Читать книгу Cuatro héroes para salvar el mundo - Juan Carlos Gruttulini - Страница 10

CAPÍTULO - 5 -

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Los cuatro ingresaron a un pasillo interno del castillo, a través de una puerta secreta, oculta detrás de la escultura de un gran guerrero; El pasillo estaba adornado con armaduras colocadas en pedestales y apoyadas en sus propias espadas. A medida que avanzaban por el mismo, comenzaron a escuchar como un susurro de voces a lo lejos, siguieron caminando con precaución, mientras vigilaban hacia todos lados.

De pronto, cuando menos lo esperaban, cuatro Ninjas vestidos de negro y armados con lunchacos, les cortaron el camino.

—¿Y estos de donde aparecieron? — Pregunta Agustín.

—¡No sé! —Grita Maxi. — ¡Pero ataquemos primero. — Y se lanza a la lucha, seguido por los otros tres, que imitándolo comenzaron a dar patadas y golpes.

Leandro con una toma, le saca el lunchaco a uno de los ninjas y le aplica con el mismo, un golpe en los testículos, haciéndolo caer desmayado por el dolor, mientras grita. – ¡Bola dos, palo afuera!

En pocos minutos quedaron los ninjas tirados por el suelo desmayados, mientras los cuatro siguieron su camino, hacia el lugar desde donde provenían las voces; Cuando llegaron se quedaron sorprendidos por lo que veían; Era una celda, con el frente cerrada por un enorme cristal irrompible y donde a través de él, se podía observar a unos veinte chicos de distintas edades, caminando como zombis, con los ojos perdidos y los brazos colgando a los lados del cuerpo.

—¿Qué les pasa?. – Pregunta Sebastián.

—¡No tengo la más remota idea!. – Responde Maxi. – Pero seguro que no es nada bueno... Espero que podamos ayudarlos.

—Muchachos, las voces vienen del otro lado. – Les grita Agustín.

Los cuatro fueron hacia ese lugar y otra vez se sorprenden; Era otra celda con su correspondiente cristal, pero esta era enorme y en su interior habían más de cien chicos de distintas edades, que oscilaban desde los tres años, a los quince años de edad aproximadamente y que al verlos a ellos, se pusieron a llorar y gritar, pidiéndoles por favor que los saquen de allí.

Leandro se pone a observar todo el contorno del cristal, buscando como poder abrirlo o desarmarlo, pero no encontró la forma. – Debe haber algún control electrónico, que al accionarlo, abre esta estructura... Pero no está por aquí.

—¿Y ahora qué hacemos? – Pregunta Agustín.

—Sigamos avanzando, quizás con un poco de suerte, encontramos el tablero y liberamos a todos los chicos. – Comenta Sebastián, mientras comienza a caminar.

Los demás lo siguen, sin dejar de mirar a los pequeños cautivos; Cuando habían recorrido un trecho, encuentran una puerta cerrada, pero con la llave colocada en la cerradura.

—Qué raro que la llave este puesta del lado de afuera de la habitación. —Observa Leandro.

—Depende... Si adentro de la habitación, hay algo o alguien al que vos no quieres dejar salir, está bien que la llave este del lado de afuera. – Responde Sebastián.

—¡Buen punto! ¿Pero qué les parece, si en vez de dialogar, entramos y averiguamos que hay dentro de esta habitación? En una de esas casualidades encontramos el tablero de comando para abrir las celdas. –Dice Agustín.

Abrieron la puerta y con sumo cuidado se introdujeron en la habitación; Pero otra sorpresa les esperaba en la misma, que los dejo paralizados. En el centro del recinto había un lecho de piedra y sobre el mismo se encontraba acostada boca arriba y con los ojos cerrados, una niña quinceañera, tenía puesto un vestido de fiesta blanco, que le llegaba hasta los pies, sus manos entrelazadas sobre su pecho, sostenían un pequeño adorno floral y sobre su cabeza, una coronita de azares adornaban su larga y negra cabellera, que le llegaba hasta la cintura. La tenue luz de dos grandes cirios le iluminaba el rostro, dándole un aspecto angelical.

