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El Club del Ferrocarril

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En 1890 la compañía británica de ferrocarriles, Central Uruguay Railway, adquirió 20 hectáreas en Peñarol, a 11 kilómetros de Montevideo. Era un área que se puede delimitar por los actuales caminos Casavalle, Edison y la avenida Sayago. La localidad tenía, mayoritariamente dedicados a la granja y a la agricultura, unos 3200 pobladores: 1900 orientales, 1000 italianos y el resto de otras nacionalidades. El lugar fue elegido para instalar el centro de operaciones de la empresa: talleres, depósitos, oficinas e incluso casas para los obreros y empleados de jerarquía. Así no solo se buscaba la comodidad de estos, sino también que estuvieran siempre a la orden.

El ferrocarril requería, además de capitales británicos, trabajadores de ese origen capacitados para las diferentes responsabilidades, desde el gerente hasta las duplas de maquinistas y fogoneros que conducían las locomotoras, pasando por los ingenieros, administrativos, contables, herreros, carpinteros y muchos otros oficios especializados. Eran los responsables de mantener el material rodante. También la empresa fabricaba vagones, salones de pasajeros y furgones, además de pequeños repuestos, y armaba y desarmaba locomotoras. Seguramente contaba en su plantilla con más de un centenar de ingleses, a los que se sumarían centenares de jornaleros no especializados, criollos o inmigrantes, como carboneros y peones para extender, mantener y reparar las vías férreas. Era por entonces tal vez la mayor empresa del país en número de trabajadores.

En esos momentos el fútbol hacía una década y media que se había popularizado en Gran Bretaña e incluso había sido adoptado por las empresas como escape, para atenuar las situaciones ríspidas facilitando diversión y esparcimiento a los trabajadores. En ese clima, una noche de la primavera de 1891, quince destacados empleados del Central Uruguay Railway, dos criollos y trece anglosajones, decidieron formar un club de críquet. Se reunieron en el centro de esparcimiento y aprendizaje de oficios construido por la empresa: el Centro Artesano. Nombraron presidente al representante de los accionistas británicos en Montevideo, el ingeniero Frank Hudson, e invitaron a unirse a otros empleados. De ese modo los socios fundadores del Central Uruguay Railway Cricket Club (CURCC), que nació formalmente el 28 de setiembre de ese año, llegaron a 118. Eran socios activos quienes trabajaban en la empresa y cooperadores los que no lo hacían. Dice la tradición oral que uno de los presentes en la asamblea fundacional pronunció una frase de reminiscencias bíblicas que se haría célebre: «Serás eterno como el tiempo y florecerás en cada primavera».

Se decidió rápidamente agregar la práctica de otros deportes. El 5 de mayo del año siguiente, luego de una asamblea en que se discutió qué nuevo sport cultivar, si rugby o fútbol, se optó por este último. John Mac Gregor fue designado capitán del team. Los colores elegidos inicialmente, naranja y negro a cuadros, marcaban inequívocamente las raíces ferroviarias.

Al poco tiempo se iniciaron las competencias con los clubes que practicaban football. En 1893 la esposa de Frank Hudson trajo de Inglaterra blusas, pañuelos y gorras con los colores del CURCC.

En 1894, con el apoyo de la compañía, se abrió una escuela pública en Peñarol. Entre sus alumnos, niños y adolescentes, surgirían pronto simpatizantes del conjunto de fútbol. A veces los acompañaba la propia directora, la legendaria María Vittori.

Orígenes y desarrollo del fútbol en el Uruguay

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