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El antimartirio sidoso
ОглавлениеEl club de los desahuciados (Dallas Buyers Club)
Estados Unidos, 2013
De Jean-Marc Vallée
Con Matthew McConaighey, Jennifer Garner, Jared Leto
En El club de los desahuciados, excéntrico séptimo largometraje del canadiense de 50 años Jean-Marc Vallée (Crazy, una familia disfuncional, 2005; La reina joven, 2009), con guion de Craig Borten y Melisa Wallack sobre hechos reales, el machista homofóbico texano artista de rodeo Ron Woodroof (Matthew McConaughey estragado al máximo) es contagiado de VIH por sodomizar a dos vaqueritas fans en un burladero, rechaza por prepotencia el diagnóstico del retrógrada Dr. Sevard (Dennis O’Hara) que le depara sólo 30 días más de vida, se administra por la libre el acaso mágico o quizá mortífero fármaco experimental interdicto AZT adquirido en forma clandestina, es sujeto de bullying adulto por sus antiguos cuates cowboys, viaja a México para someterse al avanzado tratamiento reforzador de defensas / reductor de toxinas sin atacar directamente al virus epidemiológico del prohibido Dr. Vass (Griffin Dunne irreconocible desde la scorsesiana Después de hora), funda con ayuda del providencial socio travesti drogadicto Ragon (el marciano rockstar bisexual Jared Leto decidido a robarse la película) un club para proporcionar “gratis” cocteles de alternativos remedios salvadores a sus miembros por 400 dólares mensuales, se enfrenta reiteradamente al acoso de emperrados agentes federales, es auxiliado in extremis por la doctora Eve (Jennifer Garner) cuyo respeto admirativo se ha ganado como investigador y, mientras su socio muere por la promiscuidad y la droga degradante, él logrará sobrevivir siete años a su prefijada esperanza de vida. El antimartirio sidoso concatena de muy inteligente y emotiva manera varias historias a la vez: la gran historia épico-trágica de la lucha contra el VIH en los heroicos ochentas, la desconocida historia biográfica del insólito sobreviviente Woodroof (comparable con el activista gay Harvey Milk reseñado por aquella abrumadora bio-pic Milk: un hombre, una revolución, una esperanza de Gus Van Sant, 2008, en las antípodas de la ambivalente intensidad de Vallée) a modo de bitácora cotidiana o a saltos de 2557 días, la oculta historia clave de los experimentos en cobayos humanos con el crucial AZT hasta reducirlo a mínimas dosis milagrosas, la desgarradora historia de una amistad mutuamente redentora entre la pareja dispareja Ron / Ragon, la íntima historia de un amor imposible vuelto restaurantero y de recetas robadas entre Eve / Ron, y la brutal historia de un contagio genital con subsecuente impotencia viril al fin vengada y curada en cierta enigmática secuencia digresiva quasi gratuita. El antimartirio sidoso diversifica, atesora y glorifica la ambigüedad moral de un emprendedor pillo perfecto que sigue siéndolo aun cuando ayude piadosamente a los demás, un irritante visionario que transgrede todos los límites lícitos y éticos, un rebelde nato contra la criminal estulticia autoritaria de los médicos miopes y una prueba viviente de la necesidad de mantenerse en la frontera entre la legalidad y el delito para hacer progresar hoy a la ciencia cuando la academia médica se convierte, al mismo nivel que la policía, en represora fuerza viva de la derecha. Y el antimartirio sidoso evoca con terca pasión las inasibles aventuras desventuradas pero rebasando cualquier sentimentalismo de un insoportable zumbido interior, ese maldito zumbido que remite a traumáticos flashes mentales, arrebata soliloquios latinistas ante las veladoras rojas del antro, noquea en el baño de un aeropuerto e iguala con el ser antes despreciado de súbito más que digno, ese zumbido metafísico a la vez sacro y carnal de todos tan temido porque persigue, martillea, taladra y sólo podrá ser vencido en el trance de la muerte benignamente aplazada y prolongada pero jamás conjurada en la totalidad de sus dimensiones intolerables.