Читать книгу Dénia. La ciutat i el castell - Josep Ivars Pérez - Страница 15

3.1 El llarg segle XVIII

Оглавление

Pot semblar que la construcció de la nova església parroquial (1734-1756) (Ivars Pérez, 1994a) i la reconstrucció del convent i l’església de Sant Antoni, oberta al culte el 1743, eren conseqüència d’una recuperació econòmica. La realitat era una altra. La descripció que fa en 1766 Venero de Valera (2005), procurador del marqués de Dénia, evidencia encara els efectes de la Guerra de Successió sobre la ciutat, i manifesta de forma rotunda el decaïment militar del castell:

Situazión

Se halla situada la ciudad a pie y falda de un monte entre oriente y norte, en que está el famoso y fuerte Castillo de Denia, mirando la poblazión al mediodía, y distante de la playa del mar, que queda al oriente, cosa de dos tiros de fusil; teniendo enfrente cosa de menos de medio quarto de legua a la parte de mediodía el elevado y nombrado monte de Mongó, conocido en historias por servir de seña a muy larga distancia para conocimiento y rumbo de los navegantes. La fábrica de casas es regularmente dezente, y las calles de proporción correspondiente a ellas, resultando todo mui alegre el pueblo; cercándole enteramente una muralla bastante firme y cuydada a causa de la solizitud, que por ser plaza de armas ponen en ello sus governadores militares. Y para el comercio de la ciudad, tiene dos puertas, nombradas de Valencia y el Mar, con guardia continua, hasta que a las oraciones se cierran para evitar toda contingencia del mar y fraudes (p. 118).

Casas y vezindario de Denia

Y halló que esta ciudad de Denia en lo general se compone de treszientas sesenta y cinco casas; esto es: en el casco o dentro de sus muros, doscentas setenta y siete; en la Marina, que se reputa por arrabal, sesenta y seis; y en el término particular, veinte y dos casas de campo. Y de cuatrocientos y quinze vezinos; esto es: trescientos veinte y siete dentro de la ciudad y sus muros; sesenta y seis en la Marina, reputada por arrabal de la ciudad; y veinte y dos en las casas de campo de su término particular. En cuyo total número de cuatrocientos y quinze vezinos […] (p. 142).

Visita de la casa de la ciudad y su archivo

[…] visitó la casa y sala capitular que se halla en la Plaza Mayor. Y no es de aquella dezencia que corresponde a esta ciudad, por no ser propria, pues la que tiene se incorporó de ella el rey nuestro señor don Phelipe Quinto al ingreso de su Corona, destinandola como en el día se halla para quartel de la tropa de esta plaza de armas y es de fábrica firme y bastante sumptuosa, y se halla en el frontis de dicha Plaza Mayor.

Visitó así mismo el señor contador el archivo de la ciudad, que está en la misma sala capitular […] (pp. 113-114).

Visita de juzgados, sus escrivanías y cárzeles

[…] visitó los juzgados (aunque al presente sin uso) de los alcaldes mayor y ordinario, que vienen a ser como dos pórticos; y se hallan el del governador o alcalde mayor en la Plaza Maior, sobre cuya puerta se ven colocadas de piedra mármol las armas de la casa de su excelencia; y el del alcalde ordinario inmediato a dicha plaza y entrada de la calle que de ella va a la calle de Nuestra Señora de Loreto; y sobre la puerta se halla un vacío en que se conoze estaba en lo antiguo las armas de su excelencia según contestaron algunos de los circunstantes, asegurando haverlas visto.

Se hallan las cárzeles a la parte de adentro del pórtico, que en tiempo antiguo como se ha dicho sirbió de juzgado al alcalde ordinario […]

Yglesia parroquial y clero

La iglesia Parroquial de esta ciudad, vajo la ynvocazión de Nuestra Señora del Patrozinio, de fábrica nueva y bastante dezente, en la que tiene derecho de patronato su excelencia muy ilustre. Cuya fábrica empezó en diez y nuebe de marzo de mil setecientos treinta y quatro, colocándose en el mismo día la primera piedra a nombre de su excelencia muy ilustre por don Pedro gavilá, governador político que fue de esta dicha ciudad, de que rezibió escritura pública Diego Moreno, escribano. Y fue trasladado nuestro amo y celebrada la primera misa en dicho nuevo templo en catorze de agosto de mil setecientos cincuenta y seis. Y en el presviterio y parte del evangelio, está por ponerse dezente tribuna, propia de su excelencia muy ilustre, que se ha dispuesto a costa de su hazienda (p. 119).

