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Los esquemas tácticos ofensivos

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Definición

Son las soluciones estereotipadas previamente estudiadas y entrenadas para las situaciones de balón parado (saques libres, saques del portero, de banda, córners, etc.). Representan una forma de combinación táctica, es decir, la coordinación de las acciones individuales de varios jugadores de naturaleza ofensiva que buscan asegurar las condiciones más favorables para la concreción inmediata del gol durante las fases fijas del juego.

Objetivo

El objetivo fundamental de los esquemas tácticos ofensivos es asegurar las condiciones más favorables para la concreción inmediata del gol: de los datos de los análisis del juego del fútbol se concluye que entre un 25% y un 50% de las situaciones de finalización y de creación de las situaciones de finalización tienen como base las soluciones tácticas a partir del balón parado. Más importante es el hecho de que los partidos importantes (entre equipos con el mismo nivel de rendimiento) se deciden cada vez más por medio de goles que se derivan de saques libres, saques de banda, córners y penaltis. Hughes (1980) refiere que «entre 1966 y 1986 se desarrollaron seis finales del campeonato del mundo, donde se marcaron 27 goles, trece de los cuales se consiguieron a partir de situaciones de balón parado y otros cinco inmediatamente después de una de esas situaciones. Las razones de este hecho son perfectamente comprensibles: en los partidos importantes el marcaje es muy presionante, por lo que no da mucho tiempo ni espacio para que se pueda jugar; cuando existe menos tiempo y espacio para jugar es difícil que los atacantes consigan desplazarse hacia las posiciones de máximo peligro, y en los partidos con marcajes muy cerrados existen normalmente más faltas y consecuentemente más saques libres.


De ahí la importancia que le dan los equipos en el entrenamiento a la mejora de la eficacia de estas situaciones, que ofrecen igualmente un tiempo y una oportunidad para reajustar las posiciones, las distancias entre los diferentes elementos, asegurar los marcajes y ocupar racionalmente el terreno de juego en función de las situaciones. De este hecho se puede extraer la importancia que le atribuyen los equipos al concepto de entrenamiento y de mejora de la eficacia de estas situaciones. Esta eficacia se traduce fundamentalmente por la iniciativa que el equipo que posee el balón tiene para sorprender a los adversarios y obligarles a cometer errores. En estas situaciones de balón parado el factor tiempo da la posibilidad y la oportunidad de que los jugadores se posicionen en los espacios que potencien sus características (técnicas, tácticas y físicas) específicas en la constante búsqueda de ubicarse en condiciones favorables para la inmediata concreción del gol. Según Hughes (1980), existen cinco ventajas básicas que determinan la eficacia de estas situaciones:

1. Siempre se ejecutan con el balón parado, por lo que el problema del control del balón está eliminado.

2. Los adversarios siempre tienen que colocarse por lo menos a 9,15 m y por consiguiente no existe la presión sobre el balón.

3. Un gran número de atacantes (ocho o nueve) se pueden desplazar hacia posiciones peligrosas para el equipo contrario.

4. Los jugadores se colocan en posiciones planificadas de antemano para maximizar sus capacidades individuales.

5. El entrenamiento sistemático de estas situaciones produce niveles de sincronización de los movimientos.

Medios

Los medios fundamentales para la concepción de los esquemas tácticos deben asegurar los siguientes aspectos:

1. Un dispositivo fijo, en el cual los jugadores y el balón circulen de forma preestablecida. Sin embargo, igualmente ha de tener un carácter espontáneo y creativo, relacionando el nivel de la organización ofensiva y defensiva en función de la situación momentánea del juego. La sucesión de los procedimientos técnico-tácticos de los jugadores ha de tener una lógica, una coherencia y estar de acuerdo con un «escenario» de juego convincente para el equipo adversario, que le lleve a una incorrecta lectura de la situación y, consecuentemente, a optar por medidas menos eficaces, es decir, a cometer errores.


2. La ejecución de los esquemas tácticos ofensivos, que exige:

A. En lo que respecta al jugador que hace el saque, un claro conocimiento de la solución táctica y de sus variantes, un saque en el momento correcto, coordinado con el movimiento de sus compañeros, y una eficaz ejecución técnico-táctica en el saque.

