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Universidad Aeronáutica en Querétaro iii Tomando pista para el despegue

No hay inicio fácil, ni existe planeación que se ejecute a la perfección; lo que sí es muy claro es que cuando las voluntades se alinean y los objetivos son claros, el trabajo comprometido siempre consigue los resultados esperados.

Una vez creada la Universidad Nacional Aeronáutica en Querétaro —unaq por sus siglas (el nombre habría de modificarse unos años después para quedar como Universidad Aeronáutica en Querétaro, pero se mantienen las siglas unaq—, las siguientes acciones fueron: la identificación de los predios que habría de ocupar dentro del Aeropuerto Intercontinental de Querétaro (aiq), los trabajos del diseño constructivo del complejo universitario y, más importante aún, la definición de los programas educativos universitarios con que la institución iniciaría.

A diferencia de otras instituciones que arrancan su actividad en instalaciones temporales, las autoridades decidieron programar el arranque de la unaq en enero de 2009 en las instalaciones que habrían de ser las definitivas. Para lograr tal cometido, los esfuerzos de diseño y construcción se apresuraron para que, en los polígonos asignados a la institución, que totalizan 20 hectáreas dentro del complejo aeroportuario, se construyera un primer edificio, con la filosofía que se había planteado para el modelo educativo de la institución: una nave industrial de 18 500 m2 en la que se habilitarían todos aquellos talleres, laboratorios y espacios educativos que reproducirían aquella realidad industrial del sector, y que en el largo plazo habría de ser una de las grandes ventajas competitivas de la unaq.

En febrero de 2008 se iniciaron los trabajos de preparación del predio que habría de albergar la nave industrial en donde comenzaría la actividad universitaria. La construcción y habilitación de los primeros laboratorios fue una tarea titánica, considerando que mientras se construía en el aeropuerto se mantenían operaciones de formación técnica para Aernnova, Safran y Bombardier en tres instalaciones diferentes (en la uteq para Bombardier, en San Fandila para Safran y en Peñuelas para Aernnova). Se realizó además la adquisición de los equipos de los primeros laboratorios, se desarrolló el diseño curricular de dos programas universitarios, se llevó a cabo la contratación de docentes y personal administrativo y se ejecutó la promoción de los programas para la captación estudiantil de la primera generación de estudiantes que arrancarían con la universidad el siguiente año.

Es así como el 5 de enero de 2009 la unaq dio inicio con 96 estudiantes universitarios: 48 del programa de Técnico Superior Universitario en Mantenimiento Aeronáutico, área Aviónica y 48 de la carrera de Ingeniería Aeronáutica en Manufactura, y más de 200 técnicos en formación para ensambles eléctricos y estructurales transferidos de las operaciones de formación técnica para las empresas Aernnova, Safran y, por supuesto, Bombardier.

Aquel frío lunes de enero marcaría el comienzo de una institución que buscaría romper paradigmas, que emprendería una carrera por demostrar que la educación superior enfocada y pertinente puede generar mucho más valor público del que se considera; con infraestructura y equipamiento necesarios para desarrollar competencias para un sector en el que la seguridad, las regulaciones y especificaciones son el común denominador en una ecuación compleja y de largo plazo.

Apenas iniciadas las actividades de aquel enero de 2009, se recibieron visitantes de una delegación francesa cuyo objetivo primordial sería desarrollar, en conjunto con las autoridades mexicanas y grupos aeronáuticos franceses, un concepto de formaciones para el mantenimiento aeronáutico que generaría una credibilidad insospechada para México. ¶

14 de noviembre de 2017

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