Читать книгу Milo y sus Amantes - Juan Manuel Avigo - Страница 10

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Los tres despiertan al amanecer del siguiente día con la luz del sol dándoles en la cara. Se desperezan rápidamente y vuelven a sentir el fervor de la noche pasada. Luego de darse los buenos días Milo, ya totalmente despreocupado, se pone a pensar en cómo va a ser su vida a partir de ahora “Lo primero es ir a casa de mis padres para presentar a las chicas y mostrarles mi nueva vida, y después... hay Dios mío, ¿qué hice...?, después... buscar la forma de recuperar mi alma...”, y con esto último la pesadumbres de la culpa vuelve a sentirse en el pecho. El hombre dice “Chicas, he sido muy malo”, “¿Qué sucede?” le pregunta Alexandra un poco preocupada y Tatiana hace fuerza para resistirse y no leerle la mente. “Poco antes de conocerlas a ustedes abandoné a mis compañeros bajo las garras de un fiero dragón y me temo que él los ha matado a todos, se supone que yo debería haber muerto con ellos...”, Tatiana chasquea la lengua contra los dientes y le responde “Un dragón es una criatura MUY poderosa, si huiste es porque no tenías opción, de hecho tus amigos deberían haber hecho lo mismo creo yo, no te culpes por eso”, “Eso no es todo...” dice Milo, “A cambio de tenerlas a ustedes y éstas cosas yo... vendí mi alma al efrit, ¿qué va a ser de mi?”, esta vez es Alexandra quien responde “Ya lo sabemos, y te lo agradecemos profundamente porque si no fuera por ello jamás te habríamos conocido”, “Pero, ¿ustedes no extrañan su hogar?” pregunta el joven, a lo que ambas le responden “Nuestro hogar eres tú, nosotras fuimos creadas por el efrit, no venimos de ningún lado”, Milo se queda atónito por la respuesta pero al mismo tiempo siente alivio de que así sea, y luego pregunta “¿Acaso conocen alguna manera en que pueda recuperar mi alma? yo quiero ir al Cielo cuando muera”, Alexandra le contesta “Para entrar al Cielo deberás ganar muchos puntos positivos de karma haciendo grandes buenas acciones”, y Tatiana agrega “Y para recuperar tu alma... ¡solo debes derrotar al efrit!” giñándole el ojo. Entonces Milo sintiendo una carga muy fuerte sobre sus espaldas, lo medita unos segundos y dice “Está bien, dedicaré mi vida a hacer grandes acciones para mejorar mi karma, con la ayuda de ustedes seguro podremos lograrlo y también vendrán conmigo al Cielo... pero para recuperar mi alma debo derrotar al efrit dicen... ¿no se supone que él es muy poderoso?”, y Tatiana le responde “Oh si, si, el efrit es MUY fuerte. Vas a tener que entrenarte durísimo y armarte de un arsenal de artefactos mágicos para siquiera empezar a soñar con derrotarlo... ¡pero poder se puede!”, “Ya veo” dice Milo nuevamente apesadumbrado y ambas mujeres sienten lástima por él y le abrazan dándole calor.

“Es hora de partir” dice el joven, “Las voy a llevar a conocer a mi familia y mientras tanto pensaremos qué buenas acciones podemos hacer”, ambas chicas asienten con la cabeza. Milo descarga las alforjas de los camellos, toma los elementos necesarios y el poco dinero del que dispone y los carga en la alfombra, luego libera a los camellos de sus riendas y sogas y los deja ir a donde deseen imaginando que pueden manejarse solos ya que son animales adaptados al desierto. Se sienta sobre la alfombra voladora y, controlándola con el deseo como si fuera parte de su cuerpo, ésta se eleva unos metros sobre el suelo y comienza a avanzar hacia el norte donde está su hogar, las chicas le siguen levitando junto a él. Milo les pregunta “¿Se cansan de volar?”, y ambas le responden “¡No!” y se miran sonriéndose en complicidad.

