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• Los esquemas tácticos defensivos

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Definición

Son las soluciones adaptadas para las situaciones de balón parado (saques libres, saques de portería, córners, etc.). Representan la coordinación de las acciones individuales y colectivas de diferentes jugadores de naturaleza defensiva que buscan asegurar las condiciones más favorables para la protección de la portería y la recuperación del balón durante las partes fijas del juego.

En síntesis, el objetivo fundamental de los esquemas tácticos defensivos consiste en asegurar las condiciones más favorables para la protección de la portería y la recuperación del balón durante las partes fijas del juego. De forma directa, entre el 25% y el 50% de las acciones ofensivas de alto nivel que culminan en un gol tienen como base las situaciones de balón parado. Si a este porcentaje le sumamos las situaciones que se derivan indirectamente de los esquemas tácticos, después de su ejecución, comprendemos la importancia y la necesidad de que los equipos, cuando se encuentren en el proceso defensivo, busquen:

1. Evitar realizar infracciones de las leyes del juego, especialmente en la zona defensiva, ya que se reducen mucho las probabilidades de que el equipo adversario consiga un gol.

2. Planificar y organizar las condiciones ideales de la defensa en las situaciones resultantes de los marcajes en los esquemas tácticos.

3. Prever las posibles alteraciones, es decir, establecer un conjunto de situaciones subsiguientes a la ejecución de los esquemas tácticos en términos defensivos (defensa de la portería) y ofensivos (una vez que se recupera el balón, atacar de inmediato la portería adversaria).


Objetivo

Durante el proceso defensivo, y especialmente en las zonas predominantemente defensivas, no siempre es posible recuperar de inmediato el balón, como tampoco en las zonas vitales del terreno de juego, o que el atacante directo consiga conducir y orientar sus comportamientos técnico-tácticos en dirección a la portería adversaria. De hecho, los defensas no deben estar obcecados en concretar uno de estos objetivos defensivos hasta el punto de cometer infracciones de las leyes del juego, pues determinan en la mayoría de los casos situaciones más ventajosas desde el punto de vista ofensivo. En este sentido, los jugadores que están en el proceso defensivo, más allá de evidenciar sus cualidades técnicotácticas en la búsqueda de reducir el tiempo, el espacio y el número de opciones tácticas del ataque adversario, deben evidenciar de la misma manera sus atributos psicológicos de concentración, paciencia y autodisciplina, es decir, de madurez táctica. Además, incluso los equipos de elevado nivel de rendimiento más tarde o más temprano cometen infracciones de las leyes del juego lejos o cerca de su zona defensiva, en los carriles laterales o en el central. De hecho, para una mejor comprensión del problema de las situaciones de balón parado es necesario contemplar sus ventajas básicas: son ejecutadas con el balón parado, no existiendo el problema del control del balón; no hay presión defensiva sobre el atacante que posee el balón debido a las reglas del juego; se verifica una movilización de gran número de atacantes que se posicionan en los espacios vitales del terreno de juego; los atacantes se posicionan en los espacios con el objetivo de maximizar sus capacidades, y se da una actuación sincronizada de los movimientos de todos los atacantes. La raíz del problema defensivo consiste en evitar el elevado porcentaje de eficacia de los esquemas tácticos ofensivos, que se deriva de:

1. Que el equipo no está suficientemente organizado para enfrentarse a la situación del balón parado y a la subsiguiente a su realización.

2. La disminución de la concentración por parte de los defensas debido a la parada momentánea del juego, en la cual algunos hablan con el árbitro o con los adversarios.

3. Que los jugadores se desplazan hacia su posición de base dentro del dispositivo fijo del equipo y, una vez que asumen esa posición, piensan que el problema ya está resuelto, olvidándose de las tareas específicas dentro del esquema táctico defensivo, modificando de esta forma sus respuestas técnico-tácticas en función de las alteraciones o del desarrollo del esquema táctico ofensivo.

4. Una utilización incorrecta de las ventajas que en todas las situaciones de balón parado tienen los defensas normalmente, ya que existe una superioridad numérica en relación con los atacantes.

