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PROVINCIAS Y DEPARTAMENTOS DESPUÉS DE LA CONSTITUCIÓN DE 1833

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El proceso de relacionar la representación política con el número de habitantes y el territorio culminó con la constitución de 1833. Ella estableció en su artículo 115 que el territorio se dividía en provincias; estas, en departamentos; los departamentos, en subdelegaciones, y las subdelegaciones, en distritos, a cargo, respectivamente, del intendente (artículo 116), del gobernador (artículo 117), del subdelegado (artículo 120) y del inspector (artículo 121)75.

Como el artículo 18 dispuso que los diputados se elegían por departamentos, fue necesario iniciar la división de las provincias, aunque sin establecer los límites de la mayor parte de ellos hasta después de 1850. Por otra parte, la elección de segundo grado de senadores y de presidente de la república requirió de electores. La elección de los electores de senadores se hacía por departamentos (artículo 25), al igual que la de electores de presidente (artículo 63), que se hacía en número triple al de diputados. Así, la creación de departamentos estuvo vinculada a la necesidad de establecer no solo la representación ciudadana al Congreso sino también la elección del Presidente de la República. Conviene subrayar que este proceso se realizó de manera espontánea a lo largo del siglo e impulsado por normas particulares y no como consecuencia de un plan general, que nunca existió76.

De las provincias creadas en 1812 y 1826 —Coquimbo, Santiago, Concepción, Aconcagua, Colchagua, Maule, Valdivia y Chiloé— conviene recordar las divisiones en departamentos que experimentaron. Coquimbo, que perdió una extensa parte de su territorio al formarse la provincia de Atacama, se dividió en los departamentos de La Serena, Combarbalá, Elqui, Ovalle e Illapel, cuyos límites se fijaron en 1855, 1864, 1853, 1851 y 1874, respectivamente. La provincia de Santiago se dividió en los departamentos de Melipilla y Santiago, con sus límites fijados en 1863 y 1833. Concepción fue dividida en siete departamentos: Concepción, Talcahuano, Chillán, Coelemu, Lautaro, Puchacay y Rere, con deslindes fijados en 1833, 1885, 1849, 1885, 1885 y 1886, respectivamente. Aconcagua quedó dividida en los departamentos de Putaendo, creado y delimitado en 1833, Petorca, La Ligua, San Felipe y Los Andes, cuyos límites fueron establecidos en 1888, 1858, 1854 y 1858, respectivamente. Colchagua quedó formada por los departamentos de Caupolicán, Curicó y San Fernando, que fueron deslindados en 1863,1847 y 1869. Maule se dividió en cinco departamentos: Linares, Parral, Cauquenes, Itata y San Carlos, con límites de 1885, 1863, 1859, 1854 y 1861. Valdivia fue dividida en los departamentos de Valdivia y Osorno, con límites establecidos en 1864 y 1863. Chiloé, por último, quedó formada por los departamentos de Ancud, Castro y Quinchao, todos delimitados en 1833.

Cuando la subdivisión del país comenzó a intensificarse, por variados motivos, entre ellos las rivalidades locales, fue imprescindible un conocimiento más pormenorizado del territorio. De ahí la importancia que para este propósito tuvo la cartografía elaborada por Claudio Gay y Amado Pissis.

Así, en 1833 se originó la provincia de Talca, nacida a consecuencia de la presión política ejercida por la elite de esa ciudad sobre el gobierno central. Con motivo de la aprobación de la Constitución de ese año no solo los representantes ante el Congreso José Ignacio Cienfuegos y José María Silva y Cienfuegos se negaron a suscribirla, sino que el cabildo se negó a jurarla mientras Talca continuara siendo un departamento de Colchagua. Por orden del ministro del Interior Diego Portales el intendente de esa provincia Pedro Urriola debió trasladarse a la ciudad de Talca para tratar de salvar ese rechazo. Ante el fracaso de la gestión, Portales se comprometió a lograr la creación de la provincia de Talca si era jurada la nueva constitución. El proyecto enviado al Congreso con tal propósito fue aprobado por ley de 30 de agosto de 1833. Su conversión en provincia le permitió a Talca tener representación parla-mentarla77. La nueva circunscripción incluyó la parte sur de la provincia de Colchagua, quedando su territorio comprendido entre los ríos Mataquito, Lontué y Colorado por el norte y el Maule por el sur78. Constó de un solo departamento, el de Talca, el que en 1847 definió sus límites.

