Читать книгу Cuatro héroes para salvar el mundo - Juan Carlos Gruttulini - Страница 8

CAPÍTULO - 3 -

Оглавление

Malox estaba en uno de los salones del castillo, frente a un gran tablero de control, que se comunicaba con una cabina de cristal, en cuyo interior había una silla con apoya brazos y la misma tenía correajes. En ese momento ingresan dos asistentes vestidos con delantales blancos, trayendo a la rastra a un jovencito de unos catorce años aproximadamente, seguidos por cuatro Dracules, el último de ellos al ingresar al lugar, cerro puerta del laboratorio y se quedaron parados a un costado del recinto.

Bajo la atenta mirada de Malox, los asistentes introdujeron al menor en la cabina, lo sentaron y lo ataron con el correaje, de las muñecas y de los tobillos, mientras el chico imploraba que no le hagan daño; Los asistentes salieron y cerraron la cabina herméticamente. Malox comenzó a manipular los controles y la cabina se fue llenando de un humo blanco, hasta no dejar ver nada de lo que pasaba en el interior. Luego de unos minutos Malox volvió a manejar los controles y el humo desapareció completamente, los asistentes abrieron la cabina y sacaron al chico que con pasos vacilante y la mirada perdida, los seguía sin pronunciar ninguna palabra.

Malox, mirando al joven que estaba como en una nebulosa, lanza una carcajada siniestra, mientras grita. — ¡Lo volví a lograr! ¡No solo le robe las ilusiones, sino también le robe la voluntad!, Ahora no solo domino el mundo, también domino las mentes... Solo me falta una cosa para lograr todos mis propósitos.

—¿Qué es lo que le falta? – Pregunta uno de los asistentes.

—¡Usted lo tiene todo, mi señor!— Le dice el otro asistente.

—¡No!— Grita Malox. —Para que mi triunfo sea perfecto, tengo que apoderarme del cáliz sagrado y con eso alcanzare la inmortalidad y seré el rey de reyes.

Cuatro héroes para salvar el mundo

Подняться наверх