Читать книгу La voz oculta - Jorge Eslava - Страница 9

Lejos de todas partes *

Оглавление

Por Enrique Sánchez Hernani

Presentar editorialmente la obra propia en un solo libro cuando se tiene 40 años supone un gran riesgo. Un libro así da la oportunidad de confrontar textos que podrían hacer visible su disimilitud o la diferencia de aliento. Sin embargo, para el poeta Carlos López Degregori nada de esto sucede con Lejos de todas partes.

Su individualidad, y la de su libro Lejos de todas partes, está hecha alrededor de indagaciones sobre los temas centrales de la existencia humana: la permanencia, el devenir, la muerte, la experiencia personal, el silencio, la soledad, lo que le da un sustrato metafísico que, sin embargo, apela al mundo exterior para reconocerse y esbozar sus respuestas.

El libro que acopia su obra desde Un buen día (1978) hasta Sobre el brillor todavía de (1992) marca un mismo ritmo en ascenso, un solo estilo que va abriéndose hacia sí mismo, co mo una flor inmutable que no cesa de mostrarnos sus lados. Para reflexionar sobre su publicación, invitamos al poeta a dialogar con nosotros.

¿Cuál es el motivo que lleva a un poeta de 40 años a publicar su obra reunida?

En realidad, Lejos de todas partes es un alto en el camino, es volver la vista atrás y recoger mis pasos. De otro lado, creo que más que una obra reunida es un solo libro que he estado escribiendo durante dieciocho años. Desde esta perspectiva, mis libros anteriores son capítulos que han ido apareciendo previamente, y que al final, sin yo proponérmelo, exigían una totalidad.

¿Y la elección del título a qué se debe?

Creo que el título admite dos lecturas. En una nota previa, que aparece al comienzo del libro, digo que el nombre apunta al diseño de Otro mundo con sus claroscuros, símbolos y personajes. Este otro mundo está lejos, pero al mismo tiempo cerca de nuestra realidad, la mía y la de todos. De otro lado, la lejanía alude también a la ausencia de faros o certezas y al destierro o extrañamiento del yo poético, y que también es una de las características de nuestra existencia en estos años de postrimerías.

Esta prescindencia de la realidad o del entorno ¿hace que concibamos tu oficio de poeta como un acto de retiro del mundo?

Mi poesía no prescinde de la realidad. Cualquiera que la lea puede descubrir en ella tres grandes vertientes: una primera autobiográfica, que supone una autoexploración del Yo; una segunda que examina nuestro entorno, tal vez no en forma directa como lo hacen otros poetas, pero preocupada por los problemas que nos aquejan a todos; y una última que es una reflexión sobre las posibilidades de la poesía y del lenguaje. Si alguien lee con atención muchos de los poemas de Cielo forzado, por ejemplo, o la sección «Sobre el brillor todavía de», descubrirá que son poemas que recogen la violencia y la desesperanza que han envuelto a nuestro país en la última década.

Y si tuvieras que verte referido a otros poetas peruanos, ¿a quiénes elegirías?

Desde mi primer libro opté por un camino que se alejaba del vitalismo y la coloquialidad de los setenta. Siento que mis referentes están tal vez en Eguren, en el Martín Adán de la última etapa (el de Diario de un poeta) y en algunas voces de la mal llamada generación del 50: Eielson y Varela sobre todo. Quiero aclarar que siento afinidades con estos autores, pero, modestia aparte, creo que mi poesía configura un universo singular.

La publicación de tu libro podría también entenderse como una cancelación, por lo menos de una etapa. ¿Qué de nuevo se abre para ti en adelante?

Lejos de todas partes es el resultado de un proceso. Con sus poemas he aprendido a escribir, he crecido y he madurado. Tal vez es el fin de una etapa, pero no sé en este instante qué sucederá después. Tal vez insista en lo mismo, o puede que explore una escritura totalmente distinta. En este momento tengo unos pocos borradores de textos en prosa que todavía no están maduros. Habrá que esperar un tiempo todavía.


La voz oculta

Подняться наверх