Visita del puerto de mar

[…] pasó a practicar y tomar conozimiento del puerto de mar de esta ciudad, proprio y pribativo del excelentísimo señor duque de Medinaceli, marqués de Denia, su dueño. En él se halló lo siguiente: el muelle construido de madera, se halla inutilizado y reparado para poder usarle con varios pedazos de maderos y tablas. Y por capítulo de los arriendos de los derechos dominicales de esta ciudad, tiene obligación el arrendador de conserbar este muelle o puente de madera, para embarco y desembarco de este puerto, debiéndola tener siempre en pie y subsistente de forma […] Y no puede con todo ello estar el referido puente de madera en aquella buena disposición que requiere un puerto de esta importancia, como los sería siendo de piedra labrada […] Sobre cuyos perjuicios que sienten su excelencia, comercio y marineros, hizieron los circumstantes y especialmente el síndico procurador general de la ciudad las más eficaces instancias para que el referido señor contador se sirba dar las disposiciones que estimare cobenientes para que, enterado su excelencia, se digne mandar fabricar de piedra cantería, como corresponde, el referido puente o muelle, evitando tanto detrimento y menoscabo como por ello se siente.

Es este puerto de Denia de los mejores que se reconozen en este mar Mediterráneo, por la buena disposición de sus dos canales, el principal al lebante y el otro que es pequeño y está del todo cerrado al norte o tramontana, según es notorio y le consta a dicho señor contador por varios seguros informes que ha tomado y papeles antiguos y modernos que se han reconozido y visto (pp. 122-123).

Continua la visita del puerto y Marina

[…] pasó a ver y reconozer las atarazanas o almahazenes proprios de su excelencia muy ilustre, que se hallan en la calle de San Telmo o del Puerto, saliendo tres puertas al mediodía, y otra al poniente, y vatiendo las olas del mar a esta fábrica por la parte de oriente. Son de bastante capacidad, y tienen su granero en donde se almahazena todo género de grano y la pasa que se recoge para embarcar. Y por cargarle mucho de este género, se perjudica este suelo del granero, y por ello se debía lebantar el piso o suelo de dicho almahazén, que es el primero y principal, para poner en él la pasa, escusándose un dinero que se paga por quintal de pasa que se sube al granero por los comerciantes y evitar la ruina que puede ocasionarle por el mucho peso que con ella se le carga. Para cuyo fin y evitar las entradas del agua del mar en tiempo de borrasca en dicho principal suelo o piso del almahazén, que es perjudicialísimo, pues se ha visto varias vezes lebantar el agua los toneles de atún que suelen estar guardados en el almahazén, se hace preciso que en primer lugar se terraplene lo menos dos palmos; y que, en segundo lugar, se muden las tres puertas de la parte del mediodía a la del norte, que corresponde a la calle principal de la Marina, que se llama de San Telmo o del Puente, que es el muelle del puerto; cuyas tres puertas se hallan señaladas a esta parte, demostrando haver estado abiertas en otros tiempos (p. 125).