Medios

Los medios fundamentales para la concepción de los esquemas tácticos defensivos deben asegurar los siguientes aspectos básicos:

1. Organización. Los esquemas tácticos defensivos han de estar organizados con el objetivo de colocar a los atacantes adversarios en condiciones desfavorables para el desarrollo de los esquemas tácticos ofensivos y en las situaciones subsiguientes a su ejecución. En este sentido, se presupone siempre el establecimiento de un dispositivo fijo en el que los jugadores se posicionan de forma preestablecida. Sin embargo, igualmente debe tener un carácter espontáneo si los atacantes consiguen realizar el saque rápidamente. De hecho, hay que tener en cuenta a los jugadores en función de sus particularidades, independientemente de su posición dentro del sistema táctico del equipo, la mejor contribución para una eficaz defensa de la portería y una recuperación del balón. De ahí la necesidad de que todos los jugadores conozcan con detalle su visión táctica específica en la organización de los esquemas tácticos defensivos del equipo y desarrollen acertadamente su ejecución.

2. Disciplina individual y colectiva. La eficacia y la funcionalidad de un equipo en su conjunto dependen del cumplimiento eficaz de sus misiones tácticas específicas. Esto es siempre una verdad, pero está basado en los esquemas tácticos defensivos. Los jugadores que participan en ellos deben tener un claro conocimiento de las acciones específicas de su organización y de sus variantes (saques libres, córners, saques de banda, penalti, etc.) y estar siempre preparados para asumir eventualmente las misiones específicas del compañero.

3. Concentración. Los lapsos de concentración son el mayor problema de los esquemas tácticos defensivos. El tiempo necesario para la ejecución de las situaciones de balón parado resulta insuficiente para que se puedan reajustar las posiciones, las distancias y la concentración psicológica de los jugadores con el objetivo de estar preparados para su solución (buscar al adversario para marcarle, leer la situación y anticipar las soluciones que los atacantes buscan efectuar). Además, si el dispositivo no está totalmente concretado, los defensas han de efectuar un esquema táctico defensivo de carácter espontáneo.


Principios

Los principios fundamentales de orientación para la concepción de los esquemas tácticos deben asegurar los siguientes aspectos:

En los libres directos e indirectos

Potencialmente se trata de un factor muy importante para la obtención de goles:

1. En el medio campo del terreno de juego. Los atacantes, en las situaciones de libre directo o indirecto en el medio campo, buscan poner rápidamente el balón en juego con el objetivo de aprovechar dos tipos de ventajas: el posible lapso en la concentración de los defensas y ganar el espacio libre de juego que tienen ante ellos (leyes del juego). En términos defensivos, un jugador se debe colocar inmediatamente entre el balón y la portería buscando los siguientes objetivos:

A. Bloquear la trayectoria directa del balón en la dirección de la portería para que el atacante tenga que utilizar una línea diferente, es decir, menos directa.

B. Obligar al atacante a ejecutar una acción técnico-táctica más compleja, lo que determinará igualmente una recepción más difícil del balón por parte de uno de sus compañeros.

C. Temporizar el ataque del adversario ganando algún tiempo, que ha de usar en el marcaje de los atacantes posicionados en profundidad y en los espacios vitales del juego. Ha de haber un marcaje presionante de los atacantes que eventualmente desarrollan desplazamientos ofensivos de ruptura.


2. En la zona defensiva. El peligro de los saques libres (directos o indirectos) aumenta a medida que se acercan a la portería propia. En este sentido, es importante que se forme una barrera para proteger mejor la portería, pieza importante y detallada de la organización del equipo. Existen cinco cuestiones fundamentales en la construcción de una barrera:

A. Rapidez. La formación de la barrera debe ser tan rápida como sea posible; de ahí la necesidad de que su construcción esté previamente planificada en el entrenamiento. Todos los jugadores que participan en el esquema táctico defensivo han de tener un claro conocimiento de su posición y sus funciones específicas coordinando eficazmente su comportamiento con el de los restantes compañeros, estando siempre concentrados y preparados para intervenir sobre el balón y recuperando o alejándose del espacio vital de juego. Normalmente, la barrera se forma bajo una elevada presión (estrés) y muchas veces con una gran confusión, por un lado, porque los atacantes buscan crear un escenario convincente para que los defensas interpreten incorrectamente la situación del juego y, por el otro, por los defensas, que muchas veces se preocupan más por hablar con el árbitro que por concentrarse en el esquema táctico defensivo.

B. Quién coordina la posición. Normalmente la coordinación de la posición de la barrera la realiza el portero con la ayuda de un compañero que se coloca cerca del balón con las siguientes intenciones:

1. Ganar el tiempo suficiente para que los compañeros formen la barrera y así evitar que el saque se ejecute rápidamente.

2. No dejar que el balón sea cambiado de sitio para dar un correcto punto de referencia a su portero para la ubicación de la barrera con un ángulo óptimo.

