Читать книгу Resignificar la educación - Jorge Daniel Vásquez Arreaga - Страница 4
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Durante algunos años, estuve entre un grupo de colegas realizando el Doctorado en Educación, en la Universidad de La Salle, San José, Costa Rica. Allí tuve el gusto de conocer a Jorge Daniel Vásquez, con quien dialogaba constantemente sobre los principales autores y autoras de dicho doctorado. Discutíamos sobre sus planteamientos fundamentados en la física cuántica y, a partir de esto, una nueva visión del mundo. Discutíamos sobre las nuevas formas de conocimiento, los procesos de pensamiento y las implicaciones de esa nueva visión para América Latina.
En el grupo de trabajo, constantemente, nos preguntábamos ¿cómo repensar temas como la comunicación desde la interrelacionalidad que plantea el paradigma cuántico? ¿De qué manera quebrar imaginarios sustentados en una visión fragmentada para comprender la totalidad de los fenómenos? ¿De qué manera construir integraciones de conocimientos, históricos, filosóficos, culturales, entendidos como separados? Estas preguntas, entre muchas otras, guiaban y dinamizaban el lenguajear provocado por el interés de hacer posible aquello que había sido ignorado o aplastado por el paradigma mecanicista, la reproducción de los saberes relacionada a la reproducción de la vida.
Recuerdo siempre cómo en aquellos primeros encuentros conversacionales insistíamos en aproximarnos a los autores con el cuidado de no hacer de ellos aparatos de sonidos cuánticos huecos, sino aproximarnos, solo en cuanto estos u otros autores sirven de instrumento para la transformación de las condiciones en las cuales la vida se ve amenazada. En este sentido, se puede entender, como bien señala Jorge Daniel en este texto, que un nuevo paradigma no tiene un valor en sí mismo, solo si es capaz de proponer un mundo-otro que integre los valores y principios que desde una nueva visión o una nueva conciencia son urgentes y necesarios.
Me siento muy feliz por la oportunidad de escribir un prefacio para el libro Resignificar la educación de Jorge Daniel Vásquez, en el que articula comunicación, cultura contemporánea y pedagogía. En dicha articulación no hay pérdida de lo particular de cada una, pero propone un quiebre en la mirada fragmentada, no solo en lo conceptual, sino también de la práctica, al tiempo que sugiriere visiones holográficas, gilánicas, y críticas, de ellas como totalidad productora de teorías, pero, de igual forma, de prácticas interconectadas de conocimiento. De esta manera deja el sabor de flujo constante en el cual todo está ocurriendo en una red de relacionamientos en tres niveles no necesariamente visibles, a no ser por el cruce de lo epistemológico, lo cultural y lo político-pedagógico, en la que participan la mirada estética de los cuerpos de hombres y mujeres de las historias construidas y de quiénes las construyen en la vida cotidiana.
De esta manera, Jorge Daniel consigue prestar atención especial al sujeto que pone en suspenso el ethos aprendido, reproductor de la justicia ciega de una razón abstracta y universal para regenerar las emociones, las intuiciones y consigue hacer las elecciones más irracionales para crear un estado que, desde el paradigma positivista, se puede calificar de desorden, pero que en realidad se trata de una transgresión al pensamiento mecanicista.
Así, mediante un proceso creativo, se propone la creación de un nuevo orden, mediante el cual se puede hablar de la triada comunicación, cultura contemporánea y pedagogía, en la cual la comunicación es la textura de lo social. Es el resultado de todos los intentos por comprendernos, pero que a la vez nos precede como un fenómeno de nuestra herencia evolutiva.
Dicho de otra manera, Jorge Daniel plantea que la comunicación se define en lo social y en lo biológico como sistemas que se confluyen en distintos niveles de interacción con lo vivo. Asimismo, y siguiendo la comunicación en su relación con la cultura, se explica la cultura como creada y sostenida por redes de comunicaciones humanas. Así es como la relación entre la comunicación y la crítica de la cultura contemporánea también representa un anclaje desde el cual emprender la crítica al paradigma mecanicista, pero entendido como proyecto de humanidad. De igual forma, cuando se presta atención a la herencia colonial, destaca la colonialidad como parte de (nuestra) forma de producir representaciones sobre América Latina, descubre y critica la pedagogía colonial como un escenario comunicativo del paradigma mecanicista y propone una pedagogía decolonial que reconozca en nuestras prácticas pedagógicas actuales las formas de colonialidad y las prácticas colonizadoras que se dan en la educación como relaciones de dominación. La pedagogía, como praxis decolonial, es una propuesta política por articular “pedagogías otras” desde la superación de las separaciones producidas por la racionalidad occidental (sujeto-objeto, mente-cuerpo, etc.). Hablar de una pedagogía decolonial trata precisamente de una pedagogía que se fortalezca desde las diferencias desde el ámbito epistémico al promover la interacción entre los sujetos, a partir de la búsqueda (reflexión y promoción de aprendizajes) de otras formas de ver y nombrar la realidad.
Finalmente, considero que el valor de este texto reside en la fragmentación epistemológica que ha impuesto el paradigma mecanicista, entre otras cosas, mediante el vehículo de la pedagogía colonial, pero también por medio de una visión de la comunicación que deja de lado las representaciones y los imaginarios sociales y se pretende definir más allá de lo social y lo biológico. Y por medio de esta crítica se levanta la propuesta de la inseparabilidad de la comunicación, la cultura y la pedagogía. Esto se logra, precisamente, al hacer una opción ético-epistemológica que se expresa desde una visión holística. Y, al mismo tiempo, el autor de este texto hace emerger el sujeto que se constituye a partir de la actitud creadora, el sujeto que se recrea en comunicación transformadora con el cosmos cuando en la más cotidiana o trascendental de sus elecciones es consciente de que está provocando un universo totalmente diferente a partir de este instante.
María Cristina Ventura
San José, julio de 2013