Visita del castillo

[…] precedida lizencia del señor governador militar de esta plaza de armas, pasó a practicar la visita del castillo de esta ciudad, el qual se halla en la cumbre del monte, a cuyo pie y parte de su falda se ve construida la ciudad. Y en la primera puerta, llamada del Socós, que sirve de entrada al recinto del castillo, en donde estubo la antigua villa de Denia, circuydo de muralla con guardias de soldados, se presentó el ordenanza de dicho señor governador militar con las llaves del palacio o alcázar de dicho castillo, diziendo venía de parte de su señoría a franquearles a disposición del señor contador. Y pasando a la segunda puerta, que es la del castillo, se vio otra guardia de soldados. Y reconozido, se advirtió ser el referido castillo fortaleza segura, firme y dezente en tiempo antiguo, porque a lo presente se halla bastante arruinada. Y en su plaza principal, al medio de ella, está la estatua de cuerpo entero cingente altura de piedra mármol del excelentísimo señor duque cardenal de Lerma, según lo manifiesta su inscripción y se descubre de la mayor parte de la ciudad, campo y Marina, que alcanza la vista el palacio o alcázar en que remata el castillo. Es de obra sumptuosa y deteriorada por la injuria de los tiempos y se conservan algunas piezas y hasta doze valcones de yerro en ventanas, unas paredadas y otras que lo nezesitan por lo rompidas. Y hizieron presente los circunstantes que havía otros valcones más, y que los soldados que están de guardia continua en el castillo havían quitado mucho hierro de ellos para venderle, y aunque havian escarmentado a alguno con castigo de vaquetas, no se podía remediar que de noche hurtasen el yerro, y que sería conveniente que su excelencia mandase quitar los referidos valcones antes que los soldados acabasen con ellos. De cuyo castillo se incorpora la magestad del señor don Phelipe Quinto al ingrés de sus armas en el año mil setecientos siete, estableciendo plaza de armas en esta ciudad. Y está al cargo de su governador militar, quien como anexa a dicho castillo por estar dentro de los muros del territorio que fue la antigua villa, disfruta la dehesa que está a la parte del norte y oriente de dicho castillo, sin poder gozar los vezinos aun para los pastos de sus cavallerías o ganado sin permiso del referido governador militar (pp. 121-122).

Cuerpo militar

Haze respetable al todo de la ciudad el cuerpo militar, que como plaza de armas, se halla establecido en ella. Y se compone del governador militar, el señor don Guillermo de Bangla, de la orden de Santiago y coronel de los reales exérzitos; el theniente rey don Juan Pacheco Portocarrero; del sargento mayor don Sebastián de Crose; del ayudante mayor don Manuel Suárez de Giamze, y del destacamiento que corresponde a esta plana maior. Y el referido señor governador militar de esta plaza estiende su jurisdición y conozimiento en asumptos de guerra y hazienda a setenta y dos lugares, que son los que comprende el partido de esta gobernazión de Denia (p. 119).

L’informe del militar José de Roxas (Campón i Pastor, 1988), de 1788, descriu una situació semblant: defenses, pertrets i cos militar continuaven en un estat molt deteriorat, potser més evident que abans. No sols són presents encara els efectes de la Guerra de Successió, sinó també un estat d’abandó generalitzat i de falta de modernització, fet que en part explica el que va succeir a l’inici de la Guerra del Francés, la rendició de la ciutat i el castell sense cap tipus d’enfrontament:

Continuando la costa del mar, se halla esta plaza a distancia de 14 leguas de Valencia, al sureste enfrente de la ysla de Yvisa que está al este, y cabo Martín a unas cinco leguas al sureste; su situación es una llanura a la orilla del mar con un puesto donde se hace mucho comercio de los frutos del país, aunque en el dia esta quasi inutilizado y ciego por causa de descargar dentro de él el lastre de todas las embarcaciones. Sus fortificaciones13 consisten en un antiguo muro flanqueado de torreones terraplenados, que algunos pueden servir de bateria. A la parte de noreste está el castillo, sobre un pañasco que se avanza hacia el puerto, sitio mui ventajoso, assi para su defensa como para la población y campaña; se compone de un mal recinto antiguo que se halla quasi del todo arruinado, aunque se conserva en la cumbre un segundo, o interior recinto compuesto de cortinas y torreones que sirven de baterias, unido por dos alas a una bateria baja cerrada, llamada el Bergel, mui capaz y util para dominar el puerto y arrabal de la marina.

Actualmente se halla incapaz de resistir un ataque formal, y es puesto de mucha importancia, no sola para la seguridad de su puerto, que ha sido siempre apreciable, sino por el mucho y abundante pais que cubre, asegurando también por esta parte a la capital del Reyno; y si en tiempo de guerra cayese en manos de enemigos, seria costosa su restauración, como sucedió a principio de siglo.

