Читать книгу Migración de tránsito y acción humanitaria - Jorge Durand - Страница 26
Redes migratorias
ОглавлениеDe acuerdo con Espinosa y Ortega “el modelo teórico de redes migratorias está basado en dos conceptos fundamentales: capital social y la causación acumulada” (2013: 65).
Del capital social se ha destacado la comprensión de las redes migratorias como “lazos interpersonales que conectan a los migrantes con otros migrantes que los precedieron y con no migrantes en las zonas de origen y destino, mediante nexos de parentesco, amistad y paisanaje” (Durand y Massey, 2003: 31). A partir de estos vínculos aumenta la posibilidad de la movilidad internacional, ya que se reducen costos, riesgos y vulnerabilidades, con lo cual la expectativa de éxito crece. Se asume que estas conexiones forman un capital social del que los migrantes pueden disponer para acceder a diferentes recursos financieros necesarios para la migración: pago de guías o coyotes, apoyos para encontrar empleo en el lugar de destino, obtención de mejores salarios y la facilidad de ahorrar y enviar remesas a sus lugares de origen. Las redes pueden existir a tres niveles: micro (el grupo más cercano a la persona migrante), meso (el círculo ampliado de personas migrantes) y macro (el vínculo trasnacional entre países de origen y destino).
De la propuesta explicativa de la causalidad acumulada, que tiene también una visión sistémica, se asume que tanto causas como efectos evolucionan de tal forma que los efectos se convierten posteriormente en factores causales. Si bien se acepta que la decisión de migrar puede ser individual o familiar, el punto central es que “los actos de migración, en el momento presente, alteran sistemáticamente el contexto sobre el que se basan las decisiones de los migrantes futuros, incrementando enormemente las posibilidades de que estos decidan posteriormente migrar” (Massey, Arango, Hugo, Kouaouci, Pellegrino, y Taylor, 1993: 24) ya que, fundamentalmente, se disminuyen los costos y se reducen también los riesgos.
De acuerdo con la teoría de las redes migratorias y la causalidad acumulada, podría suceder, en algunos casos, que si se considera el efecto de las remesas en los no migrantes, se observa que las familias que reciben recursos de las personas migrantes mejoran sensiblemente ingresos y con ello aumenta su posición social respecto de los no migrantes, y esto se puede convertir en una provocación para migrar, al experimentar una desventaja relativa. De esta forma, se daría una expansión de la migración. Sin embargo, la evidencia empírica muestra que esta situación es una de tantas posibles, ya que entre las personas migrantes en tránsito por México no todos han salido por una motivación económica; hay también, por ejemplo, un número creciente de personas que están huyendo de las amenazas, de la violencia o de la extorsión, no están considerando que van a mejorar su posición social, sólo que van a poder mantenerse con vida. Otros van en busca de la reunificación familiar, otros que han ido perdiendo todo arraigo con su origen parecen emigrar con la idea solamente de salir en espera de que lo venidero será mejor que lo que tenían, etc. De ahí que mantenga su importancia y relevancia la atención humanitaria a las personas migrantes en tránsito.
Respecto del capital humano, para esta propuesta teórica lo que sucede es que, con flujos continuos de migración, los lugares de origen se van quedando sin trabajadores a la par que aumentan en los lugares de destino. Esta situación conduce a que la producción disminuya en las regiones de origen, provocando presión para migrar. Del otro lado, en las regiones receptoras aumentan los recursos humanos, financieros y la producción. De esta manera, los lugares de concentración se vuelven especialmente atractivos para la migración, pues quienes se quedan se ven casi obligados a migrar no sólo por el factor económico, sino también por el social y cultural. Sin embargo, las redes no crecen indefinidamente, sino que experimentan a la larga un punto de saturación y con ello de estabilización. Este proceso de causalidad acumulada tiene mayor peso en zonas rurales que en las urbanas (Espinosa y Ortega, 2013).
Si la teoría de los sistemas mundiales permite ubicar a la migración de tránsito como una migración internacional, fruto de la globalización impositiva de los países centrales y poderosos, los conceptos teóricos de capital social y de redes migratorias pueden aportan datos para comprender mejor cómo es que el tránsito migratorio se hace posible, es decir, no sólo por los condicionamientos estructurales de la macroeconomía, sino también por otros componentes en los cuales quedan integrados el individuo, el grupo social y la cultura. El capital social como un conjunto de recursos reales o virtuales, asociado a la pertenencia a una red de relaciones que implica conocimiento y reconocimiento mutuo, que permanece en el tiempo, supone para su posible institucionalización cierto esfuerzo en tiempo y cierta habilidad relacional, no se da en automático, de ahí que no todas las personas o grupos posean el mismo capital social, pues es algo que se construye históricamente. Las redes migratorias surgen de los vínculos de parentesco, de amistad y de paisanaje y en ellos están implicados lazos interpersonales que hacen posible la interrelación entre personas migrantes con otras personas migrantes que les han precedido e incluso con no migrantes tanto en los lugares de origen, de tránsito o de destino, lo cual es, en cierta forma, una objetivación o institucionalización del capital social; bajo esta perspectiva, la persona migrante, incluso quien está en tránsito goza, antes de iniciar su jornada migratoria, de una serie de apoyos objetivos puestos ahí para alcanzar su propósito.
Estas tres propuestas teóricas están enlazadas: los sistemas mundiales permiten identificar la migración, y en particular el tránsito, como una realidad que rebasa las causas personales, familiares, nacionales o regionales, ya que opera en una lógica global, movida por decisiones e intereses del gran capital. Se trata del gran contexto de la vida y movilidad humana internacional en la actualidad. En una visión más particularizada, la teoría del capital social y de redes explica cómo es que el tránsito migratorio se puede realizar con probabilidades de logro a pesar de contar con condiciones que podrían no hacerlo viable; ayuda a comprender cómo la solidaridad humana y las relaciones intencionadas constituyen tejidos facilitadores de un tránsito que no sólo supone miles de kilómetros de recorrido, sino la superación de obstáculos de tipo legal, económico y cultural para llegar al lugar de destino.