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Capítulo IV
El atrapamiento del alma en la experiencia de la muerte
ОглавлениеLa experiencia de la muerte es el paradigma del atrapamiento del alma. Esto es así porque durante la vivencia de una experiencia traumática es imposible sentir y hacer consciente al mismo tiempo todo lo que está sucediendo en ese momento a nivel visceral, emocional y mental. Si la muerte sobreviene como consecuencia de esa experiencia traumática nos quedaremos sin cuerpo, y sin el cuerpo no podremos procesar todas las reacciones físicas, emocionales y mentales; por ende, nos veremos imposibilitados de terminar definitivamente con dicha experiencia. La muerte interrumpe el proceso terapéutico natural del alma y, como no existe el tiempo, la conciencia queda atrapada en un evento que continúa sucediendo aunque el cuerpo muera. De este atrapamiento del alma proviene la mayoría de los síntomas por los cuales las personas llegan a la consulta. Es ineludible, entonces, trabajar la experiencia de la muerte cuando trabajamos con vidas pasadas. Ninguna experiencia de vida pasada está terminada completamente si no se revive la muerte en esa vida pasada durante el trabajo terapéutico.
Pero todavía es posible que el atrapamiento del alma se produzca durante el proceso para desprenderse del cuerpo e incluso puede ocurrir en el post mórtem inmediato cuando el alma entra en un estado de conciencia que conocemos como espacio entre vidas.6
Los motivos por los cuales el alma no puede regresar a su dimensión de origen pueden ser varios. Con frecuencia, la dificultad estriba en desprenderse del cuerpo físico. Esto acontece, entre otras razones, por identificación absoluta con el cuerpo, o porque no se quiere morir, o porque no hubo consciencia de que el cuerpo se murió, como suele ocurrir en las muertes por congelamiento, hambre y envenenamiento por diversos tóxicos. En estos casos se pierde la consciencia antes de que el cuerpo muera, y por lo tanto no hay registro del momento en el que se produjo la muerte.
El atrapamiento en el post mórtem inmediato se produce cuando el alma ya se ha desprendido del cuerpo físico y debe partir hacia la Luz pero, o bien no quiere abandonar el cuerpo por apego a éste o porque se era demasiado joven para morir o porque el cuerpo era muy bello, o bien permanece en el plano físico por deseo de venganza, por culpa, porque siente que debe completar una misión, porque desea cuidar de su familia o de su pueblo o por miedo a lo desconocido o al castigo. También es posible que alguna entidad en particular o algún enemigo de esa vida que acaba de terminar impida al alma entrar en la Luz. Cuando el alma permanece en el plano físico luego de la muerte del cuerpo puede convertirse en lo que denominamos alma perdida o fantasma y ésta es otra razón para estar fragmentados en esta vida.
Un atrapamiento particular suele ocurrir luego de la muerte por suicidio. En este caso, lo que suceda en el post mórtem inmediato dependerá del estado de la conciencia y de las emociones imperantes en el momento de tomar esa decisión. Si en oportunidad de suicidarse la persona se encontraba en depresión, lo más probable es que la conciencia reproduzca ese estado de depresión como un espacio oscuro en su entorno espiritual. La oscuridad en la que se encuentra el alma no es más que la proyección en el exterior de su propia oscuridad, pero el alma no está en condiciones de discriminar que esa oscuridad es solo una proyección. Para el alma atormentada la oscuridad es real, por lo tanto el alma queda atrapada en esa oscuridad. Entender esto es muy importante, porque es posible que los síntomas de una depresión en la vida actual provengan del atrapamiento del alma en un espacio oscuro, como consecuencia de una muerte por suicidio en vida pasada. Recuerden que mientras estamos aquí, en esta vida, puede que una parte de nosotros esté atrapada en otra realidad, y que los síntomas que experimentamos provengan de ese atrapamiento. De ese modo, síntomas tales como la tristeza, la apatía, la falta de energía, el desgano, el abandono de sí mismo, y en particular la sensación de estar atrapado y de no tener salida, pueden tener su origen en el atrapamiento del alma en el post mórtem inmediato luego de una muerte por suicidio. Por un lado, la persona está viviendo en el aquí y ahora, pero al mismo tiempo una parte de su conciencia está atrapada en la oscuridad en otra realidad y del atrapamiento en esa oscuridad provienen todos los síntomas que experimenta en su vida cotidiana.
Una situación similar puede ocurrir como consecuencia de una muerte en estado de confusión. La conciencia queda atrapada en la confusión y, a su vez, esa confusión origina los síntomas en la vida actual. Por eso es tan importante vivenciar la experiencia de la muerte más allá del deceso del cuerpo físico, porque es la única forma en la que podemos estar seguros de salir definitivamente del atrapamiento y de que el trabajo terapéutico se ha completado. Primero el paciente tiene que vivir la muerte en vida pasada para sentir y hacer consciente lo no experimentado en aquella experiencia. Seguidamente tiene que desprenderse del cuerpo físico retirando toda su energía de ese cuerpo que acaba de morir y, finalmente, debemos asegurarnos de que esa parte del alma que ha dejado ese cuerpo entre en la Luz. Recién allí podremos estar seguros de que al menos esa experiencia en particular está terminada.
Veamos ahora algunas historias para comprender mejor el atrapamiento del alma en la experiencia de la muerte. Para concentrarnos en lo que aquí nos interesa he suprimido gran parte del desarrollo de las sesiones, como así también el trabajo del momento más traumático.