Los governadores que ha havido en esta plaza han obtenido regularmente la graduación de brigadieres o coroneles. El que lo sirve actualmente es el theniente coronel don Josef Montero, que a los 45 años de mérito que tiene contraido en la última guerra de Italia y exercito de operaciones de America bajo el mando del comandante general don Victorio de Navia, junta el de actividad, celo por el bien del real servicio y capacidad.

Hay en esta plaza un teniente de rey, con el grado de theniente coronel, un sargento mayor y dos ayudantes.

Para en tiempo de paz se considera bastante la compañía provincial de ymbalidos de su dotación, al número de sesenta hombres de su completo, pues en el dia solo tiene treinta, y de estos más de quince ynutiles para el servicio, y el destacamento de onze artilleros al cargo de un sargento. Pero en el de guerra se necesitaria de un batallón de ynfanteria, y el aumento regular del destacamento de artilleria.

De pertrechos existen en el castillo dos cañones de bronze del calibre de a 2; y 17 de hierro de dibersos calibres; 11 cureñas de plaza; una de marina útil y otra inútil. Loa juegos de armas están asimismo de poco servicio, y faltan muchas piezas. También ay 12 morteros de bronze y 11 de hierro de 4 y 6 pulgadas de diámetro con sus ajustes correspondientes, y cantidad de granadas reales, de granadas de mano, frascos de vidrio, bañas de todos los calibres para los cañones, y 145 quintales de balas de plomo para fusiles, ademas de nueve cajones llenos de cartuchos para los mismos, y 34.176 piedras de chispa y 39 quintales de polvora, con otros varios efectos de artilleria.

Los referidos pertrechos y municiones son suficientes atendidas las circunstancias en que se halla aquel castillo, y solo convendria en caso de guerra completar las cureñas y juegos de armas que faltan y tener alguna reserva, como igualmente algunos fusiles.

Últimamente, resta hablar del puerto; esta formado este por unos bancos de piedra que llegan hasta cerca de la superficie del agua, dexando solo dos bocas para su entrada; la principal dista un quarto de legua de la orilla del mar, solo se puede entrar por ella con tiempos medianos y nunca con tormentosos, ni con los vientos del oeste y suroeste; se necesita mucha práctica para no perderse en esta entrada, que cada dia se va dificultando más por lo mui sucia que se halla, permitiendo solo su fondo recibir buques menores y quando más de cinco mil quintales de porte, quando en lo antiguo podia entrar en el toda especie de bastimentos, y treinta años hace, aun recivia fragatas de 40 cañones. La otra boca o canal, que esta mas al oeste, es de mui dificil entrada por un banco de arena que la cruza, y assí por lo regular nunca se aventuran a pasar por ella los navegantes.

El mal estado de este puerto es la mayor seguridad de la plaza por esta parte, pues como se ve no puede abrigar esquadra alguna enemiga que intentase apoderarse de ella.

Enfrente de la entrada principal del puerto, y a tiro de fusil de la plaza, ay un pequeño fortín para su defensa, en el que existen un cañon de bronce del calibre 16 desmontado, otro de hierro de a 18 montado sobre cureña de plaza, de buen servicio, y otro también de hierro de calibre de a 4, montado sobre cureña de marina inutil, con sus juegos de armas correspondientes, y completos para los cañones de a 18 y 4; veinte valas de a 18 y treinta de a 4, deveria montarse el cañon de bronce, poniéndole su correspondiente juego de armas y veinte balas de su calibre; e igualmente tener un quintal de polvora de repuesto con algunas granadas de mano.

Guarnece este fortín un sargento de ymbalidos, que vive en él con su familia, que es lo mismo que estar abandonado, deberian colocarse en tiempo de paz lo menos un cabo y quatro hombres, y en el de guerra un sargento con 15 hombres y 3 artilleros.