En 1842 se creó la provincia de Valparaíso, con un sector de la provincia de Aconcagua y parte importante del territorio del noroeste de la provincia de Santiago, en atención a la magnitud del intercambio comercial alcanzada por el puerto, así como por su rápido crecimiento demográfico, estimado por entonces en unos 40 mil habitantes. El mismo año 1842 fue dividida en cuatro departamentos y se fijaron sus límites, siendo ellos Valparaíso, Quillota, Limache y Casablanca.

La provincia de Atacama data de 1843, y nació como respuesta al vertiginoso desarrollo de la minería y a la necesidad de no depender administrativamente de Coquimbo, lo que implicaba, entre otras cosas, que los mineros debían desplazarse hasta La Serena, capital provincial, para inscribir sus yacimientos. Junto con crearse la provincia con la parte norte de Coquimbo, se dividió en los departamentos de Copiapó, Vallenar y Freirina, cuyos límites se fijaron tardíamente en 1868, 1885 y 1885, respectivamente.

De 1848 es la provincia de Ñuble, nacida como consecuencia de la importancia agrícola del valle del río homónimo, así como de la localización estratégica de la ciudad de Chillán, punto de comunicación hacia el norte, sur y poniente de dicha área. Su creación corresponde a una provincia mediterránea formada por territorios que se le restaron al sector oriental a las provincias de Maule y Concepción. Posteriormente quedó formada por los departamentos de San Carlos y Chillán.

En 1852 se estableció la provincia de Arauco, paso necesario en la definitiva incorporación de la Araucanía al régimen de gobierno interior que imperaba en el resto del país. El ámbito físico de la provincia quedó circunscrito al área definida por los ríos Laja por el norte y Toltén por el sur. Dentro de él se determinó un sector denominado Territorio Fronterizo de la Provincia de Arauco, que limitaba al norte con el río Biobío y al sur con el río Toltén. La presencia de la cordillera de Nahuelbuta tuvo como consecuencia la instauración del Territorio de Colonización de Angol, área del departamento de Angol perteneciente a la provincia de Arauco. Dada sus especiales características de administración, quedó bajo la dependencia directa del Presidente de la República.

El mismo año 1852 se creó la Colonia de Magallanes, que comprendía desde el paralelo 47 de latitud sur hasta el cabo de Hornos, y en 1853 esta y Llanquihue, sustraída de la provincia de Valdivia, se convirtieron en territorios de colonización. Semejante estructura administrativa no estaba contemplada en la organización político-administrativa de la nación, pero permitió darle a esas regiones una dependencia directa del Presidente de la República, en especial por el carácter geopolítico y de colonización que tenían. Por ley de 22 de octubre de 1861 Llanquihue se transformó en una provincia con un amplio territorio, con sectores continentales e insulares situados entre el río Bueno por el norte y el paralelo 47° de latitud sur por el mediodía. Por el oeste se le añadió el sector costero desde el río Bueno hasta el canal de Chacao, que había sido de Valdivia y Chiloé. La provincia quedó dividida en los departamentos de Osorno, Llanquihue y Carelmapu79.

En 1865 nació la provincia de Curicó ante la solicitud de los pobladores de esa ciudad de dejar de ser un departamento de la provincia de Colchagua y cambiar de categoría, petición que contó con el apoyo del ministro del Interior de la época, Álvaro Covarrubias. Esto, además, podía solucionar la antigua rivalidad existente entre las ciudades de Talca y Curicó. Para su generación se le restó la parte sur a la provincia de Colchagua, y quedó formada por los departamentos de Curicó y Vichuquén. En 1873 se estableció la provincia de Linares en el territorio situado al este del departamento de Cauquenes de la provincia del Maule, consecuencia del importante desarrollo agrícola de las localidades de Linares y Parral. Fue también una provincia mediterránea formada por los departamentos de Parral y Loncomilla.

