual participan por medio del lenguaje; es decir, la comunicación —en sus múltiples modalidades y tipologías— es lo que hace a las personas seres sociales. Además, según Pasquali, la diferencia esencial entre información y comunicación está en la posibilidad de retorno y del reconocimiento de un receptor, en tanto que representa al “otro” en el proceso de comunicación. Ahora bien: los modelos de comunicación en estos momentos apuntan a transformaciones sustanciales asociadas a cambios en las formas tradicionales de comunicación social, masiva y cara a cara.

Se habla entonces de la irrupción de nuevos modos de comunicarnos gracias a las posibilidades y resonancias que acarrea la comunicación mediada por computador y, más específicamente, las comunicaciones globales e interactivas posibles a partir de los recursos telemáticos disponibles en internet, mediante los cuales se acortan distancias, se puede compartir información y conocimiento, y poner en “relación” las múltiples inteligencias de los sujetos interconectados por las redes, que están creando una nueva gramática del mundo, con la cual llegan a transformar conceptos fundamentales para la comprensión de la realidad, como los de tiempo, espacio, materialidad y discursividad.

Frente a las comunicaciones mediadas por computadoras, se les ofrecen a los sujetos nuevas y complejas alternativas para crear modalidades de encuentro, debate y diálogo; se trata de la conformación de comunidades virtuales, las cuales se entienden como espacios de interlocución sin contacto directo con los otros, pero que establecen un contacto virtual, simbólico y complejo, mediado por una comunicación sincrónica —como es el caso de los chats— y diacrónica —en el caso del correo electrónico—. Con ello se abren espacios para la creación de comunidades invisibles, cuyo ámbito o territorio es más conceptual que perceptual, en las cuales los sujetos son segmentados en “tribus electrónicas”, diferenciados por sus gustos y aficiones, y en las que constantemente se produce un refuerzo mutuo de la identidad compartida (Guberns, citado por Pineda et al., 2003).

Si entre los conceptos de sociedad de la información y sociedad de la comunicación existen diferencias importantes, derivadas de la naturaleza diferenciadora a las cuales esas sociedades hacen referencia, también es posible plantear divergencias entre estos. La idea que fundamenta la diferencia entre estas dos últimas categorías conceptuales es que la información en sí misma no agrega valor a las acciones humanas y sociales; se requiere que el sujeto de una forma deliberada aprenda a identificar aquella que es realmente significativa para la solución de sus problemas, y ello implica convertir información pasiva en “activa” (Sánchez-Vegas, 2004), es decir, en conocimiento útil para tomar decisiones y resolver problemas, con el propósito de generar equilibrio y desarrollo social.

De manera, pues, que el salto cualitativo que se debe dar entre contar con información y construir conocimiento útil, mediado por las nuevas formas de comunicación digital, tiene que ver con el aprendizaje de las habilidades y destrezas de agregación de valor y el de la interacción en contextos comunicacionales mediados por computadoras. Esto se refiere en concreto a saber seleccionar información, compararla, evaluarla, analizarla, sintetizarla, interpretarla, y hacerlo con un conocimiento consciente acerca de lo que implica interactuar tecnológicamente; es decir, es un asunto de manejo integral y estratégico del recurso información por parte de los ciudadanos para mejorar la calidad de vida y alcanzar la libertad de pensamiento y de acción, sobre la base de una visión ética de esa agregación de valor.

Es este el tipo de sociedad que debemos aspirar: una sociedad de la información y del conocimiento entendida no como frías conexiones electrónicas, sino más bien como un espacio social vivo, activo y participativo, articulado a partir de la apropiación social y crítica de la información para convertirla en conocimiento, que se valga de las posibilidades que encierran los medios telemáticos, para generar desarrollo humano y social.

Perfiles del profesional de la información en la sociedad del conocimiento

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