Durante el viaje las chicas le preguntan cómo es su familia y el les responde “Mis padres son muy amables y trabajadores, tienen una posada en la ciudad Gamelin, estoy seguro de que les sorprenderá verlas conmigo, en el buen sentido, les van a agradar se los aseguro”. Continúan avanzando a gran velocidad por el desierto junto a las montañas durante todo el día hablando de diversos tópicos. Ya son cerca de las siete de la tarde y el sol está por ocultarse cuando debajo de ellos ven un grupo de soldados elmon marchando haciendo quién sabe qué, elevan la altura por las dudas y los hombres se frenan y se les quedan mirando silbándoles. Mientras tanto el trío va discutiendo qué posibles buenas acciones llevar a cabo, Milo opina “Podríamos salvar aldeas en peligro”, luego Alexandra “Esa es una buena idea, ¿acaso conoces aldeas en tal estado?”, “No pero podemos averiguarlo”, y Tatiana dice “Si, es buena idea pero... primero deberías entrenarte para ser más fuerte, he detectado tu nivel de poder y es bastante bajo ji ji ji”, “¡Oye! eso no tendrá doble sentido, ¿verdad?” le contesta Milo mirándola con fiereza, “Oh no, no, mi sentido del humor no va sobre esos temas, no te preocupes” y se hace la distraída, el joven intenta no perder los estribos y hace fuerza para calmarse y piensa “Okey, voy a entrenar duro, ya veo que no tengo salida” y trata de que se le ocurran maneras de entrenarse sin dinero ya que no posee casi ningún ahorro. Milo observa unas rocas sueltas sobre la montaña y le dice a sus nuevas mujeres “Síganme, vamos a empezar con el entrenamiento”, y aterrizan al costado de las rocas. Las chicas lo miran con curiosidad y él les explica “Hoy voy a empezar por entrenar mi fuerza”, se agacha en cuclillas y levanta una roca de aproximadamente veinte kilos, la eleva sobre su cabeza y la comienza a levantar y bajar “Esto es para tener más fuerza en mis hombros” y continúa así un rato, luego se pone a hacer abdominales y flexiones de brazos entre otros tantos ejercicios comunes, después se dirige a una gran roca de quién sabe cuántos kilos e intenta empujarla haciendo uso de toda su fuerza pero apenas logra moverla un milímetro, Tatiana está tentada de decirle “¡Te falta mucho!” pero se contiene porque no quiere desanimarlo, entonces Milo cambia de ejercicio y levanta una roca de unos treinta kilos y se pone a hacer sentadillas y zancadas para entrenar las piernas... se siente algo ridículo haciendo esas cosas en frente de sus nuevas novias pero en su fuero interno realmente quiere ser más fuerte, como guerrero es su objetivo alcanzar la maestría y si se puede más aun, y por ahora las rocas son lo único que tiene a mano. Milo continúa entrenando durante horas hasta que se hacen eso de las diez de la noche y frena exhausto. Sigue sintiéndose medio ridículo y no quiere hablar, por lo que se dirige a la alfombra y busca algo de comida y agua y se sienta a consumirlas. Las chicas le intentan animar pero lo único que logran es avergonzarlo aún más, así que deciden dejarlo tranquilo y se ponen a volar en círculos divirtiéndose entre ellas, para cuando descienden Milo ya está durmiendo sobre la alfombra. Alexandra lo mira cariñosamente y le arroja un hechizo de sueño en el que le hace sentirse poderoso para inspirarlo y se “acuestan” a dormir levitando en el aire junto a él.

Al siguiente día, realmente inspirado por el sueño que tuvo, decide que va a viajar lo que queda del desierto, básicamente un día más, meditando entrenando su mente sin hablar. Se posiciona sobre la alfombra, que avanza sola, de piernas cruzadas y apoya sus antebrazos sobre ellas, cierra los ojos y se pone a pensar en situaciones de peligro y cómo afrontarlas con total calma, también piensa en la paz y armonía de la naturaleza y en cómo ser un mejor hombre. Y así pasa el resto del día sin dirigirles la palabra a ninguna de las dos que van junto a él algo confundidas y por momentos preocupadas por su salud mental.

El tercer día de viaje llegan a las praderas verdes de la gente asper, y ya más comunicativo les cuenta sobre sus tierras natales y también les hace alguna que otra broma para no estar en completa seriedad. A eso del mediodía se baja de la alfombra y comienza a trotar junto a ella mientras Alexandra la controla para entrenar su resistencia a la fatiga, lo hace durante horas apenas descansando, eso se le da muy bien. Hasta que decide que es suficiente y se vuelve a subir a la alfombra y le pide a las chicas que se sienten junto a él para contarles historias y aventuras vividas. Trata de no tocarlas ni mirarlas para no tentarse sexualmente con ellas, siente que no es el momento aún. Las chicas van tranquilas y le escuchan con atención ya que las aventuras son realmente interesantes y Milo sabe darles un toque dramático para acentuar las emociones.

Y así pasan los días lentamente en paz y tranquilidad mientras Milo entrena todo lo posible las distintas áreas y atributos de su cuerpo y mente. Las gentes que los ven se sorprenden notablemente de las mujeres y la alfombra voladora pero el joven hace lo posible por ignorarlos, no quiere ningún contacto humano hasta que arribe a lo de sus padres y tenga las ideas bien claras. Hasta que finalmente llegan, durante la noche, a la ciudad Gamelin. Se dirigen directamente a la posada de los padres de Milo, quien tras enrollar la alfombra abre la puerta principal y entra con sus chicas junto a él “¡Madre, padre, he llegado!”, ambos padres entran en la habitación con celeridad y se detienen en seco sorprendidos y con los ojos bien abiertos como si no pudieran creer lo que ven al notar a las mujeres ángel y súcubo, Milo les mira con una gran sonrisa.

Milo y sus Amantes

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