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¿QUÉ ES LA TCI?

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Se hace necesario puntualizar que las siglas TCI solo hacen referencia a una técnica o conjunto de técnicas que se basan en el uso de distintos soportes registrables con el fin de obtener comunicaciones supuestamente inducidas por una causa paranormal. A esta desconocida «causa paranormal» se le denomina «voces», infiriéndole la doble cualidad de efecto-causa, por tanto y cuanto se desconocen todos los mecanismos que intervienen en su génesis. La expresión TCI no es más que una definición neutra, pues es frecuente en la fenomenología paranormal el que nos veamos limitados por el lenguaje.

La TCI no es una segunda religión, como técnica o conjunto de técnicas sencillamente nos ofrece unas evidencias físicas desconcertantes en forma de grabaciones. Todo efecto tiene su causa, y para estas voces no encontramos una explicación racional convencional, por lo que debemos suponer que provienen de una realidad de naturaleza ampliada. En absoluto la TCI trata de dogmatizar o revelar una verdad trascendente, es el sujeto quien, desde su visión personal, acomoda el fenómeno a su propio sistema de creencias. Cabe preguntarse si nuestros fallecidos quieren transmitirnos es peranza a través de sencillas comunicaciones, o si la prudencia invita a recelar precisamente porque lo hagan de manera tan pueril.

Se nos ha explicado que la causa por la que nuestros interlocutores del otro lado registran mensajes de manera telegráfica y rudimentaria se debe al tremendo esfuerzo energético que les debe suponer. Pero ese mismo argumento sería igual de válido para la hipótesis de que los mensajes respondan a un fenómeno telequinésico.

No obstante, habría que preguntarse si nuestro metabolismo es capaz de generar y dirigir energía suficiente como para intervenir sobre una grabadora. Desde un punto de vista positivista todo ello es una aberración, pero los parapsicólogos hablan de la existencia de un campo al que llaman «beta», cuyas fuerzas estarían orientadas en una dirección perpendicular a nuestro marco tridimensional conocido. La conclusión sería que las fuerzas capaces de interaccionar con el entorno no tendrían su origen en nuestra masa celular, sino que serían moduladas presumiblemente por nuestro órgano director, el cerebro. En resumidas cuentas, nos encontramos ante un fenómeno que nos depara explicaciones contradictorias y soluciones muy peregrinas.

Efectivamente, ni siquiera la parapsicología puede explicar, sin acudir a teorías arriesgadas, qué produce una psicofonía y quién o quiénes son los que contestan inteligentemente a las preguntas de los experimentadores.

Psicofonías. El enigma de la transcomunicación instrumental

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