Читать книгу Desde cabina - Jorge Gutiérrez de Velasco Rodríguez - Страница 40

Оглавление

La ingeniería mexicana en el nuevo orden. Primeras impresiones

Nuestro país ha gozado de una bien ganada reputación en lo que respecta a la participación de ingenieros en las grandes obras y decisiones nacionales. Javier Barros Sierra, rector de la unam en la época de los movimientos estudiantiles de 1968; Carlos Slim, al frente del emporio de comunicaciones y servicios, en una época más contemporánea, son solamente algunos ejemplos. Pero, ¿cuál debe ser el papel de los ingenieros de nuestro país?, ¿a qué nivel impactarán las propuestas y la participación de la ingeniería nacional en el orden de gobierno que habrá de iniciar el próximo 1o de diciembre?, son sólo algunas preguntas que muchos, ingenieros o no, esperamos que se respondan con prontitud al inicio de la siguiente administración federal.

Nada es más oportuno para responder estas preguntas que la oportunidad que tuve de participar en un desayuno y diálogo inicial entre las organizaciones representantes de la ingeniería de nuestro país —la Unión Mexicana de Asociaciones de Ingenieros, A. C. (umai), el Colegio de Ingenieros Civiles de México, A. C. (cicm) y la Academia de Ingeniería México (a la cual pertenezco)—, con el virtual presidente de la República, el Lic. Andrés Manuel López Obrador. Una excelente ocasión para compartir, #DesdeCabina, mis primeras impresiones.

Celebrada en la casa de la ingeniería de nuestro país, el majestuoso Palacio de Minería, en el Centro Histórico de la cdmx, la reunión se planteó como un intercambio de opiniones sobre la imperiosa necesidad de ser partícipes, todos, de la transformación que tanto demanda nuestro país. Los gremios reconocieron la propuesta del próximo presidente, de proponer a dos ingenieros: Javier Jiménez Espriú en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, y Rocío Nahle en la Secretaría de Energía; de esta manera se enfatiza la importancia de una participación más contundente de ingenieros en posiciones estratégicas dentro del nuevo gobierno, la necesidad de establecer un plan estratégico de infraestructura y de voltear a ver el potencial de nuestro país para desarrollar una política de estado basada en el conocimiento como elemento clave para garantizar una soberanía soportada por la ingeniería. Ingeniería es soberanía, fue el lema del encuentro.

Durante la esperada participación del Lic. López Obrador —en un tono evidentemente conciliador, pero fiel a su discurso—, los asistentes dispusimos nuestra atención en la enumeración de los 25 proyectos estratégicos que habrán de incorporarse a los ya existentes, según enfatizó el próximo mandatario: proyectos ferroviarios que habrán de revivir esta industria de transporte, modernización de refinerías, inversión en exploración petrolera —con participación del Instituto Mexicano del Petróleo—, detonación de zonas económicas en el suroeste de nuestro país, y el tan cachondeado nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, son sólo algunos de los proyectos que, remarcó el futuro presidente Andres Manuel, requieren de la participación de ingenieros. Mi impresión personal con respecto de este último tema es que sin duda un proyecto de tal envergadura debe ser motivo de discusión y sobre todo de consenso con la lógica del beneficio nacional como principal premisa de análisis —en palabras de amlo—; sin embargo, si se exagera la consulta y el vaivén de propuestas y soluciones, se corre el riesgo de caer en soluciones ineficientes bajo la premisa de la urgencia y oportunidad postergadas. Lo más interesante, sin duda, fue la voluntad del virtual presidente de pedir consejo a los ingenieros y de hacer prevalecer el mejor proyecto para México desde la base técnica, sacándolo, en principio, de los intereses políticos o económicos.

Fue un revelador encuentro, el futuro presidente confiando y pidiendo apoyo técnico a la ingeniería mexicana y ésta, como siempre, dispuesta a ser parte de las grandes decisiones del país. No fallaremos. ¶

7 de agosto de 2018

Desde cabina

Подняться наверх