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Prólogo

Roger Bartra

Los ensayos que reúne este libro son el espléndido fruto de muchos años de trabajo empleados por John Kraniauskas, agudo crítico inglés, a investigar la realidad latinoamericana. Kraniauskas practica con su bisturí analítico una serie de disecciones eruditas en el cuerpo literario latinoamericano, para presentarnos su estimulante interpretación de las relaciones de la cultura literaria y cinematográfica, con el trasfondo de las estructuras políticas y económicas. Mirar los problemas de América Latina a través de la literatura y el cine resulta un experimento revelador. No se trata simplemente de observar cómo se refleja la sociedad en la literatura. Kraniauskas nos lleva más allá: a descubrir resortes secretos y escondidos en la cultura que revelan tensiones que no son fáciles de ver sin la ayuda de la óptica literaria.

Sigue los pasos de Walter Benjamin para hacer una crítica de la mitología de la industrialización. Su punto de partida es el interés de Benjamin por la mitología de los antiguos mexicanos; una faceta poco explorada del pensador alemán. A partir de ello busca pequeñas grietas que le permiten ubicar puntos sensibles, resquebrajaduras y rendijas por las que observa fenómenos y procesos inquietantes. De hecho, cada ensayo en este libro es un pequeño hallazgo que, paradójicamente, revela características profundas del malestar social y cultural latinoamericano. Así, comienza por observar la aproximación de Benjamin a México, a través de la mitología antigua y las visiones cristianas. Le intriga que Walter Benjamin no se interese por el hecho colonial que a Kraniauskas, en la tradición inglesa, le interesa profundamente. Se pregunta si no hay una especie de inconsciente colonial que irrumpe en la modernidad europea, y que se refleja en Benjamin. De allí busca los vasos comunicantes que unen a Benjamin con Mariátegui, el gran pensador marxista peruano. Pero observa al escritor peruano desde otra rendija insólita: el interés de Mariátegui por Chaplin y por las relaciones entre el capitalismo y el circo. La modernidad americanizada es denunciada por los gestos del payaso.

Los ensayos de Kraniauskas muestran a un crítico creativo que trabaja sobre una cultura (la latinoamericana) que conoce profundamente. Su visión desde Europa revela dimensiones que los latinoamericanos no siempre logran ver claramente. Es lo que comprobamos en los ensayos que dedica a la primera novela de José María Arguedas, Yawar fiesta, interpretada en clave benjaminiana, y a la famosa obra de Miguel Ángel Asturias, El Señor Presidente, en la que observa los hilos ocultos de lo que Althusser llamó una “acumulación política originaria”. Uno de los aspectos notables de la interpretación de Kraniauskas consiste en los lazos que establece entre su objeto de estudio —la cultura latinoamericana— y la tradición crítica posmarxista, posestructuralista y posmoderna.

En este sentido, los ensayos que reúne este volumen son una reafirmación de que la veta crítica que alentó lo mejor del socialismo europeo sigue viva y proporciona extraordinarios instrumentos conceptuales para entender las expresiones culturales. Con el análisis de El Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias, Kraniauskas abre sus análisis sobre la decantación política del capitalismo moderno en sus formas nacionales, tal como se expresan, además, en Augusto Roa Bastos, José Revueltas, Osvaldo Lamborghini y Carlos Monsiváis.

Las reflexiones de Kraniauskas —como es natural— se centran en las que se solían llamar “pasiones del alma”, las más exploradas por los novelistas. Hoy esta dimensión emocional atrae mucho a sociólogos, historiadores y antropólogos, que comienzan a trabajar en estos temas con tanto interés como se estudian las estructuras de poder, las clases sociales, las funciones políticas o los sistemas de parentesco. Los ensayos de Kraniauskas son un estímulo más que impulsará este interés por las dimensiones emocionales de la política y la economía, así como por las texturas sentimentales que envuelven a los procesos sociales.