La provincia del Biobío, nacida en 1875, fue una expresión más del propósito gubernativo de fortalecer el proceso de colonización que impulsaba con fuerza en el sur del país. Quedó demarcada por el río Laja por el norte y el Renaico por el sur y formada por los departamentos de Nacimiento, Laja y Mulchén.

De este modo, al comenzar el octavo decenio del siglo XIX, el país contaba con 17 provincias y el Territorio de Colonización de Magallanes, dependientes del Ejecutivo a través de la extensa red formada por intendentes, gobernadores, subdelegados e inspectores, y sus funcionarios auxiliares.

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*Con la colaboración de Luis Velozo Figueroa.

1Claudio Donoso Zegers, Bosques templados de Chile y Argentina. Variación, Estructura y Dinámica. Ecología forestal, Editorial Universitaria, S.A., Santiago, 1998, p. 302.

2Valeria Maino, “Cambios en el paisaje rural de la zona central, 1840-1880”, en Academia Chilena de la Historia, Vida rural en Chile durante el siglo XIX, Santiago, 2001, pp. 240-242.

3Pablo Camus Gayán, Ambiente, bosques y gestión forestal en Chile. 1541-2005, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, LOM ediciones, Santiago, 2006, pp. 123-124.

4Donoso Zegers, op. cit., p. 294.

5Donoso Zegers, op. cit., p. 304.

6Maino, op. cit., p. 244.

7Maino, op. cit., p. 245.

8Maino, op. cit., pp. 252-253.

9Maino, op. cit., pp. 256-257.

10Maino, op. cit., p. 254.

11Claudio Donoso Zegers (Editor), Las especies arbóreas de los bosques templados de Chile y Argentina. Autoecología, Marisa Cuneo Ediciones, Valdivia, 2006, pp. 174 y 178.

12Camus Gayán, op. cit., pp. 131-132.

13Maino, op. cit., p. 249, nota 31.

14Maino, op. cit., p. 249.

15Sobre la alternancia de llanos y bosques y el predominio de estos en los cordones montañosos y en las quebradas, Camus Gayán, op. cit., pp. 54-69.

16Citado por Camus Gayán, op. cit., p. 84.

17Camus Gayán, op. cit., p. 90.

18Vicente Pérez Rosales, Recuerdos del pasado (1814-1860), Imprenta Barcelona, Santiago, 1910, pp. 406-407.

19Camus Gayán, op. cit., p. 122.

20Camus Gayán, op. cit., pp. 153-154.

21Camus Gayán, op. cit., p. 139.

22Camus Gayán, op. cit., pp. 140-141.

23Maino, op. cit., p. 246.

24Adriana E. Hoffmann J., Flora silvestre de Chile, zona araucana, Ediciones Fundación Claudio Gay, Santiago, 1997, p. 174.

25Luis Sada, La Quinta Normal y la enseñanza de la agricultura en Chile, Imprenta del Ferrocarril, Santiago, 1860, p. 82.

26Hernán Santis, Chile y su desarrollo territorial, Universidad de Santiago, Santiago, 1984, p. 20.

27Adolfo Ibáñez Santa María, “La incorporación de Aysén a la vida nacional, 1902-1936”, en Historia, 11, 1972-1973, p. 260.

28Antonio de Herrera, Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y tierra firme del mar océano, cuatro vols., Imprenta Real de Juan Flamenco, Madrid, 1601-1615.

29Sobre las expediciones hidrográficas británicas, Mateo Martinić, Historia del estrecho de Magallanes, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1977, pp. 86-91.

30Mateo Martinić, Última Esperanza en el tiempo, Ediciones de la Universidad de Magallanes, Punta Arenas, 1985, pp. 33-34.

