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[Ciudad de México] enero de 1941

Todas las experiencias occidentales son individuales: Novalis (novia muerta), Nerval (Aurelia muerta), Baudelaire (sin mujer), Rimbaud (sin mujer). Incluso Bécquer (separado).

Es decir, la vida producía este fenómeno de este modo, apoyando el acento de lo absoluto en la ausencia del otro término de la dualidad, como en los místicos, para que esto quede enteramente planteado en el terreno de lo subjetivo del yo. Se ha realizado una abstracción del individuo de la realidad exterior para sumirle en la interior, donde los dos términos de la dualidad, Dios = hombre, yo = tú, juegan por el laberinto del cerebro y se resuelven teó­ricamente.

Es este un proceso que acaba en la muerte. Un proceso trágico de anonadamiento. No tiene otra salida. El término de dualidad está llamado a morir inevitablemente, como está llamada a morir la civilización occidental de que es un reflejo.


Mas en esta otra orilla todo es distinto. El problema se plantea de modo diverso (por lo que me toca, Guite apareció precisamente en el momento en que en otros desaparece la mujer). Hay algo, la mujer en todo su significado, que establece el contacto con la realidad a la que hay que volver después del largo viaje.


La experiencia poética no es absoluta sino relativa.

Noche apariencia. Realidad = hacer.

Dice[n] que la conciencia del poeta reproduce el fenómeno de emanación de la conciencia universal… Está comprendido en una idea de tiempo, sin cuarta dimensión. Hipótesis falsa. [En el margen izquierdo, una línea ­ilegible, a la que sigue:] sino en los otros y que en cuanto instrumento de proceso tiene como finalidad inmediata la reversión sobre lo demás, ampliar la conciencia.

Diario del Nuevo Mundo

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