B. En cuanto a los jugadores que participan directamente en el esquema táctico, un claro conocimiento de la solución táctica y de sus variantes, una coordinación eficaz del objetivo de su comportamiento y del de sus compañeros y que estén siempre preparados para la eventualidad de finalizar la jugada aunque no se haya entrenado esa solución táctica ni haya sido escogida para su realización.

C. Los esquemas tácticos implican normalmente a un gran número de jugadores para intentar sacar el máximo de rendimiento de estas situaciones. Este hecho determina, consecuentemente, la aplicación de medidas preventivas para minimizar un eventual riesgo (en caso de una ejecución deficiente de la solución táctica). De esto se infiere igualmente la necesidad de que los jugadores que no están directamente involucrados en los esquemas tácticos tengan conocimiento de ellos con la misma exactitud y responsabilidad que el resto de sus compañeros.

D. El tiempo necesario para la ejecución de los esquemas tácticos ofensivos es el suficiente para que se puedan reajustar las posiciones, las distancias y la concentración psíquica de los jugadores para que se preparen para su ejecución. Normalmente en estas situaciones el tiempo corre a favor del ataque; sin embargo, no se debe perder la oportunidad de realizar un saque rápido, aunque el dispositivo fijo no esté totalmente concretado, ya que se pueden sacar mayores ventajas de una desconcentración (atención) de los jugadores adversarios y de una organización defensiva precaria.

E. Las diferencias fundamentales entre los esquemas tácticos ofensivos y las combinaciones tácticas según Teodorescu (1984) son las siguientes: mayor complejidad, sólo se emplean en los momentos fijos del juego, mayor rigidez y estereotipo, y dispositivo fijo de circulación de los jugadores y del balón en cuanto a que las combinaciones tácticas tienen un carácter espontáneo y creador y dependen de la fase del juego.

Las formas con las que se consiguen más situaciones de balón parado, según Hughes (1990), son las siguientes:

1. Con el pase hacia los espacios de las «espaldas» de la defensa contraria, pues les causan siempre problemas porque parten de una posición inestable, por lo que tienen que girarse en dirección a su propia portería.


2. A través de los desmarques, por las «espaldas» de la defensa, especialmente hacia la zona central, que causan gran incertidumbre a los defensas. En la mayoría de los casos éstos al desplazarse en la dirección de su propia portería juegan el balón más allá de la línea de fondo.

3. Por medio de los driblings, pues los atacantes, al optar por una situación de 1 x 1 en la zona ofensiva, pueden sacar gran beneficio a través de situaciones (saques libres directos o indirectos) muy ventajosas para su equipo.


4. Presionando a los defensas, ya que cuando el balón se coloca a las «espaldas» de la organización defensiva, los atacantes deben presionar constantemente a los adversarios (aunque éstos lleguen primero al balón), disputando con ellos el balón y reduciéndoles el tiempo y el espacio para que puedan jugar. Esta limitación (en términos temporales y espaciales) determina que la ejecución técnica tenga que ser perfecta, porque si los defensas no tienen confianza en su capacidad, frecuentemente entrarán en una situación de pánico. En este sentido, aunque parezca extraño, todos los defensas deben estar marcados por un atacante; aunque no tengan la certeza de llegar primero al balón, deben intentar disputarlo con el defensa adversario.


5. Rematando, pues cuanto más remata un equipo, más oportunidades tiene de crear situaciones secundarias de remate. Algunas se derivan de rechazos y otras de córners. Los equipos deben estar preparados para rematar en cualquier oportunidad; sobre esta presión los defensas tienen más probabilidades de cometer errores y originar más situaciones de balón parado.


Aplicando estas cinco formas positivas se aumenta el número de situaciones de balón parado. Sin embargo, esto no significa que un equipo deba tener como objetivo estas situaciones. Lo que es importante es comprender que en estas situaciones, al reunir condiciones favorables, aumentan las posibilidades de obtener un gol.