31Martinić, De la Trapananda al Áysen, Una mirada reflexiva sobre el acontecer de la Región de Aysén desde la Prehistoria hasta nuestros días, Pehuén Editores, Santiago, 2005, p. 69; del mismo, Historia del estrecho, pp. 88-89.

32Martinić, De la Trapananda, p. 70.

33Martinić, Historia del estrecho, p. 92.

34Rafael Sagredo Baeza, “Ciencia, Estado, territorio y soberanía en el siglo XIX”, en Iván Jaksic y Francisca Rengifo, Editores, Historia política de Chile, 1810-2010, II, Estado y sociedad, Fondo de Cultura Económica Chile S.A., Santiago, 2017, pp. 161.

35Gabriel Guarda OSB, Nueva historia de Valdivia, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2001, p. 614.

36Sagredo Baeza, op. cit., pp. 160-161.

37Sobre las cuatro importantes campañas de Simpson, Sagredo Baeza, op. cit., pp. 162-167.

38Martinić, Historia del estrecho, p. 92.

39Mateo Martinić, La Tierra de los Fuegos, Artegraf Ltda., Punta Arenas, 1982, pp. 28-30.

40Sobre el ingeniero geógrafo Lozier, cfr. Jean-Pierre Blancpain, Francia y los franceses en Chile (1700-1890), Hachette, Santiago, 1987, pp. 83-84, quien lo incluye entre los estafadores franceses que llegaron a Chile en los años iniciales de la república.

41El artículo 1° del contrato expresa que “se obliga a hacer un viaje científico por todo el territorio de la República en el término de tres años y medio, con el objeto de investigar la Historia Natural de Chile, su Geografía, Geología, Estadística y cuanto contribuya a dar a conocer las producciones naturales del país, su industria, comercio y administración, y presentar al Gobierno, en el término de cuatro años por medio de una comisión que inspeccione sus trabajos”. En el punto 2° de dicho artículo se alude al contenido de “La Geografía física y descriptiva de Chile, con observaciones sobre clima y temperatura de cada provincia; adornada de cartas geográficas de cada una, y de láminas de vistas y planos de las principales ciudades puertos y ríos”, en Carlos Stuardo Ortiz, Vida de Claudio Gay, 1800-1873, I, Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina, Editorial Nascimento, Santiago, 1973, pp. 91-93.

42Rafael Sagredo, “De la historia natural a la historia nacional. La historia física y política de Claudio Gay y la nación chilena”. Estudio introductorio a Claudio Gay, Historia física y política de Chile, Cámara Chilena de la Construcción, Pontificia Universidad Católica de Chile, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Santiago, 2007, pp. xxi-xxxi.

43Martinić, De la Trapananda, p. 69.

44Cabe hacer presente que el notable trabajo de Claudio Gay culminó en 1864, con 30 tomos: dos de documentos, ocho de historia, ocho de botánica, ocho de zoología, dos de agricultura y dos del atlas.

45José Ignacio González, “Primeros levantamientos cartográficos generales de Chile con base científica: los mapas de Claudio Gay y Amado Pissis”, en Revista de Geografía Norte Grande, 2007, N°38, p. 34.

46Sagredo, “De la historia natural”, p. liv.

47Ernesto Greve, Don Amado Pissis y sus trabajos geográficos en Chile, Imprenta Universitaria, Santiago, 1946, pp. 40-41.

48José Ignacio González Leiva y Belisario Andrade Johnson, introducción a Amado Pissis, Geografía Física de la República de Chile, Cámara Chilena de la Construcción, Pontificia Universidad Católica de Chile, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Santiago, 2011 p. xxxi, nota 26.

49El levantamiento de Amado Pissis tuvo defensores y detractores; entre los primeros se encuentra José Toribio Medina y entre los segundos Alberto Edwards, quien afirmó que tuvo sin merecerlo una influencia considerable desde su publicación, en desmedro de otros esfuerzos. Su crítica la fundó en que las personas familiarizadas con el mapa de Pissis, como Alejandro Bertrand, opinaban que en los detalles fue inferior al de Gay y que la triangulación geodésica era deplorable. Cfr. Alberto Edwards, “Un nuevo mapa para Chile”, RChHG, 1, 1911, pp. 49-70.