C. Número de jugadores. Depende esencialmente de los siguientes factores:

1. Distancia de la posesión del balón en relación con la portería.

2. Ángulo, es decir, en el carril central o en los laterales.

3. Conocimiento de los esquemas tácticos ofensivos del equipo adversario, donde se incluye la capacidad técnico-táctica del jugador que la ejecuta y la forma de sincronización establecida por los atacantes del equipo adversario.


D. Presupuestos en la formación de la barrera. Una vez establecido el número de jugadores que formarán la barrera, hay que atender a los siguientes presupuestos fundamentales:

1. Los jugadores que forman la barrera se deben colocar unos al lado de los otros, constituyendo un bloque homogéneo y cohesionado en el que el alejamiento entre las piernas ha de ser el suficiente para impedir que el balón pase entre ellas.

2. La formación de la barrera debe proteger uno de los lados de la portería, mientras que el portero tiene que asumir una posición cercana al medio de la portería con el objetivo de posibilitar la visión del balón, impedir que éste pueda entrar por su palo o lado y estar atento a la posibilidad de tener que intervenir en el lado de la barrera.

3. Uno de los jugadores se coloca en el lado exterior de la barrera, entre el balón y el poste de la portería, con el objetivo de evitar la ejecución de remates que puedan rodear la barrera.

4. El posicionamiento de los jugadores en la barrera se realiza en función de su altura. Así, los jugadores más altos deben colocarse y proteger el ángulo de la portería contraria al del posicionamiento del portero.

E. En qué momento se debe disolver la barrera. Sólo después de la ejecución del remate o del pase (en relación con el esquema táctico ofensivo), es decir, después de efectuado el primer toque sobre el balón. En los libres indirectos uno de los jugadores de la barrera, normalmente el más rápido, está colocado por dentro de ésta y sale inmediatamente después del primer toque sobre el balón intentando reducir el tiempo y el espacio en la ejecución técnico-táctica respecto al atacante que va a golpear el balón. Finalmente, al mismo tiempo que se forma la barrera continúa existiendo la necesidad de realizar el trabajo defensivo. De hecho, los restantes defensas deben marcar a los adversarios y los espacios vitales del juego dentro del área grande y prever las condiciones esenciales en la protección de los comportamientos técnico-tácticos del portero.

3. Libres indirectos dentro del área grande. Los defensas han de asumir los siguientes comportamientos:

A. Cubrir el máximo posible de la portería a través de la formación de la barrera con todos los jugadores, que muchas veces (debido a las leyes del juego) tendrán que posicionarse encima de la línea del gol. El portero se deberá colocar delante y en el centro de la barrera.

B. Una vez efectuado el primer toque sobre el balón, toda la barrera de forma homogénea y cohesionada tiene que adelantarse en dirección al balón disminuyendo de esta forma el espacio y el tiempo que tiene el atacante para rematar.


En los córners

La defensa de los córners desarrolla los mismos principios que para los saques libres. En este sentido, se deben atender los siguientes presupuestos:

1. Posicionar un defensa por delante de la trayectoria del balón moviéndose activamente con el objetivo de:

A. Perturbar al atacante en el saque del córner.

B. Obligar al atacante a realizar un centro más difícil.

C. Marcar inmediatamente al atacante si el córner es corto con el objetivo de evitar que realice el centro hacia el área grande.

2. La posición del portero. Ha de situarse en el medio de la portería con el objetivo de:

A. Observar el balón.

B. Ver la trayectoria del balón.

C. Apreciar la situación que existe dentro del área grande. Debe igualmente evitar que su posible desplazamiento en la dirección del primer poste no sea obstruida para poder intervenir en ese espacio vital.


3. En el primer poste. Los córners más peligroso son los que se realizan al primer palo; de ahí la necesidad de prestar especial atención al posicionamiento de los defensas; en este sentido, se deben colocar:

A. Un defensa que ha de asumir una ubicación cercana al poste y a la línea del gol.

B. Dos defensas, uno por delante del compañero y el otro al lado de éste para reforzar la defensa en este espacio vital. Estos dos defensas deben tener capacidades particulares de determinación para atacar el balón (ser los primeros en llegar) y rechazar con la cabeza eficazmente, preocupándose por marcar el espacio que está por delante.


4. En el segundo poste. Posicionar un defensa cerca del segundo poste y encima de la línea del gol. Este jugador debe prestar un máximo de atención no solamente a los centros hacia ese espacio, sino también a los valores que han sido desviados o prolongados desde el primer poste hacia atrás.