Principios

Los principios fundamentales de orientación para la concepción de los esquemas tácticos ofensivos deben asegurar los siguientes aspectos:


1. Crear un «escenario» convincente que permita movilizar la atención y, como consecuencia, la desconcentración de uno o de varios adversarios. Los defensas, al desconocer las acciones individuales y colectivas implicadas en la concreción del esquema táctico, pueden ser inducidos a error y centrar su atención en otros elementos que les parezca más probable que ocurran (sorpresa). Se vuelve de esta forma el juego ofensivo más imprevisible a los defensas.

2. Para la concreción de la solución táctica los desplazamientos de los jugadores se deben caracterizar por el desarrollo de procedimientos técnico-tácticos rápidos, con cambios de dirección y utilizando pequeñas fintas de simulación del verdadero sentido de la carrera.

3. La autorización de las acciones de protección (pantallas), especialmente sobre el portero, para aumentar la dificultad de la lectura de la situación de juego, y sobre el jugador que va a ejecutar la acción técnico-táctica, encubriendo así la salida y la trayectoria del balón.

4. En las paradas momentáneas del juego se verifica menor concentración (atención) de los jugadores, lo que determina que están escalonados para las diferentes soluciones tácticas del balón parado y deben ocupar inmediatamente sus posiciones dentro del dispositivo fijo, intentando rentabilizar así una posible reposición rápida del balón en juego, beneficiándose de una menor atención de los jugadores adversarios.

5. Colocación de los jugadores en determinados espacios con funciones que maximicen sus potencialidades individuales, creándose de este modo las condiciones más favorables para su exteriorización.

6. Colocación de los defensas a cierta distancia (reglamentada por las leyes del juego), que determina que el problema de la presión no exista, ya que el jugador que realiza el saque podrá concentrarse fundamentalmente en el momento más favorable para la concreción de la situación y la solución táctica.

7. Los esquemas tácticos se deben utilizar pocas veces durante un mismo partido para que los adversarios no se habitúen a las intenciones y a las maniobras tácticas de los jugadores en esas situaciones del partido. Por ello hay que introducir una o dos variantes en la construcción de los esquemas tácticos.

8. Igualmente han de crearse situaciones de «conflicto» con los adversarios y con el árbitro (posición del balón, distancia de la barrera, etc.) con la intención de movilizar la atención de los adversarios hacia aspectos de menor interés.

9. Algunos entrenadores están «obcecados» por la variedad en la ejecución de las situaciones de balón parado, pero la variedad no está recomendada. En la mayor parte de las situaciones la mejor variedad es la que se da sobre un tema base que es eficaz y mantiene constantemente al equipo adversario a la expectativa. Existe un precepto en la organización de las situaciones de balón parado: «cuanto más directo y simple es en su ejecución, más probabilidades de éxito tendrá la situación» (Hughes, 1980, 1990).

Veamos ahora algunos principios específicos en la ejecución de los esquemas tácticos:

Saque de banda

Las modificaciones referentes a las leyes del juego que reglamentan la ejecución de los saques de banda conllevan que la situación de balón parado más frecuente del juego del fútbol asuma no solamente una simple forma de reinicio del juego, sino un momento extremadamente ventajoso para el proceso ofensivo. Las grandes ventajas de esta situación de balón parado se deben esencialmente a dos factores:


1. Al ser ejecutado con los pies, se determina mayor amplitud de rapidez en la progresión del centro del juego en dirección a la portería adversaria, igualmente con mayor número de compañeros a quienes pasar el balón y, consecuentemente, mayor número de opciones ofensivas.

2. Los ángulos en los que el atacante se posiciona en relación con la portería adversaria para ejecutar el saque de banda pueden ser más propicios para la creación de las condiciones inmediatas de la concreción del gol. En estas circunstancias podemos ver algunos ejemplos: los saques cercanos a la línea de fondo se asumen claramente como córners, con la ventaja (ofensiva) de que pueden ser ejecutados con un ángulo más fácil para los cruces y, consecuentemente, determinan un ángulo de contacto/ataque del balón de menor dificultad para los compañeros que se desplazan hacia el área grande. Los saques de banda en el medio campo de esta forma también pueden alcanzar de inmediato la portería adversaria, no teniendo que reponer el balón en juego para reiniciar la fase de desarrollo del proceso ofensivo.