50González Leiva y Andrade Johnson, op. cit., p. xvi.

51Guillermo E. Cox, Exploración de la Patagonia Norte. Un viajero en el Nahuel Huapi (1862-1863), Ediciones Continente, Buenos Aires, 2006, pp. 34-35.

52Gabriel Guarda OSB, Cartografía de la colonización alemana. 1846-1872, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 1982, pp. 17-27.

53Zenobio Saldivia Maldonado, La Ciencia en el Chile Decimonónico, Ediciones Universidad Tecnológica Metropolitana, Santiago, 2005, p. 154.

54Jorge Pinto Rodríguez, “Ignacio Domeyko, Viaje a la Araucanía en el año 1845 y otros documentos sobre la frontera”, estudio introductorio a Ignacio Domeyko, La Araucanía y sus habitantes, Cámara Chilena de la Construcción, Pontificia Universidad Católica de Chile, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Santiago, 2010, p. xv.

55Saldivia, op. cit., p. 163. Un ameno relato de la expedición de Philippi en Benjamín Vicuña Mackenna, El libro de la plata, Imprenta Cervantes, Santiago, 1882, pp. 325-363.

56J. M. Gilliss, The U. S. Naval Astronomical Expedition to the Southern Hemisphere during the years 1849-’50-’51-’52, dos vols., A. O. P Nicholson, printer, Washington, 1855.

57George Chaworth Musters, Vida entre los patagones, Septiembre Ediciones, Santiago, 2014.

58Martinić, Última Esperanza, pp. 44-51.

59Martinić, De la Trapananda, p. 85.

60Roberto Querejazu Calvo, Guano, salitre, sangre. Historia de la Guerra del Pacífico, Editorial Los Amigos del Libro, La Paz-Cochabamba, 1979, pp. 4-5.

61Abundó en este punto Miguel Luis Amunátegui en La cuestión de límites entre Chile y Bolivia, Imprenta Nacional, Santiago, 1863, p. 61 y ss.

62Jaime Eyzaguirre y Fernando Silva, “Nuevos testimonios de la jurisdicción del reino de Chile en el desierto de Atacama”, en Historia, 5, 1966, pp. 191-192.

63Amunátegui, op. cit., p. 125.

64María Carolina Sanhueza, “La primera división política-administrativa de Chile, 1811-1826”, en Historia, 41, II, p. 450.

65SCL, VII, pp. 68-69.

66SCL, VII, pp. 197-198.

67Constitución de 1823, artículo 190 y siguientes, en Luis Valencia Avaria, Anales de la República, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1986, Primera parte, p. 139 y ss.

68Sanhueza, op. cit., pp. 449-450.

69Sanhueza, op. cit., p. 480.

70SCL, XII, p. 241

71SCL, XII, p. 431.

72Joaquín Erlbaum Thomas, El federalismo en Chile, 1826-1827, Memoria de prueba para optar al grado de licenciado en Derecho, Escuela de Derecho, Universidad Católica de Chile, Santiago, 1964, inédita, pp. 30-33.

73Valencia Avaria, op. cit., Primera parte, p. 153.

74Valencia Avaria, op. cit., Primera parte, p. 158.

75Valencia Avaria, op. cit., Primera parte, pp. 190-191.

76Rafael Sagredo Baeza, José Ignacio González Leiva y José Compan Rodríguez, La política en el espacio. Atlas histórico de las divisiones político-administrativas de Chile. 1810-1940, Instituto Geográfico Militar, Pontificia Universidad Católica de Chile, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Santiago, 2016, p. 22.

77Gustavo Opazo Maturana, Historia de Talca, 1742-1942, Imprenta Universitaria, Santiago, 1942, pp. 262-263.

78 Sagredo, González y Compan, op. cit., p. 30.

79Sagredo, González y Compan, op. cit., p. 32.

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