Читать книгу Cuatro héroes para salvar el mundo - Juan Carlos Gruttulini - Страница 13

CAPÍTULO - 8 -

Оглавление

Yancar estaba de rodilla frente al altar, en un estado de total sumisión, rezando por el bienestar del Monasterio y de todos los que en él se albergaban; Cuando uno de sus colaboradores se le acerca y con sumo respeto por la interrupción, le dice. – Perdón hermano Superior que lo moleste, pero bajo estas circunstancias, me vi obligado hacerlo.

Yancar poniéndose de pie le pregunta. — ¿ Si hermano, dígame que es lo que amadita tanta urgencia?

— Señor, como usted ordeno, comenzamos a proteger el lugar, reforzamos los portones de los muros exteriores, guardamos los animales en los corrales, también guardamos todos los alimentos, verduras y suficiente agua, en caso de que tengamos que estar dentro del monasterio, confinados por varios días, previniendo un ataque del supuesto enemigo.

—Hermano, ¿ Que otras medidas han tomado para defender el monasterio?

Tomamos las medidas de seguridad que nunca hubiéramos deseado tomar... Bajamos a los subsuelos de la iglesia, donde están ocultas las reliquias que nos dejaron en custodia nuestros valientes antepasados, junto a las armas con la que defendieron con sus vidas, hace siglos, estos sagrados muros; Y siguiendo el ejemplo de ellos, cada hermano se armó con las espadas, lanzas y escudos que estaban en el lugar, para defender cada rincón del monasterio.

Yancar mira a los ojos del hermano que tenía frente a él y le dice. – Cuando la causa que uno va a defender es justa, no importa los medios que se empleen para defender esa causa... Además hermano, contamos con la bendición del Señor, que siempre apoya las causas justas.


Los chicos se introdujeron en el segundo túnel y comenzaron a caminar, guiándose por la débil luz de la linterna, el camino iba en descenso y por momentos se les tornaba difícil mantenerse en pie, a medida que descendían, se encontraban con la dificultades de tener que saltar grandes grietas en el piso rocoso, que no sabían que profundidad podían tener, o tomar por caminos zigzagueantes que en más de una oportunidad no conducían a ningún lado y tenían que regresar al lugar de partida.

— Esto es un laberinto. – Comenta Sebastián.

— No importa. – Dice Maxi — Tenemos que seguir adelante para encontrar la salida... Sigamos por ese ramal, que es el único que nos falta recorrer.

En fila india comenzaron el descenso por el nuevo camino.

—Agustín, que era el último comenta. – Este lugar está más oscuro, que la boca de un lobo.

—Maxi le responde. – No te quejes y seguí avanzando, que ya perdimos mucho tiempo dando vueltas inútiles.

—Eso es fácil para vos, que vas alumbrado con la lin... — No termino Agustín la frase, cuando lanza un grito de dolor.

—¿Qué te paso? – Grita Marilú asustada.

—Alguien me golpeo la cara con fuerza. – Explica Agustín masajeándose el rostro con la mano.

—Los chicos rápidamente se ponen en posición de ataque, mientras Maxi alumbra el lugar en busca del enemigo; La luz de la linterna recorre todos los rincones del lugar en busca del atacante, pero cuando se da cuenta quien había sido el causante, sin poderse contener, lanza una carcajada mientras señala una raíz que colgaba del techo del túnel. — ¡Allí tienes a tu contrincante, ten cuidado que no te vuelva a golpear!

Todos se ríen de la situación, menos Agustín, que un poco por la vergüenza y otro poco de bronca, toma la punta de la raíz con ambas manos mientras dice. — ¡Esta rama no le va a pegar a nadie más.

—Maxi dándose cuenta de cuál era la intensión de Agustín, le grita con fuerza. — ¡No lo hagas!

Pero ya era tarde, Agustín con un fuerte tirón arranco la rama que sobresalía del techo y junto con ella comenzaron a caer algunas piedras.

—Leandro, viendo que Agustín no se movía, lo tomo del brazo y con fuerza lo saco del lugar, justo en el momento que se producía un derrumbe, llenando de polvo todo el recinto.

—¡Qué bien que la hiciste Agustín!, ¿ Ahora por donde vamos a salir, si este túnel no tiene salida? – Pregunta Sebastián.

Leandro lo mira a Maxi que estaba por hablar y le dice imitándole la voz. — ¡Chicos sigamos adelante, hay que encontrar la salida! – Todos se miraron y se pusieron a reír por la ocurrencia.

Siguieron descendiendo por el túnel, sorteando diferentes peligros, hasta que llegaron a un punto del mismo, que como por arte de magia, se encontraba tenuemente iluminado por una fosforescencia verdosa que brotaba de las paredes e iluminaba todo el camino.

—¿De dónde sale, esa luz rara? – Pregunta extrañada Marilú.

—Es producto de alguna composición química, que está en la formación de la roca y la hace producir el efecto de fosforescencia... Pero da las gracias, porque esta luz nos favorecerá para encontrar más rápido la salida de este lugar. – Explica Maxi.

Y Maxi tenía razón, al no tener que luchar contra la oscuridad, pudieron sortear más fácil los obstáculos y caminar con mayor velocidad.

Cuando cansados de tantos esfuerzos y pensando que ya no iban a salir de allí, a lo lejos ven con gran alivio la boca de salida; No alcanzaron a dar un paso fuera del túnel, cuando se encontraron con una sorpresa, que los paralizo y a su vez los emociono.

Cuatro héroes para salvar el mundo

Подняться наверх