Los cuatro se fueron acercando lentamente, mientras Agustín comenta. —¿Estará muerta?

Sebastián muy suavemente, se inclina cerca del rostro y comenta. — ¡No!, No está muerta, pero respira muy suavemente... casi no se percibe.

—Seguro que el brujo le hizo un hechizo y la dejo en trance. – Asegura Leandro.

Maxi mirando el rostro de la niña, siente que el cosquilleo del amor le recorre el cuerpo, de los pies a la cabeza y le golpea con fuerza el corazón y solo atina a decir. — ¡Es hermosa!

Sebastián mira con picardía a los otros dos y le sugiere. – Maxi, si le das un beso en los labios, pero con ganas, en una de esas se rompe el embrujo y se despierta.

—¿Te parece? Pregunta Maxi. — ¡Pero no me atrevo!... No me parece bien.

Sebastián insiste. – No seas cobarde, piensa que le estás haciendo un bien a ella.

Maxi toma coraje, se inclina sobre ella y le da un beso en la boca;Pero para su sorpresa, la niña abre los ojos y sin mediar palabras le da un tremendo cachetazo en el rostro. Maxi sorprendido da un paso hacia atrás, mientras se acaricia la mejilla golpeada.

Sebastián, Leandro y Agustín, viendo la situación tan graciosa, lanzaron la carcajada.

La niña, sentándose en el lecho les pregunta. — ¿Quiénes son ustedes?... ¿Y qué hacen aquí?

Maxi, luego de presentar a sus compañeros de aventuras, comienza a explicarle. — Yo sé que te va a costar creerlo, pero nosotros fuimos mandados desde otra galaxia, para combatir al malvado Malox y ayudar a salvar el planeta tierra.

—Ella sorprendida pregunta. — ¿ Pero ustedes tienen algún poder, para poder combatir a este canalla?

—Los cuatro tenemos distintos poderes, pero por orden de nuestros superiores no podemos utilizarlos, salvo que allá un motivo especifico que nos libere de ese compromiso. – Explica Maxi.

—¿Y cuál podría ser el motivo? – Pregunta ella.

—Nosotros somos guardianes del Universo. – Sigue explicando Maxi. – Y nuestra misión es cuidar, que cualquier situación fuera de lo normal, no altere a las distintas galaxias... Por eso es que nos mandaron, para evitar que Malox, con su malvado plan, pusiera en peligro la integridad de la tierra... Pero en el caso de no poder controlarlo, de igual a igual, sin utilizar ningún otro recurso y viendo que el caso se nos va de las manos y pongo en riesgo por alguna explosión nuclear o cualquier otro motivo, al sistema planetario, eso nos libraría del compromiso y utilizaríamos los poderes.

—Eso quiere decir, que ustedes viajan en el tiempo. –Pregunta ella asombrada.

—¡No!, No, Nosotros no somos viajeros del tiempo... Los viajeros del tiempo, se trasladan de una época a otra, en su misma dimensión... Nosotros somos viajeros del espacio y nos trasladamos de un lado a otro, en nuestro mismo tiempo. —Explica Leandro.

Marilú pone cara de sorprendida, mientras contesta. — La verdad que no entendí nada de lo que me explicaste.

—Ahora explícanos vos ¿Quién eres y que haces así vestida en este lugar?. — Pregunta Sebastián.

—Mi nombre es Marilú y estoy vestida así, porque hace dos días atrás era mi cumpleaños y mis padres me iban a festejar los quince años, en un salón en donde ellos me esperaban con todos los invitados; El fotógrafo personal de mi padre, me iba a sacar unas fotos con mi hermanito en distintos jardines; Pero cuando estábamos posando al lado de una fuente de agua, un grupo de ninjas salieron de entre los árboles y golpearon al fotógrafo hasta desmayarlo, nos raptaron a los dos y nos trajeron aquí.