Cap a la fi de segle, la ciutat mostra signes de recuperació econòmica segons l’opinió de Chabàs (1985: 442):

Al terminar el siglo XVIII ofrecía ya Denia un aspecto muy diferente. Su población llegaba a quinientos vecinos, y no distribuidos entre la Villavieja y ciudad, como antes, sino reunidos la mayor parte en esta última y unos pocos en el arrabal; en el campo apenas había una que otra casita, pues éstas empezaron a construirse cuando principió la cosecha de la pasa moscatel, de cuyo fruto, a últimos del siglo XVIII, solo se recogían aquí cien quintales. En nuestra ciudad se habían establecido fuertes casas de comercio, francesas casi todas, las cuales ayudaron mucho al desarrollo de la riqueza del país.

Però si la recuperació era evident, la visió que oferia Dénia, sobretot a aquells visitants coneixedors del passat il·lustre de la ciutat, era decebedora. Dues descripcions, de la fi del segle XVIII i principi del segle XIX, incideixen en la pèrdua de l’esplendor passada, fent sobretot referència a les arruïnades muralles del fortí.

La primera és de Cavanilles (1795: 211):

La última poblacion del Marquesado, la mas meridional é inmediata al mar es la ciudad de Dénia, famosa en tiempos de Romanos y Moros, reducida hoy dia á 400 vecinos, y á otros 100 en el arrabal. Nada le queda de su antigua gloria sino lápidas y monumentos mutilados de la fortaleza. Los antiguos muros, aunque reparados despues de la conquista, ó amenazan ruina, ó están desmoronados: las torres, principalmente la llamada de en Carrús ó Carrós, solamente conservan parte del suelo que ocupáron, mas distante al parecer del mar que lo estuviéron en otros siglos: fundan esta conjetura los vestigios de la antigua dársena, y las grandes argollas de hierro que aun permanecian pocos años hace, la qual dársena está mucho mas separada del mar que la citada torre; y si en otro tiempo abrigaba buques, hoy terraplenada sostiene algarrobos, almendros y sembrados: síguense los edificios de la ciudad en la raiz septentrional del Mongó, quedando al este y á poca distancia el puerto, el qual es de poca capacidad é incómodo por las rocas que casi á flor del agua corren en arco media legua, dexando una sola abertura ó canal por donde entran y salen las embarcaciones.

La segona és de Laborde (1975: 94-96), prèvia a la Guerra del Francés:

La ciutat de Dénia, que hom troba aproximadament a tres llegües d’Oliva, es presenta sota un aspecte imponent, construïda com està a la vora de la mar i al peu d’una muntanya coronada de velles muralles. Dissortadament, aquest conjunt perd força quan hom el veu de la vora, i la mirada, que només hi descobreix ruïnes, deixa córrer la imaginació i la memòria, que, en efecte, hi troben nombrosos motius d’interès i de meditació. Aquestes restes de murs circulars, sobre les quals avui bat la mar i l’interior de les quals ha estat omplert per la sorra, foren, en altre temps, el recinte d’un port gran i freqüentat. Aquestes ruïnes que coronen la muntanya antigament foren un temple famós consagrat a Diana. D’ací l’origen dels noms antics Dianium, que els romans donaren a la ciutat, i Artemisia, que va rebre dels grecs, entre els quals la mateixa deessa era anomenada així. Aquests darrers coneixien també Dénia pel nom d’Hemeroscopium, que vol dir sentinella del dia, perquè era un punt de reconeixement per als navegants, que la veien des de lluny. El Montgó, muntanya distant una llegua i mitja de Dénia, pel costat de ponent, és visible de quinze llegües enllà de la mar.


13. Plànol de Dénia d’Alexandre de Laborde (principi del segle XIX).

La tradició ens diu que aquesta ciutat ja era florent abans que els romans se n’apoderessin i que havia estat construïda pels marsellesos a l’època que esta colònia del foceus havia prosperat prou ràpidament per a fundar-ne d’altres. El fet és que una part dels murs, propers de l’antic port i flanquejats per grosses torres, és encara avui anomenada Barri dels marsellesos. Els successius posseïdors d’aquesta ciutat, marsellesos, romans, gots i àrabs, tots hi han deixat senyals de llur estada, i una mirada experta reconeix, sota l’herba o la sorra que cobreix aquests enderrocs, la traça dels diversos pobles que l’han habitada.

Dénia. La ciutat i el castell

Подняться наверх