Existen seis aspectos importantes en la ejecución de los saques de banda:

1. Hay que ejecutarlo rápidamente. Si la concentración de los defensas disminuye cuando el balón sale del terreno de juego, es importante exponerles nuevamente a su presencia. En este sentido, el saque de banda debe ser ejecutado rápidamente, lo que significa que el jugador más cercano ha de ejecutar esta acción. La única excepción a esta regla se presenta cuando se ejecuta un saque de banda lateral para/o en la zona ofensiva, necesitándose más tiempo para que los compañeros se desplacen hacia las posiciones más adelantadas o para entregar el balón al especialista de los pases y centros largos al área.

2. Se debe ejecutar el lanzamiento del saque de banda hacia un compañero que no esté marcado. El compañero sin marcaje podrá iniciar el ataque más rápidamente que cualquier otro jugador. Si por cualquier razón no se encuentra nadie en posición para poder recibir el balón en las mejores condiciones, se debe esperar a que los compañeros se desmarquen.

3. Se ha de ejecutar el saque de banda en dirección a la portería contraria. El saque de banda siempre que sea posible tiene que ejecutarse en la dirección de la portería adversaria. Sin embargo, hay excepciones a esta regla, como el caso de la realización del saque de banda en la zona ofensiva.

4. Hay que ejecutar el saque de banda con el objetivo de que el compañero pueda controlar fácilmente el balón. El saque de banda es, a todos los efectos, un pase. El balón debe ser entregado con la misma consideración que se tiene para un pase, es decir, lanzándolo hacia un espacio y bajo un ángulo que posibiliten al receptor un fácil control del balón.

5. Se debe crear un espacio suficiente para que el saque de banda resulte eficaz. Los jugadores se equivocan al posicionarse muy cerca del compañero o están estáticos esperando el balón. De hecho, se deberían desplazar alejándose o aproximándose al compañero que va a ejecutar el saque, creando de esta forma dificultades en los marcajes a los defensas contrarios.

6. Una vez que se ejecuta el saque de banda, el jugador debe entrar rápidamente en el terreno de juego dando simultáneamente cobertura al compañero que posee el balón y buscando crear superioridad numérica en esa zona del campo.

Libres directos e indirectos

Potencialmente constituyen un factor muy importante para la obtención de goles. Son más los goles marcados como resultado de los saques libres que de los córners conjuntamente con los saques de banda:

1. Los libres directos fuera de la zona ofensiva (tres tercios de la zona del campo) tienen muy remotas posibilidades de conseguir un gol a través de un ejecución directa, por lo que se debe poner el énfasis en una ejecución rápida para sacar ventaja de cualquier laguna de concentración por parte de los defensas. En estas circunstancias, inmediatamente después de que el saque libre sea marcado por el árbitro, los jugadores han de desplazarse en dirección al balón y reiniciar el juego con rapidez observando la posibilidad de cambiar el ángulo del ataque, mientras que los jugadores colocados en posiciones adelantadas se desplazarán hacia la portería contraria prestando siempre una atención especial al fuera de juego.

2. Respecto a los saques libres dentro de la zona ofensiva, a partir de los carriles laterales se debe centrar el balón hacia las «espaldas» de la defensa y presionar a los defensas. El centro presenta dos aspectos importantes:


A. Respecto al jugador que ejecuta la acción:

1. El área objetivo del centro es el área delimitada por la marca del punto de penalti y por la línea del área pequeña.

2. En el centro existen tres fases en esta acción: observación, pues ante la situación es fundamental verificar si se puede realizar un centro de inmediato o si se debe esperar a que haya mejores condiciones para hacerlo; decisión, pues en función de la observación hay que decidir qué tipo de centro ejecutar, y ejecución, ya que los mejores centros son aquellos que vuelven el trabajo de los defensas más difícil, lo que significa que el centro debe ser ejecutado hacia las «espaldas» de la defensa colocando el balón con velocidad y a media altura.