Una cosa es la exaltación política de emociones y sentimientos, para sustituir las deficiencias de las ideas, y otra cosa muy diferente es el redescubrimiento de la importancia de las emociones en el seno de las mismas redes racionales que sostienen a las sociedades modernas. Y, sin embargo, es posible observar una confluencia entre ambos procesos; confluencia estimulada por nuevas tendencias intelectuales que han propiciado el auge del relativismo o del constructivismo y el desprecio por la búsqueda de objetividad y de significados. Se ha extendido una actitud que da primacía al significante sobre el significado y a la representación sobre lo representado. El estudio de las emociones se impone sobre el análisis de las razones. Las texturas sentimentales parecen más interesantes que los textos, los discursos y los archivos. El famoso dictum de David Hume vuelve a ser enarbolado por muchos: “La razón es y debe ser la esclava de las pasiones”. Pero Kraniauskas no cae en la trampa. Sus análisis siempre tienen en cuenta los significados y sus conexiones con la realidad latinoamericana.

Las dimensiones políticas son motivo de reflexión cuando examina El apando de José Revueltas, en el que el Estado mexicano aparece como una jaula de simios. Ello se conecta con el análisis de la emergencia de las formas estatales modernas en la conocida novela de Augusto Roa Bastos, Yo el Supremo, así como en otra novela del escritor paraguayo, El fiscal. Es particularmente interesante su uso de las ideas de Theodor W. Adorno, Max Horkheimer y Frederic Jameson, que lo llevan —una vez más— a inspirarse en Walter Benjamin, para observar la historia “en la época de su reproductibilidad técnica”, es decir, a observar cómo ocurre una especie de “cinematización de la historia” en la obra de Roa Bastos. Estas reflexiones se conectan con los ensayos de la parte final, centrados en el cine. Por otro lado, estudia la curiosa y creativa “narrativización del ensayo” en la obra de Carlos Monsiváis, a quien Kraniauskas conoce a fondo, pues ha sido su traductor al inglés. Este escritor mexicano fue un extraño personaje que combinó sus impulsos utópicos rebeldes con el ejercicio de un gran poder cultural. Lo que escribió también se encuentra entre dos aguas: la crónica periodística libre y las reglas estrictas del ensayo.

Especialmente interesante son las reflexiones de Kraniauskas sobre dos películas mexicanas realizadas a fines del siglo XX. Las fantasías sobre el cuerpo contemporáneo que se manifiestan en la película de Guillermo del Toro, Cronos, se articulan magistralmente en una atractiva economía política del vampirismo. Por otro lado, el análisis de Amores perros, de Alejandro González Iñárritu, es un penetrante estudio sobre la mercantilización del arte.

A Kraniauskas le parece imprescindible saltar al estudio de la larga sombra que se yergue frente a América Latina: Estados Unidos, la potencia imperial. Lo hace a través de dos sintomáticas manifestaciones: en la gran narrativa negra estadounidense y en una de las más brillantes series policiacas de la televisión estadounidense. Se trata de la última novela de la Trilogía Americana de James Ellroy y de la serie The Wire. Aunque a Kraniauskas le interesa enormemente el hecho imperial y colonial, no cae en la tentación a la que se han rendido muchos analistas: retomar las teorías de la dependencia, del subdesarrollo, del tercermundismo o de la globalización, que intentan explicar de manera simplista la situación de miseria y atraso en que vive la mayor parte de la población en América Latina, especialmente notable si se la compara con las condiciones que imperan en Estados Unidos y Europa.

Independientemente de las sutilezas teóricas que cada interpretación maneja, se ha ido acumulando en la cultura latinoamericana la sensación de que vivimos una condición dramática desde el momento en que el continente fue herido por la colonización. El resultado de esta especie de pecado original habría sido un proceso trágico, como si las sociedades latinoamericanas hubiesen quedado predestinadas al fracaso. Kraniauskas no es un heredero de estas visiones e interpretaciones, que a veces se reflejan en la cultura literaria latinoamericana como una actitud sentimental y quejumbrosa ante los males de la modernidad y la globalización. A él le interesan aspectos más profundos y ocultos de la relación entre la cultura de las potencias imperiales y la literatura latinoamericana.

En su conjunto, este volumen es una formidable exploración crítica y analítica de facetas sintomáticas y reveladoras de la literatura y del cine latinoamericanos de nuestros días. El lector encontrará aquí enfoques sorprendentes, propuestas inquietantes y una penetrante visión de América Latina. Con este libro, John Kraniauskas se revela como uno de los más finos, creativos e inteligentes críticos de la realidad latinoamericana contemporánea.

Políticas literarias

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