5. La defensa del resto del área pequeña debe ser asumida por medio de la colocación, como mínimo, de tres jugadores que marcan el espacio y a los adversarios ahí posicionados o que van a desplazarse hacia esa zona.

Saques de banda

Si en el futuro las modificaciones referentes a las leyes que reglamentan los saques de banda determinan que pueden ejecutarse con los pies, se transformarán estas situaciones de balón parado (las más frecuentes en el juego del fútbol) en un momento extremadamente ventajoso en términos ofensivos. La amplitud del pase del atacante que ejecuta el saque de banda y el ángulo en relación con la portería adversaria en la que éste se posiciona se traduce en un aumento de las dificultades defensivas en la solución de estas situaciones de balón parado. De hecho, por ejemplo, en algunas situaciones de juego es preferible conceder un córner que un saque de banda cerca de la línea final. Los esquemas tácticos defensivos en las situaciones del saque de banda deben basarse en los siguientes presupuestos:

1. Si el lanzamiento del saque de banda es ejecutado cerca de la línea de fondo, los defensas deben asumir los mismos objetivos y presupuestos establecidos para los córners.

2. Si el lanzamiento del saque de banda se realiza en el medio campo:

A. Hay que colocar a un defensa en la trayectoria directa del saque con la portería con el objetivo de perturbar al atacante, obligarle a ejecutar una acción técnico-táctica más compleja o forzarle a ejecutar un pase de trayectoria aérea para dar más tiempo a los compañeros a readaptarse a las tareas defensivas.

B. Hay que hacer un marcaje agresivo y permanente de los atacantes que se posicionen en profundidad o que ejecuten desplazamientos de ruptura en dirección al área grande.

C. Los atacantes que puedan recibir el balón deben ser marcados con un poco más de espacio para que el defensa pueda reaccionar y acompañar eficazmente al atacante, si éste cambia de dirección.


En los penaltis

En la situación de un penalti, cuatro o cinco defensas se deben colocar a lo largo de la media luna del área grande con el objetivo de concretar los siguientes objetivos:

1. Despejar el balón en caso de que impacte en el poste o en el larguero o por una defensa incompleta del portero.

2. Evitar o perturbar la acción del resto de los atacantes en su posible intervención sobre el balón.

Inmediatamente después de la ejecución del esquema táctico ofensivo, el equipo que está en fase defensiva debe estar preparado para resolver eficazmente la situación resultante. Así, inmediatamente después de que el balón se haya rechazado, tiene que reaccionar rápida, cohesionada y homogéneamente «subiendo» en el terreno de juego y asumiendo los siguientes comportamientos técnico-tácticos y actitudes:

A. Marcaje agresivo del nuevo atacante que posee el balón.

B. Reducción del tiempo y el espacio e inherentemente aumento de la presión defensiva sobre todos los atacantes.

C. Intento de dejar en fuera de juego a los adversarios.

D. Apoyo al compañero que inicia el proceso ofensivo con el objetivo de aprovechar los desequilibrios del equipo adversario.

Para finalizar, los esquemas tácticos ofensivos implican un elevado número de atacantes para obtener el máximo de rendimiento de estas situaciones de balón parado, algunos de los cuales, con el fin de poder maximizar las potencialidades individuales, se colocan en los espacios de juego de modo muy diferente de aquellos sobre los que ejercen sus misiones tácticas de base. En este contexto, la organización de los esquemas tácticos defensivos no debe buscar solamente la defensa de la portería, sino intentar igualmente sacar las máximas ventajas inmediatamente después de la recuperación del balón, que presenta un posible desequilibrio en términos espaciales y también numéricos debido a la elevada concentración de atacantes en el área grande. De hecho, es importante establecer una organización de los esquemas tácticos defensivos, un conjunto de medidas, no poniendo en evidencia el objetivo prioritario de la defensa de la portería, que busca la colocación de uno o de dos jugadores en posiciones propicias para la preparación/el relanzamiento del ataque, obligando incluso al equipo contrario a aplicar medidas preventivas que originan una disminución del número de atacantes involucrados en los esquemas tácticos ofensivos. Además, los jugadores que no están directamente implicados en los esquemas tácticos defensivos (o en algunos) deben conocerlos con la misma exactitud y responsabiliad que el resto de compañeros, pudiendo en cualquier momento del partido, en cualquier circunstancia, asumir una misión más preponderante (en términos defensivos) en la organización de los esquemas tácticos defensivos.

Tratado general de fútbol

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