B. Hay que intentar analizar los aspectos fundamentales de los jugadores que se desplazan hacia el área objetivo:


1. El desplazamiento antes del centro: los defensas tienden a desplazarse en dirección al balón, por lo que los atacantes deben desplazarse alejándose de ellos, lo que provoca de inmediato un gran problema defensivo: ¿cómo ver el balón y al atacante simultáneamente? En estas circunstancias los atacantes se deben alejar de sus adversarios directos disimulando sus verdaderas intenciones. Se desplazan en un primer momento en la dirección del balón y rápidamente cambian de dirección y de velocidad hacia el lado opuesto, volviendo de esta manera el trabajo defensivo más complejo.

2. El momento del desplazamiento hacia el centro. El desplazamiento hacia el área objetivo debe retardarse lo máximo posible para que el jugador no tenga que esperar a que venga el balón. Idealmente el atacante y el balón han de llegar al área objetivo al mismo tiempo.

3. El ángulo del desplazamiento hacia el centro. Cuanto mayor es el ángulo entre el desplazamiento del jugador y la trayectoria del balón, más efectivo será el contacto.

4. El contacto con el balón. Si el desplazamiento del atacante se ejecutó en el momento exacto y con un ángulo correcto, el contacto con el balón se vuelve la fase más importante, que se debe realizar con la mitad superior del balón para asegurar que no tome una trayectoria ascendente. Directamente relacionado con los centros se halla el problema del remate de cabeza.

3. Los libres directos dentro de la zona ofensiva. A partir del carril central, se debe:

A. Evitar en cualquier momento que el portero vea el balón.

B. Utilizar dos o más jugadores para la ejecución del saque libre para que el adversario no sepa quién va a sacar la falta. Los atacantes se aproximan al balón desde diferentes ángulos y pueden ejecutar diferentes tipos de saque. El jugador que no remata puede ejecutar una pantalla para impedir que los defensas vean la salida del balón.


Por último, existen cinco factores importantes en la ejecución del saque libre: comprender qué acción técnica es la más eficaz, jugar el balón de forma simple y directa, jugar el balón con precisión, que los atacantes determinen la presión a los defensas contrarios y observar atentamente a los jugadores adversarios que no están en la barrera.

El penalti

Su importancia ha aumentado estos últimos años y se está utilizando normalmente para decidir las finales de los campeonatos del mundo, del campeonato de Europa, etc. La eficacia del penalti es el resultado de la combinación de tres aspectos fundamentales:

1. Ideas claras sobre la ejecución del penalti, basadas en un entrenamiento específico y sistemático.

2. Un correcto temperamento. El jugador, al ejecutar un penalti, tiene que ser capaz de aislarse de todo lo que le rodea demostrando serenidad y tranquilidad y teniendo el convencimiento absoluto de que va a tener éxito en el penalti.

3. Correcta técnica. El jugador debe concentrarse y tener confianza en la ejecución técnica. Existen dos técnicas en la ejecución del penalti: colocación o potencia. Sea cual sea la elegida, el jugador ha de ejecutarla sin indecisiones.


El córner

No es tan importante como los saques libres, aunque sí es fuente de muchos goles. Existen dos tipos básicos:


1. Cortos. Su objetivo consiste en concretar situaciones de superioridad numérica (2 x 1 y 3 x 2) en esa área del terreno de juego tomando ventaja de las leyes que obligan a los adversarios a posicionarse como mínimo a 9,15 m del balón. Esta ventaja se usa para conseguir una posición más peligrosa y cercana a la portería adversaria y con un ángulo más correcto con el intento de desorganizar la defensa. Con todo, los córners cortos no son la mayor fuente de goles, pues no existen grandes ventajas en tener superioridad numérica en esa parte del terreno de juego.

2. Largos. Existen dos tipos que dependen fundamentalmente de la trayectoria del balón en la dirección a la portería adversaria: con «efecto» con el balón hacia dentro y con «efecto» con el balón hacia fuera.


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