—¿Y tú hermanito dónde está? –Pregunta preocupado Agustín.

—Durante estos dos días que nos tuvieron prisioneros, tuve que cuidarlo sin poder dormir, porque estaba muy asustados y lloraba pidiendo que vengan mis padres... Hoy a la mañana lo llevaron junto con los otros chicos y a mí me dejaron aquí, porque me informaron que Malox me iba a interrogar; Cuando quede sola, el cansancio me venció y me quede dormida sobre esa plataforma, donde ustedes me encontraron. – Explico Marilú.

—¿Y todos esos chicos que están encerrados, para que los tiene allí ?. —Pregunta Leandro.

—Para contestarles esa pregunta, tengo que comenzar por el principio... Según escuche decir a mi padre, Malox hizo instalar en todos los países, aparatos con grandes cargas de un gas, que el controla por medio de dispositivos y que solo él sabe dónde están ocultos... Este gas anula la mente de las personas y las convierte en seres sin voluntad ni control; Malox mando ultimátum a todos los gobernantes del mundo, para que se rindieran a él y que lo reconozcan como el único soberano sobre la tierra y para demostrarles que no mentía sobre la amenaza de soltar el maldito gas, les hizo ver a todos los presidentes por vía satélite, lo que pasaba en un pequeño pueblito del este del áfrica, donde libero una pequeña cantidad de este producto y el resultado fue terrible... Las personas deambulaban como zombis, sin saber dónde ir... Pero para asegurar su propia integridad y por las dudas que descubrieran su escondite y decidieran atacarlo, tomo la precaución de mandar a su gente a secuestrar a todos los hijos o nietos, de todos los gobernantes y de esa forma se aseguraba de que ninguno de ellos, se atreviera a planear ningún ataque en su contra... Y eso es lo que nos pasó a nosotros y a todos esos niños.

—¡Qué persona tan malvada! – Comenta Sebastián.

—Marilú se pone de pie, al lado de Maxi y era tan alta como él. —¡Si! verdaderamente es un ser diabólico, que no piensa nada más que en hacer sufrir a la gente. – Responde ella.

Maxi, que la estaba observando de arriba abajo, no supo más que decirle, que lo que su corazón le dictaba. – Disculpa mi atrevimiento... Pero eres muy hermosa.

Ella que también lo observaba, le responde sonriendo. —Vos también eres muy lindo.

¡Bueno ¡¿ Porque no dejamos de charlar y seguimos adelante con lo que vinimos hacer ? – Sugiere Leandro.

—Ven con nosotros. — Le pide Maxi a Marilú.

—No puedo... Me amenazaron, diciéndome que si trataba de escapar, iban a matar a mi hermanito. – Explica ella.

Después de unos cuentos intentos para tratar de convencerla y ella negarse a dejar a su hermano, los cuatro abandonaron el lugar, prometiendo volver a buscarla.

Siguieron por el corredor y desembocaron a un moderno laboratorio, con enormes paneles de control y los indicadores de colores perfectamente iluminados, las computadoras de última generación, estaban encendidas, mostrando distintos programas y en el centro del lugar, habían dos tableros de acrílico transparente sostenidos con sus correspondientes pie de soporte, el primero era un mapamundi que mostraba todas las capitales de los distintos países, con unas pequeñas lucecitas rojas; El segundo era un gran radar, que indicaba como punto central al castillo y servía para proteger el lugar de posibles ataques.

Agustín observa todas las computadoras y una de las palancas le llamo la atención y se preguntó. –¿ Sera esta la llave que abre las compuertas donde están los chicos prisioneros ? – La acciona y automáticamente la computadora altera su ritmo en forma acelerada, él vuelve la llave a su lugar y despacio se coloca las manos a la espalda disimulando, mientras dice. — ¡Yo no fui ¡. — Y sale silbando suavemente del lugar.

Cuatro héroes para salvar el mundo

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